miércoles, 19 de abril de 2023

Arturo Doreste Miranda: Poesía y poetas de Santiago de las Vegas

Arturo Doreste Miranda
Foto de 1928
Arturo Doreste Miranda, poeta, bibliotecario, periodista, y miembro de la Academia Cubana de la Lengua, fue uno de los más reconocidos poetas de la primera mitad del siglo XX en Cuba.

Nació en Isabela de Sagua, en la antigua provincia de Las Villas, Cuba (hoy provincia de Villa Clara) el 28 de octubre de 1895. Vivió desde la década de los 50 del siglo pasado en Santiago de las Vegas, donde falleció el 7 de enero de 1985. 

Sobre Arturo Doreste Miranda publicamos hace algunos años un documentado trabajo sobre él y su obra. Usted puede acceder a esa información aquí

Hoy nos dedicaremos a exponer con mayor profundidad su obra poética y valoraciones y criterios obtenidos de diversas fuentes sobre su obra lírica. 

Debemos comenzar diciendo que Arturo Doreste fue un destacado poeta y que hoy está prácticamente olvidado en Cuba, donde ni siquiera aparece en el Diccionario de la Literatura Cubana confeccionado por el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba. Al notable poeta, le daba risa el hecho de no encontrarse en el Diccionario de Literatura Cubana. En otras ocasiones, le provocaba tristeza.

Fue uno de los mayores exponentes de los sonetos en Cuba y tiene una obra conformada por múltiples premios y libros. 

Como poeta se le considera un romántico que muy bien estaría en la misma línea del también poeta Mariano Albaladejo y Malberty: lírico y silencioso.  Se le ubica dentro de los poetas de la primera etapa republicana.

“Doreste prefiere el verso clásico, estatuario y sonoro, pero como es un poeta, su verso tiene junto a la música la idea flaminea y la concepción hermosa; sus adjetivos son intocables y sus símiles perfectos, lo que acusa que cuida la forma aunque el sentido interior sea todo espontáneo, río que corre sin importarle el cauce, pero decursa al pie de hermosos bosques, refrescando jardines; bucolismo y panteísmo que le saltan en cada estrofa. Es Poeta y poeta, en todos los conceptos.” 

Así lo presentaba la revista Antorcha a los santiagueros en 1959.

En 1916, cuando sólo contaba con 21 años de edad,  compartió, junto con Miguel A. Macau, el primer premio de poesía en los Juegos Florales de Santiago de Cuba. 

En 1917 publica su primer poemario Mis sueños y mis rosas. 

En 1922 aparecen sus poemas Intimidades y El Jardín Encantado en la recopilación realizada por Paulino G. Báez y que fue publicada bajo el título Poetas Jóvenes Cubanos, por la Casa Editorial Maucci en Barcelona, España. A sus 27 años de edad, ya se le leía fuera de nuestras fronteras. Seguidamente, incluimos esos dos poemas.

INTIMIDADES

Reza, reza, reza, corazón dolido,
por lo que has ansiado y no has conseguido,
fervorosamente reza tu oración;
se acerca la noche fatal y sombría,
y notas que llega la melancolía,
y te sientes solo, pobre corazón.

¿Dónde están aquellas dulces bienandanzas?
¿Dónde los halagos de las esperanzas
que te producían sublime inquietud?
¿Y las ilusiones suaves y divinas
que hasta ti llegaban como golondrinas
para regocijo de tu juventud?

¿Y aquellos jardines de lirios y rosas?
¿Y los ruiseñores? ¿Y las mariposas?
¿y tus deliciosos sueños, dónde están?
¡Ya no hay mariposas! ¡Ya no hay ruiseñores!
¡Los sueños se han ido! ¡Se han muerto las flores!
¡Y las torturantes penas no se van!

Sientes las nostalgias del hogar lejano,
--que es como un oasis perdido en lo arcano—
el hogar que era tu edén y tu amor,
y llorando evocas a la madre muerta,
sobre cuya tumba lóbrega y desierta
acaso no exista quién quiera una flor……!

