martes, 27 de abril de 2010

In Memoriam: Ismael Balido Pérez

8 ¡TOME LA PALABRA!


por Carlos Valiente Romero / Histórica ciudad de Tampa, Florida / 26 de abril del 2010

"El Señor me ha enseñado lo que es bueno... ¿y qué pide el Señor de mí? El que haga justicia, el que ame bondad... y el que camine humilde con mi Dios" (Miqueas 6:8).

Entre los mas entrañables recuerdos que guardo de mi niñez fue el haber compartido nuestro diario quehacer con la familia tan querida de Ismael Balido Pérez, sus padres y hermano. Nuestras humildes viviendas de la calle 2 entre 9 y 11, Santiago de las Vegas, eran prácticamente una sola, con la única separación de un tabique de madera.

Allí nos unió más que la alegría de los tiempos buenos... las tristezas e inseguridades de los tiempos malos, cuando nuestros padres perdían sus trabajos, cuando la enfermedad nos hacía mella... y la fatídica muerte de uno de nuestros seres queridos llegaba.

Nuestras madres Irma y Nana, ambas en su tiempo modestas despalilladoras de la Cuban Land, se hicieron inseparables hermanas hasta el final de sus vidas. Y así igualmente fue la hermandad de Ismael con nosotros hasta el desenlace inesperado de su desaparición.

1989: Nana, Irma e Ismael en Miami. 
Románticos del ideal fuimos ambos en nuestros años mozos, parte de una generación que como otras muchas anteriores a la nuestra, luchó incansablemente en todos los empeños y tareas del patriótico e inolvidable Centro de Instrucción y Recreo, institución santiaguera que en sus 78 años de vida jugó desde su fundación un trascendental papel en el desarrollo socio-cultural de nuestro pueblo y fue siempre ejemplo de la íntima fraternidad existente en aquel Santiago tradicional y modesto, fragua espiritual donde se forjaron tantos hombres de bien.

Después la vida como a otros muchos nos deparó el exilio de aquél nuestro pueblo querido en donde dejamos todo aquello que idolatrábamos y habíamos construido... Ismael, luchador incansable, hombre de amigos, nos precedió en la gran aventura que significaba el tránsito con nuestras familias por la España europea y lejana de nuestros antepasados y desde allí sin fallar nos ayudó y guió con gran certeza en todos los desafíos que tuvimos que enfrentar, y que gracias a sus inolvidables y sabios consejos pudimos superar en tiempo récord.

La vida ha pasado y más de cuatro décadas nos separan de aquellos extraordinarios días... y es ahora que, desde hace varios años, un nuevo empeño nos vuelve a juntar a Ismael, hecho que surge desde el preciso momento que nace en el seno de su nostálgica familia la idea de rescatar la historia ilustrada de un pueblo cubano... nuestro querido Santiago de las Vegas... aquel Santiago de ayer... y de siempre.

Hasta aquí nuestros recuerdos de mi gran amigo y hermano Ismael Balido Pérez, cuya memoria hoy más que nunca hace valedero aquel célebre pensamiento de nuestro José Martí: "Amigo... Amigo es más que Hermano", y así es y será por siempre hasta que nos volvamos a ver.

lunes, 26 de abril de 2010

Luctuoso aniversario: Ismael Balido

11 ¡TOME LA PALABRA!

Hoy 26 de abril del 2010 a las 11 de la noche se cumple un año desde el inesperado fallecimiento de nuestro querido co-fundador Ismael Reynaldo de la Concepción Balido Pérez (1931-2009; a la derecha, con su esposa Consuelo), quien dedicó los últimos años de su vida a rescatar nuestro pasado Municipal.

Fue Ismael un hombre del siglo XX, producto de una época en que la palabra de un hombre valía más que el oro; e Ismael hasta su último día mantuvo aquellos valores que aprendió en el augusto Centro de Instrucción y Recreo: aquella disciplina, caballerosidad y rectitud de carácter que caracterizaba lo mejor de la sociedad santiaguera de aquella dorada época.

Fue Ismael, sin embargo, un hombre también del siglo XXI, aprendiendo por el bien de nuestro querido Santiago de las Vegas en Línea a manejar las últimas tecnologías con un brío y destreza que algunos más jóvenes que él quizás envidiarían.

Si hoy viviera, seguro nos diría lo mismo que dijo hace ya más de dos años, cuando este sitio apenas cumplía seis meses de existencia:
Todos los que vivimos esos años de oro somos historiadores de Santiago de las Vegas.

Todos, y cada uno. Porque todos tenemos memorias que nadie más tiene. Tenemos el deber cívico de participar en este proyecto que no nos cuesta nada, pero sí nos da mucho: nosotros somos el único eslabón entre lo que fue nuestro pueblo, y las generaciones de santiagueros aún por venir; generaciones que, si no actuamos hoy, desconocerán el pueblo limpio, culto y progresista que fue Santiago. Si no nos motivamos hoy, ahora mismo, a buscar fotos viejas y a escribir nuestros recuerdos, esta historia se perderá el día que faltemos. Piénselo bien: si usted quiere Santiago, si usted quiere que nunca se olvide lo que fue nuestro pueblo, éste es el máximo tributo que le puede rendir.
Por Ismael. Por los que viven hoy, y no quieren olvidar, o los que nunca conocieron. Y por aquéllos aún por venir, le exhortamos una vez más a que abra sus baúles físicos y mentales y contribuya sus viejas fotografías, documentos y recuerdos a este proyecto, único en toda Cuba, que promete perpetuar el rico pasado de Santiago de las Vegas.

