Compilación y redacción: Arsenio J. Alemán A. | Santiago de las Vegas
Foto tomada de la Revista del C.I.R. |
El 5 de noviembre de 1843 nace en el barrio de Jesús María, en la ciudad de La Habana, Enrique Leonardo de Jesús María Roig San Martín. De alta estatura, abundante pelo y barba rubia, ojos pequeños y copioso bigote, fue el primero que en Cuba orientó al pueblo por las rutas de la lucha de clases, por lo que se le considera el precursor del socialismo en Cuba.
Fueron sus padres el Lcdo. Juan Tomás Roig y Molina, cubano y médico militar y su madre María del Carmen San Martín, ciudadana mexicana.
La órbita de su vida inquieta es irregular y dinámica, como si su espíritu jamás se acomodara a las circunstancias apacibles de la vida. Estudiante y practicante de medicina; maestro de azúcar y administrador de ingenios; fundador de instituciones y periódicos; creador y profesor de escuelas; figura destacada en la masonería y dirigente obrero por consecuencia de su postrera actividad como tabaquero, conforma con todos estos factores una personalidad excepcional y un carácter extraordinario.
Cursó sus primeras letras en el Colegio San Anacleto, en La Habana. Pudo haber culminado estudios universitarios, pero su espíritu inquieto y rebelde le orientó hacia otras fuentes de enseñanzas y la agonía de la patria esclavizada encendió en su pecho la llama de un ardiente anhelo de justicia y libertad.
En 1859 su hermano Pedro lo lleva a Manzanillo. Allí aprendió el oficio de Maestro de Azúcar. Conoció en los ingenios, a través de la esclavitud, los crímenes y horrores de una sociedad injusta. Ese ambiente de crueldad y dolor templó su carácter y orientó sus pasos en la lucha por la emancipación de todos los oprimidos del mundo.
De vuelta al occidente reside en Santiago de las Vegas circa de 1865, donde permanece hasta su muerte. En 1866 contrae matrimonio con Eugenia Delgado, quien muere al año siguiente. En segundas nupcias contrae matrimonio con Manuelita Rodríguez, con quien tuvo ocho hijos.
Lo aprendido en Manzanillo sobre el arte del azúcar le propició empleo en diferentes ingenios en el occidente del país. En 1879 le encargan la administración del Ingenio Caridad, en Colón, provincia de Matanzas. Concluida esa misión y de regreso en Santiago de las Vegas aprende el oficio de tabaquero. Desde entonces consagró su vida a la defensa de la clase obrera y la tribuna y el periódico fueron las armas de su preclaro talento. Personalidad sencilla y quizá austera de un tabaquero noble y modesto, con alguna cultura — hecho sobresaliente en aquel medio colonial en que el saber era un privilegio — tuvo la osada temeridad de fundar en plena colonia una sociedad de cubanos. Así en Santiago de las Vegas funda el 5 de febrero de 1882 el Centro de Instrucción y Recreo, institución que por más de 78 años resultó el símbolo imperecedero del carácter inquebrantable de su ilustre fundador.
Desde sus orígenes existió entre los miembros fundadores e integrantes de esta institución un importante nivel de preocupación social. Junto a Enrique Roig San Martín, aparecen el Dr. José Fina Mauri, médico de sólido prestigio; Carlos Cairo, Diputado Provincial de talla intelectual; José Calero, ilustrado conferencista; Manuel J. Doval, uno de los más famosos oradores sagrados; Juan Vilaró, un talento en Ciencias Naturales; Teodoro Cabrera, poeta y de vastos conocimientos; Dr. Fermín Valdés Domínguez, ilustre vindicador de los estudiantes del 71; Adolfo Cremata, inteligentísimo en Ciencias Sociales; Manuel Morera (Casito), poeta de claro entendimiento; Juan C. Simón, de fecundos conocimientos; Casimiro Jufré, poeta lírico; López Martín, literato; Eduardo Pineda, director de nuestro primer periódico La Evolución; Dionisio y Nicolás Menéndez, ambos oradores; estos cinco últimos, españoles progresistas que estaban identificados con nuestros ideales y que se sumaron a la tarea que llevaron a cabo los ilustres cubanos mencionados anteriormente.
