viernes, 15 de julio de 2011

Viejos recuerdos de Santiago de las Vegas, No. 7

por Gerardo Buría / Miami, Florida

Yo estimo, ojalá esté equivocado, que al Santiago de las Vegas de nuestra juventud no lo vamos a ver más. Volveremos a nuestro pueblo, pero éste no será ya el mismo; las costumbres han cambiado, y la mayoría de nuestras amistades se han mudado o han desaparecido. Encontraremos la población más o menos igual en lo que es el casco de la misma, pero completamente diferente en su esencia, en su naturaleza y quizás hasta en esa misma alegría tan característica nuestra.

Quizás yo idealizo esos recuedos, pero creo que Uds., viejitos que me soportan, les ha de pasar lo mismo en la mayoría de los casos. Cuántas veces sueño con esos viejos tiempos y me imagino regresando de La Habana en guagua. Había rutas para escoger: la 76, la 51, o la 36, por la avenida del Cacahual, la 31 y la Especial o Verde por la Víbora o quizás la 50 que nos traía de Marianao o sus playas adyacentes. ¿Lo recuerdas?

El Pozo de la Estación Experimental Agronómica era una de las primeras impresiones santiagueras, después la misma Estación, el Monumento a los Tabaqueros (a la derecha), la velería, la bodega de Manolo Narciandi, El Paso de Mayito Brito, el garage de Lito ya en la entrada de la calle 2, tan resbaladiza cuando estaba lloviendo; la botica de Argelio Pita, la bodega del chino Manuel, la entrada a la finquita de Neno Suárez, la peluquería de Helio Orovio, la tintorería Siofpa de Lito Rodríguez, la florería de Capelo, el laboratorio de Osvaldo Díaz, los muros de la quinta de Gallol, el edificio donde estuvo la Escuela Primaria Superior en sus comienzos, la panadería de Castañeda, la bodega de Mongo, el laboratorio de Raúl de la Torre, la lavandería del chino Siam, la carpintería de Pujúa, la notaría de Israel Prieto, la consulta de Cuco Marrero y la de Jorge Ramírez, la barbería de Valiente, la quinta de Ramoncito Marrero, la bodega del chino Emilio Chong, la bodega de Berardo, la notaría de Matías Millá, la bodega La Cubanita, el Bar Royalty, la notaría de José R. Sánchez, el depósito de la Cerveza Cristal de Santos Lucio, nuestro Parque Juan Delgado, la Espada, el Blue Sky, el jardín Dracena de mi suegro Nenito Ferrás, la Junta de Educación, y el Jardín Begonia en 2 y 17, en la curva de Pajarito, donde años atrás doblaban las guaguas y veíamos entonces el garage de Joaquín Gómez y Constantino López; el taller de Benjamín Pérez y Carlos López; el garage de Vivo; la casa de las “jimagüitas del zapote”, la bodega La Campana, el Colegio Gacio en el Reparto Tessie, la botica de Fabiola, la herrería de Arsenio González, la entrada de la finca de los Jiménez, la mueblería de Juan Cura, la bodega de Honorato, antigua de Pendás, la Fábrica de Lozas Cubana, la ferretería de Perico y ya doblando la calle 10 para llegar a la Terminal de Ómnibus, las casitas de Triana.

Para recordar este emocionante viaje, hay que ser viejo, pero viejo de verdad y al mismo tiempo sentir la nostalgia de nuestro pueblo y por lo menos soñar en que lo podremos efectuar nuevamente. ¿No lo deseas tú?

Hay que ser viejo, pero viejo de verdad, para recordar las vegas de tabaco en nuestro pueblo. Yo reconozco no ser lo suficiente para eso, aunque he leído mucho sobre las siembras de tabaco y los muchos chinchales y escogidas que existieron en el pueblo. Sí, recuerdo las escogidas de tabaco que se hacían en la finca situada en la calle 1 y 10, en terrenos que después fueron de la Estación Experimental Agronómica y donde con Pepito Bedía, gran amigo mío, trabajamos muy jovencitos despalando tabaco; era un “part time”.

Sí, tengo que reconocer que el sector tabacalero era una de las industrias que más ayudó económicamente a la población, y yo recuerdo los despalillos Cuban Land en la calle 4 entre 7 y 9 y El Capitolio de 13 y 12, donde laboraban cientos de jovencitas cooperando al sostenimiento del hogar de sus padres. Después los años fueron pasando y esas jovencitas se convirtieron en señoras de sus casas, pero seguían al pie del barril, ahora luchando bravamente en el sostenimiento de sus propios hogares.

Despalilladoras de la "Cuban Land". Al centro reconocemos a la Sra. Rosa Cao (sonriendo), e inmediatamente detrás de ella (junto a la pared), a la Sra. Alejandrina Ortega, a la que cariñosamente se le conocía en nuestro pueblo por el sobrenombre de "Nena La Chambelona" . 
Celín Buría
Yo creo que al hablar de Santiago de las Vegas, en ningún caso se puede ignorar a las despalilladoras, abnegadas y luchadoras mujeres que eran una genuina representación nuestra y que siempre deben ser recordadas con cariño y como un orgullo de nuestra población. Quizás sean muy pocas las familias santiagueras que no puedan blasonar de haber tenido una despalilladora entre sus familiares más cercanos y en mi caso particular, tuve muchas tías en esas labores, además de ser mi padre, Celín Buría (a la izquierda), lector de la Fábrica de Tabacos La Corona, en La Habana, durante muchísimos años hasta su retiro.