Descansa en paz, querido padre, esposo, amigo y santiaguero.
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Para el que no lo conoció, como para el que no lo olvida, un breve video de la vida y familia de Ismael, preparado en ocasión de sus Bodas de Oro, abarcando el período desde su infancia hasta los primeros años en Miami:


sábado, 24 de abril de 2010

El fantasma y tesoro del Coronel Juan Delgado

6 ¡TOME LA PALABRA!

por Jorge Marrero Martínez / Miami, Florida

Fue sin lugar a dudas el Coronel del Ejército Libertador Juan Delgado el más aguerrido mambí de la provincia de La Habana. Su arrojo y valentía sólo tienen un parangón en el osado rescate del Brigadier Julio Sanguily organizado por el camagüeyano Ignacio Agramonte — con mayor respaldo, por cierto, que el Coronel Delgado.

Durante unos cuantos años vivió en mi cuadra, Prolongación de la calle 17 entre 0 y Avenida de la Independencia, Reparto Lídice, una sobrina del Coronel. No recuerdo bien quién era su padre, si Ramón o Donato, pero nos hicimos muy amigos y ella me refería anécdotas de sus tíos y padre, a los que conoció de muy niña.

Siempre he sido un aficionado a la Historia, y en especial la de nuestra Patria, y apoyándome en ello, un día le pregunté a ella qué conocía de las apariciones fantasmas de su tío, y de la leyenda que él buscaba a una persona para decirle el secreto del tesoro enterrado. Se dice que eran 12 tinajas o tubos de barro llenos de doblones de oro, en la zona de Santiago, dispuestos en un gran triángulo con su cabeza comenzando en lo que fuera la finca (abajo) de su tío Don Pedro Pérez (fiel custudio de los restos de Maceo y Gómez Toro), extendiéndose a la derecha hasta lo que fue el Polvorín, que estalló cerca del Cacahual en los años 20, y a su izquierda hasta la finca de los Jiménez en la calle 8, hoy Reparto Especial. Su base descansaba a lo largo de la calle 17 esquina a 8, hasta la Prolongación de 17 y Avenida de la Independencia. Dentro de la base se abarcaban dos ceibas, la de la calle 17 y la otra dentro de lo que fueran los límites de la Seyle, en la calle 0.
1896: El ápice del triángulo del tesoro de Juan Delgado, la finca de su tío Pedro Pérez en la loma del Cacahual, vista aquí en los días que en ella se velaron los restos de Maceo y Gómez Toro.
Ella decía que siempre le había gustado vivir cerca de las dos ceibas. Creo que murió en la calle 0 esquina a 17, casi a 50 metros del más oriental de los árboles… esperando la aparición de su tío el Coronel, pero me parece que nunca la vio.
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Nota del Editor:
El historiador municipal de mediados del siglo XX Francisco Fina García, en su obra Tradiciones y Leyendas, también habla de las leyendas del fantasma del Mambí de la Ceiba y del Tesoro de Juan Delgado.

viernes, 23 de abril de 2010

Juan Delgado, héroe de Santiago:
112 aniversario de su muerte

4 ¡TOME LA PALABRA!

Juan Delgado, aquel insigne mambí a quien la Historia le deparara la noble misión de rescatar los cadáveres de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro de la manigua cubana, evitando así su profanación por las tropas españolas, muere a su vez el 23 de abril de 1898, hace hoy 112 años. El abogado, poeta, escritor e intelectual santiaguero Gabriel Gravier, en su discurso "Juan Delgado: el Héroe de Santiago", leído en una velada conmemorativa el 24 de febrero de 1943 en los salones del Centro Obrero (pulse en el enlace arriba para leer el texto completo), nos explica cómo fue:
Estando el coronel Juan Delgado vivaqueando en la finca "Pastrana" cerca del lugar donde cayera Maceo, confiado en un armisticio propuesto por el General en Jefe del Ejército Español, don Ramón Blanco, por sorpresa fue abatido víctima de una celada, junto con sus hermanos Ramón y Donato, fieles y valerosos como él, cuando sólo llevaba unos 12 hombres. Lo asesinaron los verdugos de la tiranía. Y en tal forma se ensañaron sobre el valeroso jefe mambí, que, llevado al Cementerio de El Cano, casi era imposible identificarlo.

¡Tenían que abatirlo así, cobardemente, concentrando contra él fuerzas en proporción de 1 a 20, cuando no podía esperarse que un ejército por muy cobardes que fueran sus procedimientos, apelara a la emboscada artera violando un pacto de armisticio y en momento en que Juan hacía la ofrenda de unas flores a una dama que era cubana aunque hija de español!

La manera en que lo abatieron da la patente del terror que inspiraba.

Para resumir me amparo en la frase del doctor Benigno Souza, quien refiriéndose al Generalísimo, afirmó que: ERA UN HOMBRE.

Y Juan Delgado no era más que eso, un hombre del calibre y reflejo de Máximo Gómez.
El fundador y jefe del Regimiento de Caballería “Santiago de las Vegas”, cuya marmórea efigie y nombre adornan la antigua Plaza del Mercado frente a la iglesia parroquial, deja tras de sí una estela de cuentos y leyendas, algunos de los cuales hemos publicado en este sitio: entre ellos, el del Mambí de la Ceiba, aparición espectral atribuida a Juan Delgado, y el del Tesoro de Juan Delgado. Si desea profundizar en el tema, puede leer además "Juan Delgado: Héroe de San Pedro", reseña de la monografía escrita por el Dr. Eladio J. González Ramos y publicada por "Ediciones del Centro de Instrucción y Recreo" en 1953. Para concluir, lo invitamos a leer la noticia que publicó el New York Times el 6 de mayo de 1898 sobre su presunta muerte (en inglés).