En la tenebrosa noche de tu duelo,
buscas una estrella que brille en tu cielo,
reclamas la blanda quietud del hogar;
y ves el espacio tan triste y obscuro,
tu alma proscrita, tu paso inseguro,
que sientes anhelos de echarte a llorar.

Sobre los ensueños que adorabas tanto
vaporosas brumas puso el desencanto,
la sombra que siempre persigue a la luz

y con tus angustias y con tus dolores,
y tus pensamientos desconsoladores,
lates bajo el rudo peso de la cruz.

Corazón sincero: tanto has padecido,
tantas esperanzas bellas, has perdido,
que confiadamente buscas la oración…..
pronto es tu duelo y honda es tu tristeza,
corazón dolido, reza, reza, reza,
que se está,  muriendo tu última ilusión.


EL JARDÍN ENCANTADO
A Vicente Menéndez Roque


Poeta: en tu jardín donde el follaje
con leve ondulación esmeraldina,
oculta la fontana cantarina
que arpegia en el silencio del paisaje

detuve la fatiga de mi viaje
y fue mi estancia en él tan peregrina,
que se quedó grabada en mi retina
la visión apacible del paraje

Y cuando proseguí con mi tristeza,
tu refugio de paz  y de belleza,
me envió con el céfiro clemente

cual consuelo a mis íntimos dolores,
la lírica fragancia de sus flores
y el sonoro epinicio de la fuente…..

En 1928 se publica Evolución de la cultura cubana 1608-1927.  Volumen 5  La poesía lírica en Cuba, recopilación, prólogo y notas de José Manuel Carbonell y Rivero, Presidente de la Academia Nacional de Artes y Letras, en la que se incluye a Doreste como representativo de la poesía cubana del momento y le publican los siguientes poemas: La elegía de la lluvia, El vaso, Celaje, Gris y Ansiedades. 

Veamos las notas del Sr. Carbonell: 

Su nombre es favorablemente conocido en la esfera de las letras cubanas, como poeta sentimental y pulido.

Aparece en nuestro mundo literario con intermitencias, pero nunca decreciente.  Sin adoptar formas extraordinarias ni internarse por caminos ocultos; sin llevarnos a laberintos simbolistas ni retorsiones del lenguaje, es un poeta de estilo personal y de algo más: de conciencia del estilo.

A continuación presentamos esos poemas, gracias a la colaboración de la MSc. Melisa Jerome, especialista de la biblioteca de la Universidad de la Florida que se tomó muy en serio nuestro empeño de estudiar y divulgar la poesía de los poetas del patio. 

ELEGÍA DE LA LLUVIA

¡Oh, qué lluvia tan cruel!  Lenta desciende
como un collar de lágrimas, y llena
mi corazón de una infinita pena,
y un nostálgico afán en mi alma prende!
¡Cuán dolorosa es su cantilena!
Cómo la evocación, suave y serena,
las luminarias del recuerdo enciende!
¡Oh, la mirada de la virgen buena,
su boca delicada y sonriente,
el romántico airón de su melena,
sus manos de marfil y de azucena
y el cielo de alabastro de su frente!
Yo te evoco, adorada, en esta hora
de soledad y de nostalgia, y siento
una íntima ansiedad que me devora
y en la penumbra gris de mi aposento
sueño con un amor, todo belleza,
que con mi blanco amor selle su alianza:
¡Sed de quietud, de ensueño y de pureza!
¡Hambre de afinidad y de confianza!
¡Amor que aliente libre de torpeza!
¡Amor rico de encanto y esperanza!
¡Oh, cuántas bellas ilusiones rotas
guarda mi vida! ¡Cuánta sombra arcana!
Las dichas que soñaba, ¡qué remotas!
La novia que yo espero, ¡que lejana!
¡Y qué tristes, qué amargas son las notas
de la lluvia que pega con sus gotas
en el turbio cristal de mi ventana!....