Fue su primer Presidente. Hombre culto y enérgico que interpretó el sentir de sus contemporáneos. Dominaba el francés como si fuese su propio idioma. En su biblioteca se encontraban las más importantes obras de filósofos y escritores. Fue un autodidacta insaciable y un investigador tenaz y ejemplar. Dotado de cualidades excepcionales fue el creador de la personalidad cubana en el orden social y fue sublime rebelde en aquel período aciago que atravesaba Cuba y principalmente Santiago de las Vegas, donde se extremó la intransigencia en grado sumo por parte de los reaccionarios españoles.
Santiago de las vegas le vio andar sus calles, con paso firme, alta la frente y altivo el porte y las galeras de las tabaquerías, escucharon en diversas ocasiones el sonoro torrente de su voz redentora, que le convirtieron en un ídolo de los trabajadores.
Roig San Martín asume la lucha sindical como una tarea de alta prioridad y colabora en diferentes publicaciones obreras hasta que decide fundar un periódico, El Productor, cuyo primer número vio la luz el 12 de julio de 1887.
El periódico se convirtió en enemigo de la España colonialista y de la burguesía criolla. La injusticia social era el plato fuerte del periódico, denunciando la explotación de los obreros por los dueños de talleres y alentaba la reunión de los obreros en una aspiración común: la causa de su regeneración social.
Fue tan destacada la actividad del periódico en la defensa de los obreros cubanos, que en 1888 la Junta Central de Artesanos de La Habana, designó a El Productor su órgano oficial, siendo promotor de solidaridad obrera más allá de las fronteras.
Tomamos de un artículo publicado en la prensa local en 1942 la siguiente anécdota sólo para, en palabras de Rubén Pérez Chávez «develar ante los ojos de los santiagueros, un gesto de Enrique Roig, que en su conmovedora sencillez, revela cómo era de selecta su robusta personalidad y cuáles las proporciones de su espíritu inquieto, a la vez que hacer evidente el cariño profundo que sentía por este pueblo, al que amó cual si hubiera sido la cuna magnífica de su vida fecunda». La anécdota:
«Corrían los primeros meses del año 1888. Santiago era azotado por una espantosa epidemia de viruela que enluteció el hogar de muchos humildes santiagueros.
»En las columnas de El Productor, en las cuales los asuntos de Santiago se trataban siempre con el mismo calor y extensión que si fuera un periódico local, inició con cien pesos una colecta que se elevó a más de cuatro mil y que eran entregados semanalmente al "Comité de Auxilios", que presidía entonces el Lcdo. Eligio María de Palma.
»En el artículo que escribió para iniciar la colecta, empezaba diciendo Enrique Roig:
«La suma donada, la teníamos para conmemorar con una fiesta familiar la “Comuna de París", pero queremos a la vez hacer dos obras meritorias: dar la mano amiga a la desgracia, por una parte, y por la otra, grabar en la memoria de los hijos de Santiago, la fecha de la "Comuna de París":18 de marzo de 1871»
»¡Así eran los gestos de Enrique Roig!»
Su gran pasión fue escribir. Ya, faltándole las fuerzas, escribió ¡O pan o plomo!, que apareció en la primera plana de El Productor, el 23 de junio de 1889. Las autoridades colonialistas consideraron ese artículo como una declaración de guerra y ordenaron el encarcelamiento de Roig el día 25 de junio. Tres días después fue liberado, después que un amigo abonara la fianza de cinco mil pesetas, que le había sido impuesta. Pero su salud quedó definitivamente quebrantada.
Antes de cumplir los 46 años de edad, en la madrugada del 29 de agosto de 1889, en Santiago de las Vegas, cuando la ciudad se despertaba y sus hermanos de clase sacudían el sueño de sus párpados para acudir al trabajo, lo abandonó la vida, a consecuencia, mientras estuvo preso, del agravamiento de su diabetes crónica. Rodeado de su esposa y sus siete hijos, cayó rendido a los pies de la muerte aquel Apóstol que no supo postrarse ante los tiranos.