Se cuenta que, aún siendo de Bejucal, este héroe campesino amó tanto nuestro pueblo, que en plena batalla se identifica con las inmortales palabras: "Soy Juan Delgado, de Santiago de las Vegas". Y Santiago de las Vegas, a 112 años de su muerte, aún lo recuerda y agradece el máximo sacrificio que ofreció por la libertad.

martes, 20 de abril de 2010

Documental: En el Cacahual, el 50 aniversario de la caída de Maceo y Gómez Toro

10 ¡TOME LA PALABRA!

En la más cubana de las lomas, el Cacahual de Santiago de las Vegas, descansan los restos mortales del Titán de Bronce Antonio Maceo y Grajales y su ayudante Panchito Gómez Toro, héroes sin paralelo de la lucha por la independencia de Cuba. En 1946, al cumplirse los 50 años de su trágica muerte, acuden al Cacahual distinguidos cubanos a honrar a estos dos máximos ejemplares de amor patrio y valentía, entre ellos el Presidente de la República, Ramón Grau San Martín, el General Enrique Loynaz del Castillo... y el intelectual escritor y poeta santiaguero Francisco ("Panchito") Simón Valdés (a la izquierda del general en el video).

Hoy nos complacemos en ofrecerle un breve video documental de esta solemne ocasión, donde apreciamos tanto el valor histórico y sentimental de la misma, como la insólita oportunidad de ver el valle de Santiago de las Vegas hace más de 60 años en la lejanía.


Nuestro agradecimiento a Carlos Valiente Romero, quien halló este tesoro en Internet.

[Le rogamos disculpe la banda sonora, que no consideramos apropiada para la ocasión.]

domingo, 18 de abril de 2010

Hay vistas que tumban... canarios

7 ¡TOME LA PALABRA!

por Leonardo Gravier / Coral Gables, Florida

Este relato del viejo Santiago de las Vegas me lo contó mi muy querido primo y admirado maestro en la Escuela Intermedia, el Dr. Leonides Cremata (el Yoni).

Se trataba de cómo alguien, con vista fulminante, había privado a Carlos Facio de su precioso canario.

Carlos Facio era un zapatero de origen italiano que tenía su taller frente al café de Celestino Estrada, al lado del Centro de Instrucción y Recreo, por la calle 4. Yo lo conocí puesto que era muy amigo de mi padre y muy sociable con clientes y vecinos. Un día alguien le regaló un bello canario con todo y su jaula. Era amarillo como una lima y cantaba como una flauta celestial. Carlos estaba encantado con su canario y lo cuidaba como “oro molido”; muchos se paraban a la entrada de la zapatería para oír a aquel prodigioso canario.

Un día llegó alguien – no se cuenta quién fue – y comenzó a alabar al canario y a mirarlo fijamente, como se mira un eclipse. Después de celebrarlo mucho y de mirarlo más se marchó.
Década del 1950: el autor (al centro, camiseta blanca). A la extrema derecha, el Dr. Leonides Cremata; el segundo de la izquierda, Eusebín del Amo.

Al día siguiente, cuando Carlos Facio fue a atender a su canario, estaba éste muerto colgando del palito de la jaula donde se posaba, y con sus paticas engarrotadas. Decían que el pobre pajarillo había sido víctima de la vista maléfica de su admirador. Muchos amigos de Carlos Facio se consternaron con la muerte del canario y el disgusto de su dueño.

De ahí, me contaba Leonides Cremata, que cuando alguien miraba mucho a lo que más tarde salía mal, le decían “lo dejaron como el canario de Carlos Facio”.

miércoles, 14 de abril de 2010

La era del automóvil en Santiago de las Vegas y los primeros expendios de gasolina

4 ¡TOME LA PALABRA!

por Raúl Rodríguez Vega

Cuando aparecieron los primeros automóviles en nuestro pueblo, también fueron surgiendo los negocios necesarios para su funcionamiento.

Fue a principios de los años 30 del siglo pasado que se crearon los primeros expendios de gasolina. En esa época el despacho y las medidas para el combustible eran mediante jarras y cubetas y se utilizaban embudos para surtir los carros. La Shell y la ESSO eran las marcas que casi exclusivamente operaban entonces.

Uno de los iniciales expendios que fueron establecidos en nuestro pueblo estaba ubicado en la esquina de 2 y 1, regenteado por “Lito” Blanco; otro estaba situado en la esquina de 17 y 10 y era capitaneado por Benjamín López; y el último y mas céntrico fue el que estableció el prestigioso comerciante y más tarde prominente banquero Don José Garrigó y Artigas en el portal de su famosa ferretería en la esquina de la calles 13 y 4, y que en aquellos primeros tiempos era atendido por sus entonces jóvenes hijos. 
Circa 1930 - Imagen del expendio de gasolina y venta de productos automovilísticos establecido por el prestigioso comerciante y más tarde prominente banquero, Don José Garrigó y Artigas en el portal de su acreditado negocio de ferretería situado en la céntrica esquina de las calles 13 y 4 de nuestra ciudad, donde operó hasta principios de los 1940 como agente autorizado de los productos Shell, así como distribuidor calificado de las piezas para autos de la Ford Motor Company.

