por Mario A. García Romero / Miami, Florida
Alrededor de 1958, el grupo se presentó en el conocidísimo programa de José Antonio Alonso de la entonces poderosa televisión cubana, que era una continuidad de “La Corte Suprema del Arte” de la radio cubana, iniciada en 1938, de donde salieron grandes figuras de la música cubana. Se producen cambios sustanciales en nuestro país y poco después el “Rock and Roll”, al menos en Cuba, va cayendo en el silencio. Wuelfo sale de Cuba a saber a mediados de 1961. No lo vi más (aunque siempre supe de él por sus hermanos Juan y Gabriel) hasta el año 1979, que vuelve de visita a la tierra natal. Siempre con la misma simpatía y sencillez amistosa y popular que lo caracterizó. Ya en ese entonces había estado con “La Sonora Matancera”; el gran cantante Roberto Torres, “El Güinero Mayor”, que dejaba su lugar en la Sonora para formar su propia agrupación, se lo presenta al director Rogelio Martínez, quien lo acepta de inmediato.
Con La Sonora se mantuvo desde 1973 hasta 1976, con la cual visitó E.E.U.U., México y gran parte de Latinoamérica. Dejó grabados entre sones y guarachas 20 números de diversos autores musicales, entre ellos: “Anacaona”, de Tite Curet Alonso; “A Burujón Puñao”, de José Carbó Menéndez; “Así Se Compone Un Son”, de Ismael Miranda; “Muñeco Viajero”, de Carlos y Mario Rigual; y “El Chivo”, de nuestro fallecido compoblano Vinicio Gonzaléz, una de nuestras glorias santiagueras, entre otros autores. A su salida de la Sonora por discrepancias con Don Rogelio, se asienta definitivamente en México, al que convierte en su segunda patria.
En el D.F. forma su propia agrupación, que nombra “Sonora Las Vegas”, aludiendo a quien lo hizo conocer como cantante y le dio celebridad, y a su pueblo natal, por eso Las Vegas. Lo empiezan a llamar “Mister Salsa” trabajando en radio, televisión y cabarets. Quiso mucho a México; en una entrevista dijo: “porque la gente es sabrosa y porque aquí me siento a toda madre”. En México se casa con la señorita Araceli Zoreda Pérez, de cuyo matrimonio no quedaron hijos; la unión la interrumpió la muerte de Araceli varios años más tarde.
Wuelfo, primero a la izquierda, con La Sonora Matancera. Le siguen Caíto, Yayo el Indio con el güiro, y el director Rogelio Martínez, todos ya fallecidos. |
En el año 1989 se cumplían 65 años de fundada “La Tuna Liberal”, entre otros nombres, que alcanzó notoriedad en Cuba e internacionalmente con el nombre de Sonora Matancera. Para que esta fecha no pasara por alto, la notable periodista, locutora y productora puertorriqueña Gilda Mirós tuvo la feliz iniciativa de reunir a todos los cantantes vivos en ese entonces que habían dejado su arte con La Sonora Matancera.
El acto se celebraría en la ciudad de New York. Allí estuvo Wuelfo cantando “Anacaona”, junto a una verdadera constelación de estrellas: Vicentico Valdés, Yayo El Indio, Celio Gonzaléz, Nelson Pinedo, Carlos Argentino, Bobby Capó, Alberto Beltrán, Leo Marini , Albertico Pérez, Roberto Torres, Jorge Maldonado, Daniel Santos, y la voz femenina más grande que ha dado Cuba: Celia Cruz.
En julio de 1995 me volví a encontrar con el amigo, cuando desde México llegó Wuelfo invitado a la celebración de nuestro santo patrón santiaguero, Santiago Apóstol, en los salones del otrora Radisson Hotel de Miami. Entre los presentes cantaron Amado Herrera (Maninito), José Antonio García (Chamaco), y Wuelfo. Todos los santiagueros presentes reconocieron a nuestros valores; entre ellos se encontraban Wuelfo padre y otros familiares cercanos. No lo volví a ver hasta el año 1999, en que un grupo de santiagueros amigos le dimos la bienvenida a Miami, lugar donde tenía la intención de asentarse. No le fue posible.
¿La última grabación de Wuelfo? |
Pasaba largas temporadas en Veracruz, donde se sentía como en su propia casa y sus actuaciones eran fuertemente aplaudidas. A tal punto que el gobierno del estado de Veracruz, en noviembre del 2003, le ofreció un justo homenaje en el marco del Festival del Son (primera fotografía, más arriba a la derecha). En aquella ocasión se presentó con su “Sonora Las Vegas” en el teatro de La Reforma y en el Centro Cultural Atarazanas.
Como muchos otros cantantes, soñaba estar hasta el final de su vida cantando; quería morir en la tarima. Al parecer un descuido de su salud se le complicó con un cáncer prostático. Hablábamos de vez en vez por teléfono y me demostraba estar muy optimista, pero no era así. En el 2004 fue sometido a un tratamiento intensivo en el Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI de la ciudad de México, pero la enfermedad inicial derivó en complicaciones pulmonares que a su vez le causaron un accidente cerebrovascular que le cercenó la vida el día 31 de mayo del año 2005. Según un amigo que lo asistió hasta la última hora, era muy triste ver como se le estaba yendo la vida. El Sindicato Único de Trabajadores de la Música venía realizando actividades tendientes a recolectar fondos para ayudarle económicamente. Fue sepultado en el Panteón Americano a las 11,00 horas del día 1˚ de junio del 2005. Me parece muy justo recordar a este valor nuestro a seis años de su partida, quedando en nuestra historia local junto a otras celebridades que también en su oportuno momento será necesario darle el mérito que se merecen, no solo para que las generaciones futuras los conozcan, sino que en la actualidad hay coterráneos que por falta de la información requerida, y en contra de nuestra voluntad, no saben nada de ellos. Esta pequeña biografía no es ni remotamente todo lo que se puede conocer y decir de Wuelfo, pues hay etapas desconocidas por el que escribe, que exhorta a los que sepan y deseen, hacer su aporte para conocer mucho más de nuestro cantante amigo, que tuvo el honor de pasar a la posteridad, talvez sin él pensarlo, por haber cantado con esa gran agrupación musical que fue y es La Sonora Matancera.
Este trabajo no hubiera sido posible si no hubiera tenido la ayuda del Dr. Héctor Ramírez Bedoya, anestesiólogo colombiano que ayuda a muchos a mitigar sus males por medio de la cirugía allí en su natal Medellín, pero que como musicógrafo, y desde la presidencia de la Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia, ha tenido el mérito de haber escrudiñado en la “Historia de la Sonora Matancera y sus Estrellas”, libro del mismo título publicado en 1996, que se considera la obra cumbre jamás escrita sobre el decano de los conjuntos cubanos.