EL VASO

En una polvorienta posada del camino
existía el encanto de un vaso cristalino,
y cada peregrino, tras la ruda jornada,
al pasar los umbrales de la humilde posada
aplacaba sus sedes, poniendo, con fe loca
en los bordes del vaso los bordes de su boca...
¡Y aquel vaso tenía el raro encantamiento
de la frescura eterna para el labio sediente!...
Una tarde serena, llegó hasta la posada
un nuevo caminante.  Dirigió la mirada
hacia la primorosa ilusión de aquel vaso
que brillaba al conjuro de la luz del Ocaso.
Tenía sed... El vaso límpido refulgía
y tentadoramente bello se le ofrecía...
Pero antes de tocarlo quiso saber la historia
de aquel único vaso, que cual timbre de gloria
se brindaba a las fiebres del labio sitibundo
como las más divina bienandanza del mundo.
La supo y sintió asco!... Sobre sus cristalinos
bordes maravillosos, múltiples peregrinos
antes de su llegada, habían escanciado
con labios de vampiros el licor encantado...
¡Y la circunferencia del borde, parecía
una enorme y grotesca boca que sonreía!...
Y el joven caminante sintió tan hondo duelo
que tomando aquel vaso lo arrojó contra el suelo.
Y los cristales rotos, a los vivos cambiantes
del Poniente, brillaron cual llanto de diamantes...

ENVÍO

Espero que tu espíritu sutilmente comprenda
la tortura infinita que entraña esta leyenda:
tu cuerpo, que posee lenidades de raso,
conserva semejanzas íntimas con el vaso,
y yo, dulce Imposible, que a mi pesar te quiero,
con el desventurado peregrino postrero...

CELAJE

Dejó en mi vida
tu amor,
una herida
y una flor.

Gracias, lejana querida,
gracias te da mi dolor,
porque dejaste en mi vida
la tortura de la herida
y el perfume de la flor!

GRIS

En la calma solemne del paisaje
se alza un árbol fantástico y sombrío,
que huérfano de pompa y de follaje,
parece que vigila aquel paraje
cual centinela trágico y bravío.

Sobre su ramazón ennegrecida
detuvo un ave la inquietud del vuelo;
rimó un cantar, que fue su despedida,
y después, con nerviosa sacudida,
batió las alas y voló hacia el cielo...

La audaz reminiscencia reconstruye
aquella escena, y noto cómo fluye
la sombra al corazón, y es que remeda
el ave, la esperanza, porque huye,
y el árbol, el dolor, porque se queda!....

ANSIEDADES

Pienso en tu cuerpo blanco estas noches de frío
loco por los recuerdos y pleno de emoción...
¡Cuerpo que tantas veces palpitó junto al mío
al conjunto imperioso de una misma pasión!...

Y siento el torturante, el implacable hastío,
de verme solitario con mi desolación,
de encontrar en mi tálamo siempre un lugar vacío,
de hallar siempre, en el pecho, vacío el corazón!....

Y en tanto que los años van en rápida huída
interrogo, ante el duelo perenne de esta vida
estéril, de tediosa bohemia sin Mimí:

Oh, muñeca lejana de mis noches aquellas,
¿En qué labios, tus besos, imprimirán sus huellas?
¿Junto a qué nuevo amante te acordarás de mí?

En 1942 su poemario Toque de clarín recibió el primer premio en el concurso convocado por la Dirección de Propaganda de Guerra del Ministerio de Defensa Nacional y en 1947 su poema Cristal, publicado en la revista Tierra Libre, obtuvo el Premio "Víctor Muñoz", organizado por el Ayuntamiento de La Habana.

CRISTAL

I

Al exaltar tu amor mi amor exalta
todas las madres en su ofrenda pura,
y ofrece en regocijo y en ternura
la transparencia que a mi voz le falta.

Resalta tu bondad como resalta
un encaje de sol en la espesura,
y eres, por ser quien eres, escultura
que Dios bendice y con su luz esmalta.

Reverencio por ti las madres todas,
y sueño que políglotas rapsodas
canten tu gloria en férvido conjuro,

y anhelo para el cósmico homenaje
nuevos ritos de inédito lenguaje:
génesis ideal del verso puro.

II

Un verso de impecable refulgencia
que entrañe en fervorosa consonancia,
la placidez ingenua de la infancia
y el entusiasmo de la adolescencia.