En la imagen tomada alrededor de 1930 aparece de pie junto a la columna cercana a la "bomba de gasolina" el Sr. Faustino Garrigó Artigas, y junto a él, de pie, una persona desconocida.

A continuación y aproximándose por la acera vemos con traje y sombrero al Sr. José (Pepe) Garrigó Artigas, quien lleva un libro bajo el brazo; le sigue un desconocido de pie junto al automóvil Ford Modelo T, muy popular por muchos años despues de su invención.

Al mismo tiempo observe, en la apertura de la puerta al fondo, un bidon de aceite y sus correspondientes mangueras que se usaban para el suministro de aceites a los vehículos. Finalmente en la fachada colgando de dos de las columnas y en el tope de la bomba de gasolina, las bombas de cristal anunciando la Shell y el letrero con el tradicional logotipo como distribuidores de la Ford Motor Company.

Imagen de la colección de José Ramón Garrigó.
La primera y por mucho tiempo única planta de engrase fue la de "Martinillo" a la entrada del pueblo por la calle 2 antes de llegar a 1.

En esa época la piquera de las maquinas de alquiler se localizaba a un costado de la iglesia parroquial y el famoso kiosco de Berardo Álvarez. Los choferes más populares eran: "La Fora", "Barroso", Luis Rodríguez, y Felino Encinosa; éste último cambiaba su carro Buick cada año. Felino tenía la teoría que al carro pasado un año le salían los achaques.

Termino esta crónica con un suceso real que pasó en los primeros tiempos.

Se cuenta que un día estando Pedro Cruz, alias “Periquito”, por 2 y 15 en una bodega de esa esquina, apareció por la calle 2 un auto de los conocidos por los de “tres patadas”. “Periquito”, que vivía en la finca “La Pita”, con unos tragos en la cabeza y sin haber contemplado nunca en su vida un automóvil, asoció lo visto como algo del más allá, emprendiendo una veloz carrera hacia su casa, aterrizando debajo de la cama y no regresando a Santiago hasta que lograron convencerlo que lo que vio fue el surgimiento de la nueva era del automóvil.

En la década de los años 1940 surgen los conocidos Servicentros, siendo los más famosos en nuestra ciudad los situados en:
  • Doble Vía y entrada al Reparto Guadalupe
  • La Texaco, en la bifurcación de la Doble Vía del Cacahual y la carretera de Managua
  • Calle 17 esquina 4, Reparto Tessie
  • Carretera del Rincón, Reparto La Especial
Hasta aquí algunos apuntes, no completos, de los automóviles y la vivencia que nuestro pueblo tuvo de ellos en las primeras décadas del siglo XX.

Viejos recuerdos de Santiago de las Vegas, No. 4

18 ¡TOME LA PALABRA!


por Gerardo Buría Prieto / Miami, Florida

Hay que ser viejo, pero viejo de verdad, para recordar cuando fue fundada en el año 1904 la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas. Yo recuerdo que en ella trabajaban muchísimos santiagueros, tanto en el campo, los talleres, o las oficinas. El Dr. Juan Tomás Roig, un orgullo nuestro, gloria de Santiago y de Cuba, tan modesto como inteligente, laboró en ella por muchísimos años y fue siempre uno de sus más ilustres investigadores. 

Empleados de la Estación Experimental Agronómica en 1917.

En 1944 siendo Vice-Ministro de Agricultura el Ingeniero Francisco Grau Alsina, el gobierno le dio un gran impulso a esa rama de nuestro país y en la Estación se centró el núcleo principal de la misma. El Ingeniero Luis González Alfonso, que fue un gran afecto nuestro, fue nombrado Director de Maquinarias Agrícolas y desde esa posición ayudó muchísimo a la juventud santiaguera, enseñándoles a muchos jóvenes el manejo de tractores y de toda clase de maquinaria agrícola, las más modernas en esos tiempos, empleándolos después como operadores o mecánicos de las mismas. El Ing. Luis González Alfonso siempre será recordado con cariño por muchísimos jóvenes santiagueros de esos tiempos, hoy viejitos.

¿No recuerda usted el pito de la Estación? Era casi una reliquia histórica y no sabemos si aún seguirá funcionando.

* * *

La Asociación de Ex-Alumnos de la Escuela Primaria Superior fue una iniciativa del Profesor Aurelio Roura Menéndez y muchos de nosotros cooperamos al éxito de la misma. Durante varios años fueron presidentes, que yo recuerde: Osvaldo Lorenzo, Nila González, Raúl Tejeiro y el que suscribe. La Asociación rindió una labor increíble, pues existía una gran hermandad entre todos sus componentes.
A principios del año 1947, hace su aparición “Superación”, un modesto mensual mimeografiado, órgano oficial de la Asociación, portavoz que fue de todas las necesidades artísticas de los componentes de esa institución, así como de todas las obras que significaran progreso y mejoramiento en cualquier sector de nuestra vida local. El Cuerpo Administrativo estaba formado por Gerardo Buría como director; Rafael Tejeiro como Administrador; Juan Díaz Cruz, Jefe de Redacción; Jorge Denis, Cronista Deportivo; Elena Cremata, Cronista Social; y Haroldo Vázquez como Humorista. “Superación” rindió una meritoria labor durante su año de existencia, colaborando en todos los actos que se celebraban en la Escuela como en todo Santiago y todos los meses era cariñosamente esperado por todos sus lectores.

