Santiagueros Connotados: Teodoro Cabrera Alfonso (1862-1932)

Compilación y Redacción: Ing. Arsenio Alemán A. | Santiago de las Vegas

Teodoro Cabrera Alfonso
Caricatura tal como lo vio el artista plástico
santiaguero Manuel Santana (1932)

El más alto poeta santiaguero de su tiempo, Teodoro Cabrera Alfonso, nació el 25 de septiembre de 1862 en Santiago de las Vegas.

Su nacimiento solo nos interesa como punto de partida de una vida que fue notable y fecunda.  Los detalles se pierden en las brumas del tiempo, pero el hecho en conjunto se dilata en los anales de su vida inquieta y creadora.

Procedente de una familia muy humilde y sencilla aprendió el oficio de carpintero como su padre. Vivió casi toda su vida en la calle 10 entre 7 y 9, en Santiago de las Vegas.

A los veinte años ya andaba en trajines culturales. En 1887 cuando solo tenía 25 años desarrolla sus actividades en la Sección de Bellas Artes y Declamación del Centro de Instrucción y Recreo (C.I.R.), la cual dirigió más tarde, desarrollando una intensa labor de cultura popular. Organizó un grupo de Teatro, en el cual además fungía como actor, que ofrecía funciones con gran éxito no sólo en Santiago pero en otras localidades de la provincia como San Antonio de los Baños, Güira de Melena, Bejucal, Calabazar, etc. y contaba con un buen número de actores y un repertorio de más de 200 obras. 

Pensador libre y rebelde, íntimamente vinculado al C.I.R., institución, que en sus inicios fue fragua donde los hombres de ideas libres templaron el carácter y acrisolaron el espíritu, ejerció una influencia determinante en sus primeras actividades artísticas y sociales. En 1889 es electo presidente de la institución y reelegido al año siguiente. 

Sus trabajos tanto en versos como en prosa son publicados en la prensa de la época y en la Revista del C.I.R., de la que fue uno de los más valiosos colaboradores. 

En 1898 publicó un folleto intitulado “Santiago y su Emancipación”. Fue como un buen  patriota, fervoroso amante de la causa mambisa, a la que brindó su ayuda en más de una ocasión y al lado de la cual permaneció activo e identificado ideológicamente. 

Cuando para evitar injustas represalias y exponiendo su vida, se enfrenta a una multitud ansiosa de vengar los atropellos del régimen colonial, está demostrando que con igual valor hubiera levantado su voz para defender a los estudiantes del 71.  

Cuando burlando los absurdos cánones y desafiando a la soldadesca colonial coopera al enterramiento civil de un desdichado proscrito de la Iglesia Católica, está demostrando que sobre la hoguera de la Inquisición hubiera tenido la misma gallarda postura de aquel mártir de la ciencia médica que fue Miguel Server, incinerado vivo por la herejía de haber descubierto la circulación de la sangre. 

El pensamiento progresista de su época tuvo en Teodoro un magnifico gladiador.  Luchó, desde la tribuna o desde la prensa, a favor del proletariado, de las masas explotadas, de la niñez hambrienta, luchó por la justicia y por la libertad para todos los hombres.

Teodoro es la persona que en todos los momentos de su vida consagró su pensamiento a las ideas de redención espiritual y social de los hombres; que sufrió como suyos los dolores de sus semejantes; que inquietó su vida admirable por consolar las penas de la humanidad.

Por muchos años desarrolló una gran tarea en las letras, las artes y las ciencias.  Su personalidad se levantaba sobre tres cualidades: sinceridad, modestia y generosidad. Fueron los pilares sobre los que se estructuró su personalidad y desde los cuales, como las estatuas simbólicas, señalaba a sus discípulos el camino de la dignidad y el honor en la vida y en el arte. Fue, sin lugar a duda alguna, excelente mentor y guía de la inquieta juventud santiaguera de principios del siglo XX.

Fue un artista exquisito y pensador profundo. Fue un crítico severo e inexorable, pero su talento analítico fue en realidad un refugio acogedor y paternal para los que de veras aspiraban a la máxima superación de sus facultades artísticas. Sus juicios críticos, elaborados en el seno de su vasta cultura, dejaban honda huella sobre el terreno que analizaba, pero éstas se transmutaban en fértiles surcos de los que brotaban sus conceptos certeros como espigas florecidas de estilo literario y belleza artística.