Un verso de purísima cadencia
ungido de eucarística fragancia,
que lleve a la amplitud de la distancia
la impalpable caricia de tu esencia.

Un verso de cristal, un noble verso
que desborde de su íntimo universo
paisajes de emoción y de armonía;

un verso que sea diáfano y fecundo
para que logre descubrir un mundo
que rendir a tus plantas, madre mía.

III

Un óleo es el dolor, y estás ungida
por su acritud ―humano sacramento―,
y eres en sacrificio y sentimiento
la eternidad: ni cauce ni medida.

Cuando mueves tu mano bendecida
su tranquilo ademán perfuma el viento,
y escudas con su grácil movimiento
el curso ineluctable de la vida.

El tiempo pasa y de su eterna fuga
queda en tu rostro el surco de la arruga,
pero tus ojos brindan sus destellos

en una primavera emocionada,
y mientras más te azota la invernada
tienen más azucenas tus cabellos!

Doreste tuvo una amplia vinculación con los medios. Sus colaboraciones aparecen en Apolo, América, Castalia, Gráfico, El Tranviario, Bohemia, El Fígaro, Ariel, Letras, Fraternidad y Amor, Diario de la Marina, Revista Casino Español, El Educador, Evolución, Ideal Gallego, Ariel (Guanabacoa), Lis (Camagüey), Letras Güineras, Alma Ilustrada (Ciego de Ávila) y Orto (Manzanillo). Fue uno de los redactores de la revista Isla (1955-59), fue miembro de la Unión de Escritores y Amigos del Arte y, junto con Guillermo Villarronda, Sergio Hernández Rivera, José M. Sanjurjo y otros autores, participó en las actividades de la Casa de los Poetas del Cerro. Colaboró en la revista Unión y en La Nueva Gaceta. Fue elegido miembro de la Academia Cubana de la Lengua Española.

Arturo Doreste
Foto circa 1944

En 1944 sale a la luz Pueblo Natal. Insertamos aquí las valoraciones críticas realizadas por los poetas santiagueros Francisco Fina García y Francisco Simón Valdés, sobre ese poemario de Doreste.

En un trabajo publicado en Géminis, el 22 de julio de 1944, Fina García evaluando el poemario de Doreste “Pueblo Natal” se expresaba de la siguiente manera: 

«…….En él palpita una profunda emoción; evocadora de perfiles remotos, que hacen vibrar las cuerdas de oro de su lira,  para echar al vuelo las blancas palomas del recuerdo.» 

Luego añade: 

«Doreste, deja a un lado el acento épico, para entregarse en plenitud al recuerdo de sus primeras emociones, y vierte en estas páginas, toda la exquisita sensibilidad de poeta, en la estrofa burilada y todo su temperamento artístico, en la descripción de los motivos.» 

Finalmente concluye: 

«Son poemas que tienen sabor a sal marina, olores de algas, color de cielo; donde desfilan en una preciosa caravana, las nacaradas espumas de las olas; el perfil esmeraldino de las anchas riberas; el vuelo majestuoso de las gaviotas; el claro azul del cielo, y la blanca casita junto al mar; esas y muchas otras bellezas, describe Doreste, en este delicioso ramillete de poemas marinos, para hacernos gozar el deleite espiritual que proporciona la lectura de “Pueblo Natal”»

Francisco Simón V., escribe también sobre el poemario Pueblo Natal de Doreste en Géminis, el día 2 de septiembre de 1944 1, y dice: 

«…….Así nos hemos quedado perplejos ante este amable, recóndito libro de Doreste, que no es sino un desbordamiento sentimental, esa tara viciosa de la educación romántica.» 

Más adelante dice:

«Excentos[1] de los arrebatos de esta hora, Doreste se revierte sobre la infancia, y llora; pero llora con tanta sinceridad que nos envuelve en la sal de sus lágrimas, en un naufragio de convicciones.» 