Dificultades económicas y administrativas obligaron a su desaparición, pero siempre recordaremos con nostalgia a nuestro querido “Superación”. ¿No lo recuerda usted?

* * *

La calle 13 entre 4 y 10 era nuestro mayor centro comercial; podíamos catalogarlo como el “downtown” de Santiago de las Vegas. Hay que ser viejo, pero viejo de verdad, para acordarse de la quincalla de Narciso o de Mi Tienda, de los Hnos. Rodríguez. Yo sí recuerdo la Ferretería Garrigó, el Kiosco de Berardo, la Escuela María Auxiliadora, la Jefatura de Sanidad, la Farmacia Mora, La Marquesita, El Dandy, la carnicería de “Macho” Bacallao, la quincalla de Freyre, la Foto Onay, la peluquería de Miguelito Llanes (a la derecha, en la foto más abajo), La Acacia (también a la derecha abajo), El Telar (que después se mudó para la calle 11), La Casa Grande (abajo, a la izquierda), El Gallo, La Ceibita, la Peletería Ingelmo, la quincalla de los Ventoso, la zapatería del Bolo Ortega, la farmacia de García, la carnicería de los Bulnes, la mueblería “La Revoltosa”, la tintorería de “Mongo” Martínez, el 20 de Mayo, los Villalobos, la bodega del chino, la Florería Capelo, y otros que escapan a mi ya vieja memoria.

La calle 13, centro comercial de Santiago de las Vegas.

* * *

¿Se acuerda usted?

Era tan, pero tan pesado, que le decían “Batido de Plomo”. Era tan, pero tan triste su cara, que le decían “Angustia”.

* * *

“El cuadro de los $100,000 pesos”, así era llamado por los cronistas deportivos en esa época, y lo integraban Pedro Campos en la primera base, “Yiqui” Desouza en la segunda, Bayito Dedric en el “short stop” y Ciro Nueva en la tercera base del Club Atlético Santiago (todos menos Desouza aparecen abajo; puede pulsar sobre la imagen para ampliarla).

¿No disfrutó usted de sus brillantes jugadas?


 * * *

Los mejores boniatillos y coquitos que se saboreaban en Santiago, la provincia, y quizás en toda Cuba, los hacía un santiaguero ejemplar, hombre trabajador y entusiasta, colaborador en todas las necesidades de nuestro pueblo. Cualquier iniciativa digna de apoyo, podía contar con ese santiaguero, un orgullo nuestro: Florentino Díaz, cariñosamente conocido como “Florentino el del Coquito”. ¿No recuerda usted aquellos coquitos?

* * *

El 27 de agosto de 1953, el Centro de Instrucción y Recreo celebró su tradicional baile “Lluvia de Estrellas”. El mismo fue un éxito tremendo, y recuerdo cuánto nos divertimos bailando al compás de la música interpretada por la orquesta de Belisario López, el Conjunto Casino y la Sonora Matancera. Recordando esas cosas, no se puede dudar que en los bailes de Santiago de las Vegas se reunían los mejores conjuntos musicales de Cuba en aquellos tiempos. ¿No lo cree usted así?

* * *

Un “antique”: la chaperona. Cuánto disfrutábamos “creyendo” que le robábamos un beso; un abrazo; una caricia.

* * *
Me dicen, no soy lo suficiente viejo para recordarlo, que en la calle 8 entre 1 y 3 vivía un joven santiaguero al que apodaban “Chayote” y que acostumbraba tragarse grandes cantidades de agua sin importarle tuvieran gusarapos, ranitas y en ocasiones otras clases de animalitos, reteniéndolos en el estómago durante largo rato y luego devolviéndolos intactos. Su fama a ese respecto fue tanta, que traspasó nuestros límites y fue contratado por un circo, desapareciendo de Santiago.

* * *

Los sábados por la tarde y los domingos por la mañana, eran esperados por todos nosotros con ansiedad los muñequitos que salían en algunos periódicos. Y usted es viejo pero viejo de verdad si recuerda como yo, los nombres de algunas de esas tiras cómicas: el Ratón Mickey, el Pato Donald, Dick Tracy, Pancho y Ramona, el Capitán y los Pilluelos, Anita la Huerfanita, Pedro Harapos, el Gato Félix, Pancho el Largo, el Príncipe Valiente, Cuquita la Mecanógrafa, Mandrake el Mago, Benitín y Eneas, Jorge el Piloto, Lady Luck, Buck Rogers, Roldán el Temerario, Calamidad y su Perro, y otros que escapan a mi memoria.

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jueves, 8 de abril de 2010

La Escuela Pública No. 2, para varones

4 ¡TOME LA PALABRA!


Prólogo

Antes de comentar, basándome en el título de este escrito, debo partir por las primeras enseñanzas que recibí durante los primeros años de mi niñez. Teniendo yo cinco o seis años, corrían los años 1936 ó 37, mis padres me llevaron a conocer a la familia Villavisanis, muy relacionados con nosotros y mi abuela; creo que eran parientes por sus antecesores. Esta familia estaba compuesta por las hermanos Felicia, Amelia y Santiago. Santiago tenía tres hijos: Santiago, Armando y Candita.

El motivo de la visita era para conocer particularmente a las hermanas, pues ellas en la sala de la casa impartían clases a los niños de la zona (calle 4 entre 5 y 7). No existían pupitres: los niños se sentaban en unas sillitas apropiadas a su tamaño, y en las piernas se ponían una tablita que servía de apoyo a la libreta al escribir. Nos enseñaban a leer y recibíamos normas de conducta y educación y un trato de familia.

