jueves, 24 de junio de 2021

Recuerdos olvidados: Los espejos de los abuelos

por José Alberto Balido | Madrid, España

Memphis CVB
Últimamente estoy recordando mucho a mi querida Abuela Nana (Altagracia Pérez Álvarez, 1905-1999) y los cuentos de su niñez. Hoy poniéndome la mascarilla contra la COVID frente al espejo de la entrada, siento su voz diciéndome que en casa de sus abuelos, cuando alguien fallecía, tapaban todos los espejos. ¿Por qué? No sabía decirme. Alguna costumbre cuyos orígenes se remontaban a la época de los ancestros.

Pero, ¿qué ancestros? Recordaba haber leído alguna vez que los judíos, al fallecer un familiar, velaban los espejos durante el período de shiva, o luto, hasta el entierro, presuntamente para desalentar la vanidad en ese momento de duelo y permitir que los sobrevivientes concentrasen su dolor en el difunto.

¿Seríamos criptojudíos en mi familia? 

Un paréntesis histórico: cuando los Reyes Católicos expulsaron a judíos y musulmanes de España en 1492, mismo año en que Colón descubriera la isla de Cuba, a aquellos judíos que aceptaran la fe cristiana se les permitió permanecer y no perder sus propiedades en la nueva España unificada. Algunos, naturalmente, la aceptaron solo hacia afuera y seguían practicando la fe de Abraham en secreto (de ahí el nombre "criptojudíos"), cosa que los Reyes no toleraron y que persiguieron con la ayuda de la "Santa" Inquisición, diseñada para detectar falsos conversos, que confesaban su "herejía" tras largas y barrocas torturas inimaginables.

Ante esta inhumana situación, muchos conversos huyeron al Nuevo Mundo, suponiendo que al estar lejos de la Inquisición, podrían llevar una vida más digna y tranquila. No fue así: poco después, llegó la Inquisición a América, donde fue tan cruel y salvaje como lo fue en la Madre Patria. Sumándole a esto los estatutos de "limpieza de sangre", que dictaban que cualquier español aspirante a cualquier beneficio o cargo de importancia tenía que demostrar su descendencia de "cristianos antiguos" y no de conversos, queda claro que cualquier descendiente de judío o moro haría todo lo posible por evitar ser detectado. Y así, con el tiempo, llegaron a desaparecer casi por completo las religiones judía e islámica, salvo algunos vestigios que generaciones más recientes seguían por costumbre sin saber el por qué. 

Todo esto me ha hecho pensar que tal vez sí, la familia de mi abuela paterna pudiese descender de "marranos", como también se les llamaba con desprecio. Pensé que pruebas genéticas lo pudieran confirmar, y efectivamente tengo en mi sangre un 4% más o menos del Medio Oriente, que bien puede ser judío sefardita, pero dada la historia de la península, igual puede ser árabe. O un poco de ambos.

Investigando el tema recientemente, he aprendido además que la costumbre de velar espejos no fue solo de los judíos: en la época victoriana se puso de moda, según dicen algunos, para evitar que el alma del difunto se viera en el espejo y quedara atrapada en él. Nadie quiere un fantasma en casa, aún siendo de un ser querido. Supersticiones que a la luz del siglo XXI nos pueden parecer románticas o tontas, pero en ese mundo pre científico vivieron nuestros antepasados hasta hace muy poco. En todo caso, indica que el hecho de que mis tatarabuelos victorianos velasen los espejos al morir un familiar no demuestra con absoluta certeza que fuesen de descendencia judía, pero nos deja con esa curiosidad que algún día, quizás un estudio genealógico pueda iluminar. 

Pero por si acaso, shalom, abuela. 

1 comentario:

  1. Yo creo que el velar los espejos puede provenir de la costumbre catolica de velar las imágenes en Semana Santa para concentrar la atención y devoción en la Pasion y la muerte de Jesus — por eso no se cubren las estaciones—. Igual pudo haber ocurrido con los espejos; el mirarse en ellos y auto celebrarse reducía el recuerdo y dolor por el fallecido.
    Leonardo Gravier

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