Había dejado de existir el invencible campeón, el denodado adalid, el incansable defensor de los derechos obreros, como le llamó la prensa obrera de la época. Su sepelio, según testimonios de la prensa de aquellos tiempos, fue la más grande demostración de duelo que la ciudad de La Habana rindiera a hombre público alguno.
Su espíritu idealista soñó con el advenimiento de un régimen social donde la fraternidad, la libertad y la igualdad fueran los vértices de un nuevo mundo, sin privilegios, sin explotados y sin opresores, y a este ideal de redención ofrendó todas las energías de su corazón, el calor de sus sentimientos y la inmaculada pureza de sus ideales.
El periódico Patria, órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano, publicó el 21 de febrero de 1894 en Nueva York, un artículo sobre Enrique Roig San Martín escrito por el Dr. Fermín Valdés Domínguez, amigo íntimo de José Martí y defensor de la inocencia de los ocho estudiantes de medicina fusilados por el colonialismo español en La Habana en 1871, en que expresaba lo siguiente:
«Los pueblos no pueden olvidar a los hombres que, como Enrique Roig, saben sacrificarlo todo por sus hermanos en los dolores y en las eternas grandezas del espíritu.
Estudió para enseñar, y fue su vida pública y privada un ejemplo y un motivo de orgullo y de gloria para su pobre patria.
Yo estreché por última vez su mano cuando, perseguido por los agentes del gobierno español, halló asilo en mi casa. Nunca como entonces tuve tanto orgullo en ser su amigo y su hermano en sentimientos y en aspiraciones. Eran aquellos los días agitados de una huelga.
* * *
Murió mi amigo, — como supo vivir, — en su puesto. Su memoria es una bandera y en su tumba ha escrito ya su nombre de genio de la Patria con los amorosos caracteres con que eternamente se graban los de los profetas y los mártires de las libertades humanas».
¡Bien lo merecía quien fue un ejemplo de honestidad, abnegación y patriotismo!
Fuentes:
Febrero 5, 1882 — Febrero 5, 1922. En Revista del C.I.R., Año II, No. 5, febrero 5 de 1922.
Enrique Roig San Martín (1843-1889) – Anarquismo en www.autogestionacrata.blogspot.com, consultado el 18 de febrero de 2021.
Enrique Roig San Martín. Material impreso en ocasión del centenario de su natalicio por el Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, 1943.
Enrique Roig San Martín, en www.ecured.cu, consultado el 18 de febrero de 2021.
Fina García, Francisco. El idealista Enrique Roig y San Martín. En revista Antorcha, Año XIV No. 2, diciembre 30 de 1958.
García, Pedro Antonio. Enrique Roig San Martín, publicado en Bohemia el 5 de noviembre de 2018 y consultado en www.bohemia.cu el 18 de febrero de 2021.
Historia de Cuba II, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba, 1973.
Pérez Chávez, Rubén. Enrique Roig, Santiago y la "Commune" de París, en periódico Géminis, 2a época, Año V, No. 93, Santiago de las Vegas, octubre 31 de 1942.
————Enrique Roig y San Martín. Un precursor del socialismo en Cuba. En revista Antorcha, Año XV, No. 11, septiembre 30 de 1960.
Rodríguez, Arturo. Ayer y hoy, en Revista del C.I.R., Año III, No. 9, febrero 5 de 1937.
————. Los presidentes del Centro, en Revista del C.I.R., Año V, No. 9, febrero 5 de 1938.
Magífico el artículo de Arsenio Alemán sobre Enrique Roig y San Martín. También el Profesor de Harvard, H. E. Friedlaender (ver HISTORIA ECONÓMICA DE CUBA, Volumen XIV), estudia ampliamente al insigne santiaguero; y mi Profesor de Derecho Laboral de la Universidad de La Habana, Dr Efrén Córdova Cordovés, describe su labor sindicalista y social, tanto en su libro como en las clases de asignatura. Ambos basan sus estudios, en gran parte, en la biografía y obra de mi padre (Gabriel Gravier): “Enrique Roig y San Martín o El Fundador”. Leonardo Gravier (ofegravier @yahoo.com)
ResponderEliminar