Después pasé al Kindergarten situado en la calle 9 entre 6 y 8, donde las maestras Cora, mujer corpulenta, y Caridad, joven delgada la pianista, daban sus clases. La esposa del Sr. Fabelo, llamada cariñosamente “Macusa”, era la conserje de este lugar de enseñanza.

“La Escuela Pública No. 2”, para varones

Paso ahora a comentar sobre la “Escuela Pública No. 2” para varones, a la cual asistían sus alumnos para cursar del primero hasta el sexto grado.

Demás está decir dónde estaba situada la escuela, pues es de todos conocido que fue en la calle 8 esquina a la 9 frente al parque “José Martí”.
Grupo de estudiantes y profesores de la Escuela Pública No. 2 de Santiago de Las Vegas a principios de los años 50.
Era una casa con muchos años de construida, pero se veía en buen estado para ser usada como escuela. Se componía de habitaciones amplias, con ventanas y puertas con vista al patio central, donde los alumnos pasaban las horas de recreo y hacían filas antes de entrar a clases o cuando había alguna salida ordenada.

Como dato curioso, en algunas mañanas, cuando llegábamos a la escuela, encontrábamos algún murciélago muerto en los pasillos. Este edificio los albergaba; al parecer se sentían bien durante las noches oscuras.

Si alguno de los lectores fue alumno en esa época (fines de los 30- principio de los 40) me gustaría hiciera algún comentario al respecto.

Debo hacer un paréntesis como nota de curiosidad:

En el tiempo que redacté este escrito, estuve leyendo las publicaciones hechas desde el principio de este Web site y encontré una relacionada con Don Segundo Trespalacios, nacido en Asturias, quien tuvo una fábrica de tabacos en Santiago de las Vegas llamada “La Flor de Trespalacios” en un local llamado “La Casona”. Fue éste precisamente el local donde se instaló después la Escuela Pública No. 2. Traten de leer este artículo, pues se trata de un español que amó mucho a Cuba y en particular a nuestro pueblo y contribuyó grandemente a su progreso y grandeza, por cuyo motivo sufrió mucho por su gran interés en éste.

Continuando:

La escuela contaba con un modesto museo formado por una gran vitrina, con sus puertas de cristal, donde existían variedades de aves, reptiles, peces y algún animal común, por supuesto disecados o embalsamados; muestras de piedras; objetos marinos como caracoles; y algún otro objeto, los cuales servían para ilustraciones en las clases. Los alumnos se entretenían observándolos diariamente al pasar por sus lados, pues estaba situado a la entrada; además, le daba una gran impresión al visitante.

Su director lo fue el honorable José Manuel Sánchez Luque, muy querido y respetado por los alumnos y sus compañeros maestros, los cuales eran personas dedicadas con una verdadera vocación a su profesión.

Las maestras de primero y segundo grados lo eran Isabel Quesada e Isabel Bancells, respectivamente, de las cuales no tuve el honor de ser alumno. También lo fue la profesora Carmelina Huergo, la cual no recuerdo en que grado enseñó.
En aquel tiempo recibí la enseñanza desde el tercer grado hasta el sexto. Mi maestra de tercer grado lo fue Gaudiosa Márquez, por la cual sentí mucha admiración, tuve allí como condiscípulos, si mal no recuerdo, a Mario Arias, Joaquín Borrego, Isidro de Con, José “Ñiquito” Fernández de Cossío, su primo apodado “Villillo”, José Antonio Campos y otros que sus nombres no vienen a mi mente. Recuerdo que esta maestra siempre me elogiaba como un alumno disciplinado y atento a sus clases.

El cuarto grado lo pasé con la señora Adela Curbelo, exigente en cuanto a la disciplina: no permitía ni el zumbido de una mosca. En esta aula se destacó el compañero Isidro de Con por sus ocurrencias, a quien siempre le estaban llamando la atención.

El profesor Marcelo Alegría fue mi maestro de quinto grado. De ese tiempo no recuerdo algo que sobresaliera en su clase.

En mis años anteriores, sin saber que él sería mi maestro de sexto grado, veía pasar por frente a mi casa (situada en la calle 6) al profesor Enrique García, camino hacia la zona de la Estación Experimental Agronómica. Ese recorrido lo hacía a menudo por las tardes, siempre saludando y sonriente.

Siendo su alumno en sexto grado, recuerdo que en una ocasión, quizás en preparación para conmemorar la fecha patriótica del 20 de Mayo, se le pidió a los alumnos que supieran cantar que formaran un coro para actuar en ese acto patriótico. Yo fui uno de los que se brindó para actuar. El día que comenzaron las pruebas, cuando llegó mi turno para hacer mi demostración, me puse tan nervioso que mi tonalidad bocal estaba descontrolada. El maestro García me dijo: “Roger, no entonas bien. Siento mucho decirte que no puedo contar contigo”. ¡Cuánto sufrí con ese rechazo por la pena que pasé! Yo fui uno de los que “cantan en la ducha”, que se sienten hasta barítonos.

Terminada la enseñanza primaria, pasé a la secundaria (Escuela Primaria Superior de Varones) séptimo grado. No cursé el octavo pues ese año ingresé en el Instituto de la Víbora.