Continúa: 

«Doreste, fatalista como todo romántico de estirpe, no pone siquiera un signo de admiración en esa cosa tan natural como es la indiferencia humana, aquí y allá, ante la caída de los humildes, de los nobles, de los nobles de la santidad, de los generosos en darse a todo sendero……»

Termina diciendo: 

«Eso es lo que hay de grandiosidad en la obra.  No compartimos su postura y nos gana.»

En su Canto a Oriente (1944) tiene hermosos versos dedicados a la Virgen de la Caridad del Cobre.

¡Patrona de Cuba! Pródiga y risueña
desde tu santuario místico del Cobre
distribuyes gracias, oh, Virgen Trigueña,
sobre las angustias del rico y del pobre.

Con sol tus ebánicas sienes aureolas,
te consagra el pueblo tus hondos afanes,
del mar en tormenta dominas las olas
y de los escollos salvas los tres Juanes.

El fervor te aúpa, la luz te corona,
y quien a ti llegue triste y sitibundo,
deshojas sus penas, oh, santa Patrona,
y tus bienandanzas corren por el mundo.

¡Caridad del Cobre! Raudal de alegría...
Aunque sin dolerme sufro mi Calvario,
no ha llegado nunca mi melancolía
a dejar su ofrenda junto a tu santuario…

Pero con la fuerza de mi pensamiento
―limpio de la turba tentación mundana―
asisto a tus misas con recogimiento
cuando abre sus rubias puertas la mañana;

y en la emocionada paz de tu capilla
―sin estéril dolo ni rencor salobre―
reverentemente dobla la rodilla, 
oh, maravillosa Caridad del Cobre.

Y reconfortado por tu etérea gracia
el retorno emprende con tranquilo vuelo,
para ir derramando sobre la falacia
en el nombre tuyo, perdón y consuelo.

En la Biblioteca del Soneto, cuyo autor es el Sr. Ramón García González, aparecen publicados, entre otros, los siguientes sonetos de Doreste.

ACUARELA

Eterno mar de móvil transparencia,
- arrullo en flor o franca resonancia -
el aire azul en viaje a la distancia
desparrama la sal de tu cadencia.
La espuma en ondulante florescencia
diluye la marítima fragancia,
y el desteñido cromo de la infancia
cuelga de las paredes de la ausencia.
Luna de ayer cual áncora de plata,
balanceo beodo de navío,
faro cordial de pétrea escalinata;
y bajo polvaredas de rocío,
un sollozo fugaz de serenata
y un naufragio de estrellas en el río...


HOGAR

Sobre fuerte estacada en la ribera
se empinaba mi casa; en ella había
pobreza y honradez, paz y alegría,
caudal de amor y dicha placentera.
Sencilla arquitectura de madera
en arca de ilusión la convertía,
y tal como una escala, verdecía
el laberinto de la enredadera.
Hogar remoto que albergó mi infancia
en el sagrario de su encantamiento
que se ha desvanecido en la distancia;
donde mi mano, en tardes luminosas
rompía algún papel y echaba al viento
un enjambre de blancas mariposas.


VIEJO MARINO

Con voz de ayer y ritmo de velero,
- verdor de musgo en el mirar lejano -
junto al móvil umbral del océano
habla y camina el viejo marinero.
Acaso sueña en próximo crucero
hacia el puerto natal su sueño en vano,
y agita al viento la vencida mano
como si señalase un derrotero...
¡Pobre marino a quien brutal procela
en las rocas del piélago bravío
estrelló el barco y le rasgó la vela;
y, demente en la costa se destaca,
como un pedazo más de su navío
que se mueve al vaivén de la resaca!


TRIPTICO LUNAR

En el sepulcro huérfano de flores,
eternamente en la quietud dormida,
soñando con los mágicos amores
que no pudo gustarlos en la vida,
está la dulce novia inmaculada
la que adoramos con vehemencia loca:
Se fue sin dedicarnos su mirada
ni la gloria de un beso de su boca...
¡Huyó al misterio! Recordamos de ella
el rostro delicado y lisonjero
y la copiosa cabellera bruna;
y soñamos que habita en una estrella,
en la divina perla de un lucero
o en el monstruoso lirio de la luna.