"Como homenaje de respeto y admiración, publicamos hoy en el lugar de honor el retrato del Sr. Teodoro Cabrera, al cumplirse el cuarto aniversario de su fallecimiento. Fue Teodoro, como cariñosamente le llamaban, persona de alto relieve moral, intelectual y social; de arraigadas convicciones, y en cuanto a nuestra Institución, era para él su segunda casa. En el aniversario de su muerte deshojamos sobre su tumba las siemprevivas del recuerdo." –Revista del C.I.R., 1936.

Para los que no conocían su íntima contextura moral resultaba difícil admitir que en aquel cuerpo enteco, con aspecto de monje pensador y con un suave andar de dulce nazareno, se anidaran las gallardas ideas y los arrogantes conceptos que supo blandir como látigos purificadores, no sólo para flagelar las injusticias sociales, sino también para expulsar del Templo del Arte a los mercaderes que profanaban la belleza y la emoción.

En 1909 aparece como fundador de la sociedad cultural El Brazo Fuerte, conocida también como Sociedad del Café, especie de tertulia literaria y musical, cuyas reuniones tenían lugar en el domicilio de sus integrantes. 

En 1920 forma parte del grupo que celebró en Santiago de las Vegas (por primera vez en Cuba) el Día de las Madres.

Trabajó en el Dpto. de Botánica de la Estación Experimental Agronómica, en la que llevó  a cabo una fecunda labor científica como eficiente colaborador del eminente sabio botánico Dr. Juan Tomás Roig y Mesa.

En 1930 publicó el folleto “Algunas industrias” en el que realiza valiosos aportes tendientes a la industrialización del país.

Rubén Pérez Chávez, en un enjundioso trabajo intitulado Humanismo del Poeta Teodoro Cabrera – Interpretación de un carácter, aparecido en mayo de 1945 realiza un detallado análisis del carácter humanista de la obra de este intelectual.

En realidad parece inexplicable el hecho de que la producción literaria de Teodoro Cabrera haya permanecido tan olvidada y casi desconocida a lo largo de tantos años, no obstante si analizamos detenidamente la realidad política-social de la época en que le tocó vivir, comprenderemos perfectamente el por qué de este olvido tan injusto. Sencillamente Teodoro “no cabía”. Su pluma se mantuvo silenciosa y apartada, sin ocupar el lugar que le corresponde al lado de los grandes de la poesía cubana.

Otro intelectual santiaguero, Helio Orovio, en su Introducción al libro Centenario del Poeta Teodoro Cabrera – Sus poesías, señala lo siguiente: 

«…la obra literaria de Cabrera, a pesar de contener un carácter algo contradictorio, posee valores reales que le dan carácter de universalidad, siempre en función de la causa del progreso y del bienestar humano». 

Sus poemas fueron condenados al fuego “en una noche de tempestad bajo el cráneo”.

Afortunadamente gran parte quedó en manos de amigos y discípulos. Se publicaron en 1962 por el Consejo Municipal de Cultura de Santiago de las Vegas, al cumplirse el centenario de su natalicio.

Teodoro Cabrera Alfonso muere el 17 de noviembre de 1932, en la ciudad de Santiago de las Vegas, pero, cuando un hombre llega al final de su vida, dejando tras sí la huella indeleble de una ejecutoria fecunda, la estela imborrable de su personalidad robusta y sólida y el rastro luminoso en que cada paso es el jalón que marca y define la nobleza de un sentimiento, la dignidad de una actitud o el prestigio de una conducta, es digno de que se le recuerde. 

Por ello, la Cámara Municipal decidió, mediante acuerdo, que la calle 10 en nuestro pueblo llevase su nombre. El C.I.R. y la Asociación “Más Luz” organizaron a partir de 1933, una  velada lírico-literaria para rememorar cada año a Teodoro Cabrera. 

Como todos los grandes humanistas, Teodoro Cabrera no ha muerto para el mundo. A través de sus ideas y sus ejemplos él sigue vivo, dejando tras de sí la luminosa estela que es la lenta realización de sus anhelos reivindicadores de la humanidad esclavizada.

Fuentes consultadas:

1. Centenario del Poeta Teodoro Cabrera 1862-1962. Sus Poesías. Introducción de Helio Orovio Díaz. Publicado por el Consejo Municipal de Cultura de Santiago de las Vegas. Imprenta del INRA. 1962.
2.  “Los poetas de Santiago de las Vegas”. Compilación y prólogo: Helio Orovio. Publicado por el Consejo Regional de Cultura de Boyeros. Impreso por Imprenta Revolucionaria CTC, La Habana. Circa [1965-1970].
3. Pérez Chávez, Rubén. Humanismo del Poeta Teodoro Cabrera – Interpretación de un carácter. Editorial Marticorena S.A., La Habana. 1945.