por Carlos Valiente Romero | Tampa, Florida
[Artículo publicado en la Revista del C.I.R., Época IV, Año II, No. 1, mayo de 1955]
Hemos recorrido el abrupto camino que representan doce meses de lucha; de luchas y de triunfos, de los cuales quedan como testigos de nuestra marcha triunfal los números editados. Ellos son como trofeos que honran al C.I.R., Institución cimera de nuestra comunidad, que ha sabido orientar en todos los tiempos, por los senderos de la civilización y la cultura, a esta gran ciudad que ya es Santiago de las Vegas.
Hoy estamos de plácemes todos los que echamos sobre nuestras espaldas el honroso deber de publicar la Revista del C.I.R., sin más garantía entonces, que nuestra voluntad y nuestra acendrado optimismo por todo lo que redunde en beneficio y honra del Centro y sus cosas.
Al Centro vinimos, hace ya un año, acompañados de un grupo entusiasta de compañeros, para ocupar la honrosa posición de Presidente de su Sección de Cultura. No desconocíamos entonces las cualidades que se requieren para poder llenar a cabalidad este honroso cargo, que exige por sobre todas las cosas, seriedad, madurez y amplia cultura que unidas a una gran dosis de buen juicio, de ecuanimidad y de amor a la organización, hacen que se triunfe en esa escuela de responsabilidades que es el C.I.R.
Dicho todo esto es fácil comprender la difícil tarea que se nos presentaba al grupo de jóvenes, que como el autor de estas líneas, carecemos no sólo de la suficiente cultura, sino de esa madurez y constancia en los propósitos que sólo los años dan.
No obstante, deseosos de triunfar, comenzamos nuestra labor; allí estaban a nuestro lado para iniciar la grata tarea de revivir la Revista del Centro, nuestro entrañable amigo Orlando López (Nano), serio y laborioso, cumplidor exacto de las tareas a él encomendadas; nuestra estimada compañera Mercedes Fernández, periodista por vocación, editorialista y Jefe de Redacción insustituible del C.I.R.; Miguel A. Cancio, Nelson Victoria, Gerardo Pedrera, Ardelio Artiles, jóvenes entusiastas que completaban el primer Cuerpo Administrativo de la gloriosa publicación que iniciaba su cuarta época. Asimismo, siguiendo de cerca nuestros pasos, han estado cada mes las palabras de aliento y el trabajo personal de Jovino Álvarez San Jorge, valor positivo de nuestra Institución, que ha unido a su labor tesonera de Presidente Social el esfuerzo grandioso de publicar nuestra Revista; y junto a él, es digno consignar, la presencia en el trabajo realizado de su diligente y entusiasta esposa Sra. Elena Gutiérrez, redactora de la Crónica Social.
Y ha triunfado la Revista del Centro; frente a los vaticinios de los “videntes” que le daban de plazo dos tiradas para su extinción, se alza altiva cada mes, como bandera gloriosa que al flamear el viento del progreso esparce por todo nuestro medio las siglas inmortales: “C.I.R.”
Hace treinta y tres años que apareció por primera vez nuestra querida publicación, cuando por acuerdo de la Sección de Bellas Artes del Centro de Instrucción y Recreo, a propuesta del brillante periodista santiaguero Francisco Simón V., se comienza a editar el dia 1° de diciembre de 1921.
Después de dos años publicándose quincenalmente, finaliza su primera época con la última edición de febrero 15 de 1923.
Transcurren entonces cinco largos años de inactividad, hasta que por iniciativa del inolvidable luchador centrista, Enrique Román Valdés, se logra nuevamente su publicación en 1928. Es así como nace su segunda etapa, en la que se destacan por su labor al frente de la misma los meritísimos asociados Palmiro Ortega Álvarez, Manuel Perera y el propio Enrique Román, los que logran, tras brillante esfuerzo, mantenerla hasta diciembre de 1931.
El día 15 de junio de 1936, bajo la presidencia de Palmiro Ortega, renace nuevamente la Revista del C.I.R., esta vez bajo la dirección del brillante poeta santiaguero Pedro N. Aguiar, que contaba con la eficiente colaboración de Eduardo Salinas, Ricardo Álvarez, Francisco del Amo y Luis Beiro, los que la publican por espacio de dos años, dando término finalmente a su tercera época.
No obstante, recientemente, la Directiva Social que presidiera el digno asociado Dr. Armando Olivera Jiménez, publicó en el año 1953 un número extraordinario de la Revista, como memoria del trabajo realizado por dicha Directiva en nuestra Institución.
Queda pues aquí, en estas páginas, constancia eterna de la sincera e inmensa alegría que hoy nos embarga, porque estamos seguros que este Aniversario de la Revista del Centro, que hoy conmemoramos, representa un rotundo triunfo de los que honran al C.I.R.; a ese C.I.R., al que aún le quedan muchas victorias por conquistar; todavía se ven allá a los lejos montañas enormes, gigantescos obstáculos que parecen infranqueables, pero no importa, al igual que hace un año en el renacer glorioso de nuestra Revista, un pequeño ejército de voluntades avanza, avanza siempre y a cada obstáculo un formidable grito de optimismo sale del pecho de cada soldado: ¡¡FE Y ADELANTE!!
Ramón Rodríguez Padrón, Carlos Valiente Romero, y Julián Parra Hernández, tres jóvenes que triunfaron en el C.I.R. |
Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer....
ResponderEliminarFragmento del poema Juventud de Ruben Darío ...
"Mi homenaje a la Revista del Centro" -nostálgico artículo....recuerdo de una bella etapa de nuestra juventud en aquel nuestro querido Santiago de las Vegas de ayer....el que, gracias a este original proyecto de la familia Balido... vive aun hoy con nosotros ....como lo será mañana.... y siempre......Amén.....
Mi padre, Ismael, siempre hablaba con nostalgia del Centro y de la revista. Además tenía muchas anécdotas simpáticas. Yo siempre le pedía que me hiciera cuentos de sus amigos, de las travesuras que hacían (inocentes, no hay que aclarar, porque era una juventud muy sana) y de todo lo que se divertía allí con sus amigos, del cual el autor es uno de ellos. Irma y Belarmino fueron una parte muy linda de mi niñez en Santiago y los recuerdo con nostalgia y cariño. Como dice una canción popular hoy día, "quisiera tener una máquina del tiempo...". Gracias a Carlos Valiente por mantener vivos estos recuerdos.
ResponderEliminarGiselle
Carlos que joven y guapo, gracias por los recuerdos que nos traes siempre de Santiago y sus costumbres.....
ResponderEliminarAsi como esa foto cuando tenias 23 anos es como yo te recuerdo; esos eran los tiempos felices de nuestra vidas. Como en ocasiones anteriores te digo que daria yo por volver el tiempo atras a la epoca de los 50 que ya jamas volveran.
ResponderEliminarXiomara Vigoa (Sanchez)
Carlitos, gracias por tu lindo articulo, en esa foto eres la viva imagen de tu querido y recordado padre Belarmino.
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