SONETO

Solo en la adversidad. Solo conmigo,
solo con el escudo y la trinchera,
solo con la canción y la palmera,
solo con la orfandad del enemigo.

Solo en la cruz y solo en el castigo,
solo con el paisaje y la bandera,
solo en la desventura sin espera,
solo: en la soledad sólo un testigo.

Solo en la patria, solo en el encierro,
solo en el sacrificio y el destierro,
solo en la indignación, solo en la guerra,

y solo he de arrastrar ludibrio y dolo
hasta morir estoicamente solo
en el rincón más solo de la tierra.

Presentamos otros poemas de Doreste e iniciamos con el que honra al ilustre artista plástico santiaguero Víctor Aguiar.

VÍCTOR AGUIAR
A Ligía

Su arte maravilloso enalteció las telas
con juegos de matices y fiestas de fulgor,
y bajo el firme trazo las finas acuarelas
afirman un alarde de gracia y de color.

La iglesia frente al parque, jardines y cancelas,
el flamboyán y el valle y el cielo y el alcor,
los rústicos bohíos, relámpagos de espuelas
y en todo el renovado mensaje de su amor.

Ya está su mano inmóvil y su taller vacío,
le llaman las palmeras que lloran junto al río
en un paisaje extraño paupérrimo de luz;

fue su mortaja el tenue crepúsculo violeta,
resplandeció una lágrima y sobre su paleta
quedaron los pinceles en forma de una cruz.


ESTATURA

Sueño que tu estatura y mi estatura
son gemelas: tu frente con mi frente
pueden unirse, soñadoramente,
y ser dos cumbres a la misma altura.

Sueño el verso de firme arquitectura,
recio abolengo y tono confidente
que me sirviera de invisible puente
tendido entre la ausencia y la ventura.

Para mi gloria y protector abrigo
busca un rescoldo la ilusión tardía
junto a la lumbre del trasero amigo,

donde por un capricho del espejo
copie el azogue de la fantasía:
la eterna juventud del árbol viejo!

LUZ ROJA
A Jesús Couso López

Si alguien te dice: — ¡Hermano!,
y la mano te extiende con refinado estilo,
alerta, se prudente, porque puede esa mano
ser garra o ser puñal de doble filo.

Si aplaude porque triunfas, no confíes: acaso
sufre por tus victorias, aguarda tu fracaso
o espera que tu clámide se enlode con el cieno;
y, si para que brindes te ofrece el fino vaso

con ademán sereno,
ten presente que el vaso cristalino
que debes escanciar, puede estar lleno de vino
o de veneno!

Doreste dedicó su poesía también a exaltar los valores patrióticos de nuestro país. Ejemplo de ello son los versos: A la Bandera de la Patria y Madrigal a la Reina que aparecieron publicados en el Diario de la Marina, el 21 de mayo de 1950, en ocasión del centenario de la bandera cubana (puede leer estos poemas al final del anterior trabajo publicado sobre Doreste aquí). 

Aquí reproducimos su poema dedicado a Ignacio Agramonte, que bien ilustra su pasión patriótica.

IGNACIO AGRAMONTE

Gallardo en bizarría y elocuencia
ama la Ley y ante su altar oficia,
y, ardiente paladín de la Justicia
su devoción la exalta y reverencia.

Pero la delación y la insolencia
empañan el ambiente de estulticia
con un refinamiento de sevicia
y un dramático clima de violencia.

Frente a tanta maldad vibró su pecho:
su decisión, trocada en acicate,
iluminó el eclipse del Derecho,

Besó al foro con lúcida mirada,
soñó una patria, se lanzó al combate:
¡y se hermanó la toga con la espada!

Doreste anciano
Foto tomada de Internet


Cerramos este trabajo con el poema que dedicó a su amantísima esposa, la Sra. Leonor Romero Pina.

UNA TARDE SIN TI
A Leonor Romero Pina

Una tarde sin ti!  Hilo de neurastenia
que se le enreda al corazón;
rueca del infortunio que teje la inconsútil
hopa invisible del dolor.