Como cosas del destino, cuando aspiré, lo cual logré, para obtener el ingreso en el Instituto de la Víbora, el maestro José Manuel Sánchez me impartió clases de superación para poder tener más conocimientos y aprobar el examen de ingreso. Sólo cursé el primer año, pues al siguiente ingresé en la Escuela Normal para Maestros de La Habana, después de pasar también por un riguroso examen. Cursé los cuatro años, graduándome en 1950 como Maestro de Enseñanza.

Siendo maestro graduado, a principio de los 50, en cierta ocasión tuve que hacer una sustitución en la Escuela No. 2, sexto grado, posición que ocupaba quien había sido mi maestro en ese grado cuando fui su alumno, el profesor Enrique García.

Antes de terminar este relato, debo mencionar a dos empleados en la escuela, que son imprescindibles en todo Centro Escolar: los conserjes, personas que con esmero e interés cumplen con sus funciones de limpieza, cuidado de los bienes escolares y ayudantes de maestros y alumnos en sus necesidades cotidianas. Ellos fueron el señor Tuero y la señora María Isolina Vildóstegui Velazco (abajo).


Éstos son mis gratos recuerdos de la “Escuela Pública No. 2” de varones, una institución para orgullo de Santiago de las Vegas.

NOTA ACLARATORIA: Para que este relato fuera más preciso, me puse en contacto con Giraldo Raymond de Con en Asturias, España, biznieto de María, y me informó que su nombre era María Isolina Vildóstegui Velazco (arriba), esposa de Isidro de Con Cortinas; a la vez me comuniqué con la nieta de Tuero aquí en Miami, Nilda Valdés, y me informó que su abuelo se llamaba Agustín Valdés Anero Tuero, es decir, que lo llamaban por su tercer apellido, Tuero, y así era conocido. Debo añadir que Don Isidro de Con Cortinas fue un asturiano llegado de joven a nuestro pueblo, creando esta familia santiaguera.

De nuevo pido que si alguno de los lectores fue alumno en esa época de la Escuela No. 2 (fines de los 30 –principio de los 40) me gustaría relatara su experiencia vivida, en la sección “TOME LA PALABRA”.

Como siempre terminaré diciendo, “Recordar es Volver a Vivir”.

domingo, 4 de abril de 2010

¡Feliz Domingo de Resurrección!

3 ¡TOME LA PALABRA!

Hoy, el día más importante del calendario cristiano, le desea Santiago de las Vegas en Línea a usted y su familia un feliz Domingo de Resurrección. Para conservar la memoria de cómo se celebraba la Semana Santa en nuestro Santiago, le ofrecemos un popurrí de recuerdos escritos por nuestros mejores historiadores: ustedes.
La Semana Santa en Cuba era siempre recordada con gran solemnidad y muchos pueblos eran famosos por sus celebraciones y éstas en Santiago eran bastante populares. Yo recuerdo al padre Vicente Jovaní, un estricto cumplidor de los ritos católicos, y recuerdo también que el pueblo asistía en masa a las misas y procesiones que se celebraban en esos días.


El Domingo de Ramos comenzaban los ritos y todos asistíamos a la misa a recoger nuestro guano bendito, el miércoles la procesión del Via Crucis, el viernes el Santo Entierro y después la Soledad que todos acompañábamos, así como velábamos a nuestro Señor en la casa de Rogerio Díaz en 4 y 15. En aquellos viejos tiempos se celebraba el Sábado de Gloria, y a las 10 de la mañana empezaban a repicar las campanas y los vecinos a tocar latas y otros artefactos celebrando la resurrección. Por la noche el tradicional Baile del Sábado de Gloria en el C.I.R., y al salir del mismo nos quedábamos esperando el Santo Encuentro en la calle frente a la Dominica. Recuerdo los domingos por la mañana cuando asistían a la misa las muchachitas y los jovencitos (hoy viejitos) esperaban en el Parque Nuevo el final de la misa para acompañarlas, piropearlas o solamente admirarlas. ¡Qué tiempos aquéllos!


—Gerardo Buría Prieto


Las muy tradicionales procesiones que conmemoraban la Semana Santa se iniciaban el Lunes Santo con el Via Crucis; continuaban con la de Jesús Nazareno, la Virgen María y San Juan el Miércoles Santo y continuaban con las muy solemnes procesiones del viernes, con las muy tristes del Santo Entierro primero y la de la "Soledad" que después, bien tarde en la noche, recorría nuestro pueblo con las imágenes de la Santísima Virgen María y San Juan (siempre guiando con "su dedo" el camino). A todos estos desfiles procesionales le seguía como gran colofón de la Semana Mayor la procesión llamada por nuestro pueblo como la del "Encuentro", cuya principal ceremonia ocurría tradicionalmente al amanecer del Domingo de Resurrección en la Calle 11 entre 6 y 8 frente a la Cafeteria y Dulceria "La Dominica".


Para los santiagueros que vivimos esa época y para los que no, recordamos que terminando la procesión del Santo Entierro la imagen yacente de Cristo, en su preciosa urna funeral, no regresaba al templo si no que su "entierro" se escenificaba depositando la urna al cuidado de la familia del Sr. Rogerio Díaz (padre), cuyo hogar de la calle 15 esquina 4 era adyacente a la Iglesia. De allí, al amanecer del Domingo de Resurrección salía la procesión del Cristo Resucitado, recorriendo toda la calle 15 hasta la 10 y de allí a la calle 11 entre 8 y 6, donde ocurría la ceremonia de "El Encuentro" con el saludo flexionado entre Cristo Resucitado y las imágenes de la Virgen Dolorosa y el Apóstol San Juan, procedentes de la Iglesia.