¿Y tú, viejito, como veguero, no recuerdas haber estado ligado a ese sector en alguno de sus muchos aspectos? ¡Seguro que sí!

***

¿SE ACUERDA USTED?

¡Ese gallo, cómo canta! No hay que ser muy viejo para recordar al gallito del vecino en nuestro pueblo. Estoy seguro que son muy pocos los santiagueros, que en un momento determinado no pudieron disfrutar de un gallo cantando por la madrugada en casa de algún vecino o en la propia. Al leer estas líneas seguramente recordarás al gallito de fulano o de mengano, y en lo mucho que jo… todas las mañanas retando a sus rivales con su canto, que para muchos era un deleite y para otros una tortura. Pero sinceramente, todos quisiéramos pasar por eso nuevamente: despertarnos una mañana al cantío de un gallo en nuestro querido pueblo. ¿No lo deseas tú? ¡Seguro que sí!

***

Y hay que ser viejo pero viejo de verdad para recordar la Cafetería El Cafetal de Luis del Amo y Rubén Pérez Chávez, en la calle 11 entre 4 y 6; pero viejo, pero viejo de verdad para recordar cómo se llamaba la finca de los Jiménez en la calle 16, donde después estuvo el Reparto La Especial.

¿Lo recuerdas? “Finca Triana”.

***

Y no hay que ser muy viejo, pero sí tener buena memoria, para recordar la Sociedad Aliados Chinos (a la izquierda), que se encontraba en el edificio situado en la calle 4 entre la Escuela Pública de Niñas No. 1 y la tintorería de Julio. Quizás te acuerdas de ella, pero seguramente no recuerdas que se llamaba Asociación de Aliados Chinos. ¿Lo sabías tú?

***

Mario Temes, "Neneíto"
En aquellos viejos tiempos nuestros, había en nuestro viejo Santiago muchos barberos de calidad y clase indiscutible: Joseíto Rey, Mario Simón, Vigil, “Biajaca”, Flores, Belarmino Valiente y otros, muchos que ahora no recuerda mi ya vieja memoria, formaban parte de ellos. Sin embargo, en mi época juvenil surgieron dos jóvenes Fígaros que acapararon rápidamente a casi toda la juventud santiaguera; me refiero a Isidrito Castro, que comenzó en un modesto local en 3 y 4, y nuestro querido Mario “Neneíto” Temes, que muy jovencito ya estaba realizando sus creaciones en el local que le fue construido por su padre en la calle 11 entre 10 y 12, con un modesto sillón y otro más modesto y duro banco de madera, donde se sentaban a esperar su turno sus ya muchos clientes. ¿Te acuerdas de Neneíto?

Circa 1950: Reunión para la creación del Sindicato de Barberos de Santiago de las Vegas.


***

El anuncio de hoy: Imprenta Mikleff. Toda clase de impresos y efectos de escritorio.

Publicado originalmente en la revista "El Cacahual". Republicado con permiso del autor.

2 comentarios:

  1. Ante todo una felicitación a mi amigo y casi FAM Buria por su gran memoria, Recordar a Santiago de las Vegas nuestro pueblo natal resulta imposible, dejar de pensar en el, haciendo recuentos desde que nacimos, yo también como tu con anos. Escribo y lloro a la vez porque seria difícil que un pueblo en el cual las FAM sufrían el dolor del vecino y las alegrías también, pueblo preocupado por la cultura, No olvido cuando en el despalillo de la calle 4 e\ 7 y 9 hubo un fuego y el pueblo siempre unido salio a dar su apoyo fueran o no trabajadores del mismo, mi tía Yiya despalilladora, de este centro, lloraba y corría hacia este siendo yo pequeña, no recuerdo el año, pero si el sufrimiento de ver destruirse una fuente de trabajo. Buria, nuestros padres así como los de Olguita eran más que amigos así como muchísimas FAM de nuestro querido pueblo ayudaron al desarrollo cultural del mismo también. Te agradezco a ti y a nuestra querida Pág. de santiago de las V en línea que como siempre nos hace r cordar. Cariños Maida González

    ResponderEliminar
  2. La despalilladora con espejuelos es mi abuela Fernanda Llanos casada con Aurelino Cejas, la madre de Alba, Macho, Birula, y mi padre Wilfredo Cejas mas conocido por el "Fiñe".... Una buena trabajadora, que al principio de la decada del 1920 con mi abuelo fueron contratados por Hidalgo Gato para ser parte del equipo de su tabaqueria en Key West donde nacio mi tia Alba...

    ResponderEliminar

¡Bienvenido! En este espacio podrá publicar sus propios comentarios, recuerdos y anécdotas. Recuerde siempre poner su NOMBRE Y APELLIDO y su dirección de E-MAIL para que otros santiagueros se puedan comunicar con usted.