Mi abuelo el “Mayor Ortega”

por Carmen Ana Pérez Ortega / Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias, España

¡Soy una persona afortunada, tengo un abuelo especial! He llegado a la madurez pudiendo decir a mis amigos y conocidos que yo tengo abuelo, y que tiene 100 años, que hace diariamente su crucigrama, da órdenes a los jardineros y sigue fielmente los aciertos y desaciertos de Nadal y los Yankees de Nueva York. Pero no es eso lo único que hace a mi abuelo Guido Ortega tan especial, y quisiera compartir con ustedes quién es mi abuelo, el Mayor.

Guido Ortega Álvarez con su hija Carmen (Nina) y el maestro Luis Gacio Herrera.

Por años lo he tenido que compartir con mi abuela Carmita, con mi Mamá, con mi hermano, mi marido, con sus bisnietas queridas, con los estudiantes de la Academia, sus padres y cualquiera que lo conociera, porque después de conversar con él les robaba el corazón y los encantaba para siempre. “Tu abuelo es único, qué suerte tienes”, me han dicho muchas veces. Y es que compartirlo con tanta gente lo ha hecho más grande.

De mis abuelos Guido y Carmita aprendí el verdadero sentido de compromiso, el significado de la palabra entrega, dedicación y amor verdadero, lo que es un matrimonio para toda la vida. Cada día que vivo intentamos seguir su ejemplo y no hay piropo que más me agrade que me digan cuánto nos parecemos Suso y yo a ellos.

Como padre-abuelo ¿qué puedo decir? Que ha dedicado su vida a mi madre, a mi hermano y a mí. Aún en el rigor de la disciplina sin castigo y las buenas costumbres, siempre ha habido tiempo para mimarnos y consentirnos. Recuerdo relojes, bicicletas, anillos, perros, consejos y muchas noches de conversaciones con el objetivo de hacernos reflexionar y aprender cada día algo nuevo.

Sin fecha: Acto cultural de la Escuela Primaria Superior celebrado en el Teatro Popular. En la fotografía, de izquierda a derecha aparecen los profesores Aurelio Roura Menéndez, Amado Herrera León, Caridad Montano, José Eladio González, Delia Herrera León, Guido Ortega Álvarez y Felipe Piñera.

Mi abuelo el MAESTRO es un encantador. Sus historias llegan a todos. ¿Quién no recuerda el “buen porte y buenos modales abren puertas principales”, el “querer es poder”, las frases de Martí, los cálculos mentales o los ejercicios de autocontrol? Preparando su 100mo. cumpleaños he pedido a los amigos y conocidos que compartieran con nosotros sus anécdotas y muchos coinciden en estos tres aspectos.

Don Guido el deportista sigue a los Yankees para que ganen y al Boston para que pierda. Disfruta con las victorias de Nadal y si no hay nada más en la tele se ve un partido de rugby australiano aunque no sepa de qué va ni conozca a los equipos.

Guido, el intelectual, redacta manuales de disciplina, la nueva filosofía de la educación, hace crucigramas diarios y tiene el récord de veces sin consultar el diccionario para resolverlos. El diccionario, mataburro o la biblia del saber han sido sus fieles compañeros.

El Guido jardinero hace injertos con rosas, organiza las buganvillas por colores, trasplanta, siembra y diseña jardines. No hay jardinero que se le resista, o ¿debo decir que le dure? Y es que en la búsqueda de la casi-perfección también ha sido un incomprendido.

Le han llamado “maestro de maestros”, ejemplar, único y hasta maravilloso. Yo le llamo Abuelo, lo quiero y su ejemplo de vida es la luz que me guía. ¡Felicidades, Abuelo!

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Guido Ortega Álvarez circa 1924.

Guido Ortega Álvarez, el 6º hijo de Florentino y Consuelo, nació en La Habana, Cuba el 25 de junio de 1911. Igual que sus hermanos: Palmiro, Velia, Elvina, Suitberto (El Bolo), Epilio e Idalia creció en Santiago de las Vegas. En diciembre del 1937 contrajo matrimonio con Carmita Hevia, naciendo de ese enlace su única hija, Carmen (Nina).

Ha sido profesor, director e inspector de educación así como profesor en la Escuela Gacio en Santiago de las Vegas. En 1966 puso rumbo a la Isla del Encanto, donde reside junto con su hija y nietos: Carmen Ana y Ricardín.

Al poco tiempo de llegar a Puerto Rico es invitado por el Col. Ramón Barquín a formar parte de su plantilla de profesores, en las que ejerce como profesor de lengua española, director, superintendente auxiliar y encargado del manejo del comportamiento. A partir de este momento pasa a ser más conocido como el Mayor Ortega, nombre que aún hoy después de jubilado conserva.

El “Maestro de Maestros” ha recibido distinciones tanto por parte de sus profesores como por parte de sus alumnos y sus familias, quienes recuerdan con cariño sus célebres frases: “Querer es Poder” y “Buen porte y buenos modales abren puertas principales.”

El 20 de agosto de 2011 sus amigos y familiares se reunirán a celebrar un siglo compartido con este maravilloso santiaguero.