(El refugio bucólico oculto en la arboleda
inmutable a tu ausencia, seguirá en su quietud,
y por el túnel roto del follaje
se filtrará un fantástico peristilo de luz;

y el mar, en la distancia, rubricará el poema
de su infinita majestad;
y todo estará alegre: el piélago y el bosque;
esperanza en el árbol y esperanza en el mar!)

Ausencia tuya! Doble ausencia de tus ojos!
Vocablo en que se puede refundir
luto, dolor, nostalgia.... —todas las desventuras!—
una tarde sin ti!

Su bibliografía lírica quedó integrada por:

Mis sueños y mis rosas (1917)
Pueblo Natal (1944).
Canto a Oriente (1946).
Litoral (1948).
Los últimos instantes de Martí (1949).
Canción Repetida (1968).
Vieja Ciudad (1983).

 


Arturo Doreste Miranda resulta uno de los poetas que hizo vida y obra en Santiago de las Vegas, y logró un sitial cimero en la lírica cubana, con premios, reconocimientos y una magnífica acogida de público y crítica. 

Este recorrido, breve pero a la vez abarcador, debe llevarnos a reencontrarlo en la poesía cubana, de donde, por mucho, por demasiado tiempo ha sido ignorado y olvidado y que finalmente debe recuperar en justicia el puesto que le corresponde en las letras cubanas. 

Fuentes Consultadas: 

  1. Alemán Agusti, Arsenio J., Arturo Doreste en www.sldv.blogspot.com , consultado el 22 de septiembre de 2022.
  2. Arturo Doreste, 1895 - 1985. En https://www.myheritage.com/names/arturo_doreste, consultado el 22 septiembre de 2022.
  3. Arturo Doreste, cubano. Un soneto. En  www.yumpu.com/es/document/read/14406112/hispana-del-soneto-tanatico-frente-de-afirmacion-hispanista/215, consultado el 14 octubre de 2022.
  4. Bayo, Jesús Hno.  María en la poesía cubana. En  http://www.catedravivarium.org/contens/revistas/Vivarium%2031/Mar%C3%ADa%20en%20la%20poes%C3%ADa%20cubana.html consultado el 8 de octubre de 2022.
  5. Carbonell y Rivero, José Manuel. La Poesía Lírica en Cuba. Vol. 5 en Evolución de la Cultura Cubana (período 1608-1927), Imp. El Siglo XX, La Habana. 1928.
  6. Doreste, Arturo. A la Bandera de la Patria y Madrigal a la Reina, en Diario de la Marina, La Habana, 118(120):43; mayo 21,1950.
  7. ―――― Vieja Ciudad. Ed. Letras Cubanas, La Habana, Cuba. 1983.
  8. Fina García, Francisco. Pueblo Natal. Periódico Géminis, 2ª época, Año VII,  No. 176, Stgo. de las Vegas, sábado 22 de julio de 1944.
  9. Fortes, Bárbara. Arturo Doreste, gloria poética isabelina en https://amientender.blogia.com/2020/102801-arturo-doreste-gloria-poetica-isabelina.php consultado el 22 de septiembre de 2022.
  10. García González, Ramón. Biblioteca del Soneto. Arturo Doreste. En www.cervantesvirtual.com consultado el 20 de septiembre de 2022.
  11. Poetas jóvenes cubanos. Casa Editorial Maucci. Barcelona, España. Recopilación y prólogo de Paulino G. Báez. Enero de 1922.
  12. Real Academia de la Lengua Española. Ficha de Arturo Doreste, en www.archivo.rae.es/doreste-arturo-1895-1985 consultada el 22 de septiembre de 2022.
  13. Simón Valdés, Francisco. Aristas: Pueblo Natal por Arturo Doreste. Periódico Géminis, 2ª. Época  Año VII, No. 182, Stgo. de las Vegas, sábado 2 de septiembre de 1944.
  14. Versos de Arturo Doreste”. Nota de Redacción, en la Revista “Antorcha”, Santiago de las Vegas, Año XV, No. 9, julio 30 de 1959.

[1] Se respeta la ortografía del original.

 






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