—Carlos Valiente Romero


En las procesiones Carlitos Valiente, Pepín Garaña, Gustavito Galainena, Quique Rueda, Jorgito Mora y otros [monaguillos] nos fajábamos para ver quien llevaba los ciriales y quien llevaba la cruz, especialmente en las procesiones de Semana Santa (inolvidables la del Santo Entierro y el Encuentro del Domingo de Resurrección).


—José Ramón Garrigó


Recuerdo que el día Viernes Santo no se podía poner el radio ni el televisor en memoria de que Dios estaba muerto. Era un día de recogimiento total y los muchachos debían de portarse mejor que nunca, porque no estábamos protegidos en ese día por la muerte de Nuestro Señor. Cosa que todos cumplíamos al pie de la letra, de verdad que era una época bonita y sana.


—Anónimo


Recuerdo en Semana Santa que los niños se portaban bien y no se suponía que se hiciera ruido, pues nos decían, "Dios está muerto y el Diablo está suelto." Así es que esa semana los niños éramos ejemplares. Aunque no éramos católicos practicantes, íbamos a todas las procesiones de Semana Santa. El Sábado de Gloria, en que resucitaba Cristo, repicaban las campanas y así era el aviso de que podíamos volver a jugar y retozar.


Recuerdo que ese día venía mi prima Angelina Hernández y nos decía que había que espantar al Diablo, que se había colado en la casa mientras Dios estaba muerto, y todos los muchachos cogíamos tapas de cazuelas, cucharones y espumaderas, e íbamos así por toda la casa espantándolo con la bulla que hacíamos. No sé si otros niños en el pueblo lo hacían también, pero ¡para nosotros era algo tan divertido! Fue una época de mi vida tan bonita, tan inocente, que no la cambiaría por nada.


—Consuelo Hernández Basabe
¡Que repiquen las campanas de Santiago! ¡Felicidades a todos!

sábado, 3 de abril de 2010

José, "El Gallego de las Fritas"

29 ¡TOME LA PALABRA!

por Carlos Valiente Romero / Tampa, Florida

De entre los personajes más recordados de aquel Santiago tradicional y modesto, está la figura legendaria del por muchos muy querido José "El Gallego de las Fritas", que en primera línea representaba a una generación de laboriosos y muy pequeños comerciantes, como fueron en nuestro pueblo Jesús "Chicharrita", Augusto "El Dulcero", Neno el de la "Caficola", y aún también dignos de mencionar los "papaloteros", el viejo Govín, Urtiminio "El Cojo", y el Cuso Jauma, que en las inmediaciones de las calles 9 y 6 competían en la venta de "papalotes", "coroneles" y cometas, productos que se disputaban por comprar muchos chicos y grandes también.



José Fernández, "El Gallego de las Fritas" (1890-1988), en su casa de Santiago de las Vegas poco antes de su muerte en 1988 a la edad de 98 años.

Imagen de la colección de los Hnos. Antonio y Enrique Hernández Fernández, nietos de José Fernández, "El Gallego de las Fritas".
Las famosas fritas de José El Gallego, a la venta al caer cada tarde en su conocido carrito situado en la esquina más popular de Santiago (4 y 11), sin lugar a dudas fueron precursoras de los populares "hamburgers" de los McDonald's y Burger King, con la variante que, como las famosas croquetas de La Dominica, sus ingredientes secretos nadie se ha atrevido a o podido duplicar.

Más tarde y en la misma línea de comidas rápidas, José El Gallego agrega a la venta ambulante de sus célebres fritas, las también muy sabrosas papas rellenas y el pan con bistec, productos que como todos los suyos eran sazonados por su propia y original creación.

José Fernández (El Gallego), según sus descendientes, hijo de Antonio y Angela, nace circa 1890 en Galicia, comunidad autónoma española definida actualmente como una nacionalidad histórica y que, situada al noroeste de la península Ibérica, es formada por las provincias de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra, siguiendo la ortografía "galega".

Según se sabe José, como otras muchas generaciones de españoles, emigra muy joven a Cuba, llegando a Santiago, en fecha no conocida, donde comienza a trabajar como dependiente en la popular bodega "La Ceibita" en las calles 8 y 13.

Tiempo después y ya casado con la Sra. Felipa Corvo (Felipita), adquiere con su unificado esfuerzo una amplia casa con cochera en la acera norte de la calle 7 entre 2 y 4, donde en unión de sus hijos Miguel, Pepe y Josefina inicia un negocio familiar de heladería, que producido en rudimentarias sorbeteras, era vendido por todo el pueblo transportado en dos carritos tirados por caballos.

Años después y ya establecidos sus hijos, por su propia cuenta vende la citada propiedad de la calle 7 al matrimonio del Sr. Estalio Fano y Sra. Zara Ochoa, trasladándose con su esposa Felipita a una más pequeña casa en la calle 8 entre 7 y 9, desde donde comienza a operar el negocio de las fritas, el que al pasar del tiempo por muy conocido... lo haría famoso.

José, "El Gallego de las Fritas", hombre de bien, humilde trabajador, figura ejemplar del inmigrante gallego, muere en 1988 a la avanzada edad de 98 años en su adoptivo y querido Santiago de las Vegas, convertido por su grato recuerdo en parte de la historia de este pueblo cubano en su edad de oro.