miércoles, 6 de enero de 2010

¡Feliz Día de Reyes!

De todas las noches del año, quizás la más mágica para los niños santiagueros de antaño era la víspera del 6 de enero, cuando, aún antes de comprender el significado religioso de la ocasión, se sentía la exquisita anticipación de los regalos que los Reyes Magos dejarían debajo del arbolito de Navidad, como una vez se los dejaran al Niño Jesús. Aún hoy, ya mayores, sin juguetes ni la certidumbre infantil de haber escuchado el clop-clop-clop de los camellos en la noche fría, confesamos sentir algo especial al llegar esta fecha que inexorablemente nos transporta a los felices días de la niñez. Para ayudarle a recordar, le ofrecemos hoy un bello relato de Alina Martínez González, un deleite tanto para nuestros nuevos lectores como para los que lo leyeron hace exactamente un año:

"Mi padre, siendo mi hermano y yo pequeños, se disfrazaba todos los años de Rey Mago. La víspera del día 6 venían a casa todos mis primos, amigos, y demás familiares, y mientras todos nosotros jugábamos en la calle, mi padre se las ingeniaba para saltar la cerca que rodeaba la casa por el fondo y, ayudado por mi madre, se disfrazaba y salía sigilosamente por el costado de la casa, que en aquella época era un solar yermo y con grandes matas de caucho. Desde allí con una campanita empezaba a tintinear, y todos nosotros al oirla corríamos a ver al Rey Mago, siempre sin acercarnos al final de la calle por donde estaba pasando, pues los mayores nos decían que si nos acercábamos mucho, se asustaba y se iba. La algarabía que armábamos era tremenda, pues todos a gritos le pedíamos los regalos que queríamos para nosotros y para toda la familia, y el Rey nos saludaba con su mano enguantada de blanco y tocando su campanita. Nunca nos dimos cuenta ni mi hermano ni yo que en ese trayecto de tiempo mi papá nunca estaba, y cuando ya pasaba un rato de haberse marchado el Rey, llegaba papi. Cuando le decía todo lo que había sucedido, me explicaba que no había podido estar allí en ese momento, pues lo habían llamado por teléfono para ir a ver a un enfermo. Creo que ésta es una de las etapas más lindas de nuestra niñez, pues la inocencia era incalculable en aquellos tiempos, y fue algo maravilloso haber podido vivirla de esa manera."
Cierre los ojos un momento, y déjese llevar a un 6 de enero de su infancia. ¿Cómo fueron sus Días de Reyes? ¡Comparta sus recuerdos con nosotros!

4 comentarios:

  1. Estimada Alina: Has narrado una etapa desconocida para mi y para tanos otros que lo conocieron.Yo lo conocí como el médico profesional, muy afectivo con todos, a ratos un poco jaranero, pero sobre todas las cosas, con una cualidad tan necesaria en cualquier sociedad, nunca perdió la suprema humanidad que debe tener un galeno, que es tratar de aliviar el dolor del prójimo.Esta narración tan humana y sublime, nos puede dar una idea más acertada de quién fue el DR: "Ercio Martínez", del cual yo también en alguna circunstancia fuí su paciente; no olvidando jamás, su cariño hacía su natal Alquízar, sin desdeñar por ningún concepto al Santigo nuestro donde se aplatanó y, donde vivió hasta sus últimos días.En mis recuerdos de este día de "Reyes Magos", como cualquier hijo de vecino, también hacía mi cartica y le ponía hierbita para que los camellos comieran y se repusieran de tan largo viaje desde el Oriente, donde iban cargados de juguetes para los niños que se portaban bien.A mi siempre me los dejabamn debajo de la cama o escondidos en cualquier rincón de la casa.A esta altura todavía no me resigno a no celebrar esta fecha para nosotros un poco tardía con respecto al día de navidad, aunque el snetimeinto y la ocasión sean muy parecidas.Te felicito una vez más por tan sentida recordación de el padre de ámbos, nombrando al amigo Vitico y a Consuelito.Mucha salud para todos los tuyos en este año que recién comienza.Si me quisieras contestar lo puedes hacer a: muchomario1945@hotmail.com
    Con admiración y respeto Mario A. García Romero.

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  2. Quisiera saber si algún aantiaguero/a recuerda cuando se fundó el barrio obrero "El Porvenir", que fueron casas que se fabricaron en la calle 5 entre 10 y 14 a principio del siglo 19, cuando mis padres me criaban cerca de esa vecindad. Eran las casas de un Club formado por miembros trabajadores en la tabaquería. En una de esas casas vivía Tito Barcarlos, hijo de la Sra. Mercedes Simón y un español llamado José Barcarlos, que tambien tenían dos hijas: una nombrada Maritza y la otra Faustina Barcarlos y vivían en la calle 5 entre 12 y 14. Yo tengo 95 años de edad y tengo muchos recuerdos del barrio "El Porvenir".

    Si existe algún santiaguero viejo quizás recuerde.

    Gracias,

    Bohemia Simón

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  3. SRA. BOHEMIA SIMON QUE DIOS LA BENDIGA POR TENER TAN BUENA MEMORIA, YO NO CONOCI ESE BARRIO QUE UD MENCIONA PORQUE NACI UNOS AÑO DESPUES PERO ADMIRO QUE PUEDA RECORDAR TANTAS COSAS BONITAS DE MI PUEBLO ES BUENO QUE UD CONTRIBUYA A TRAER ESAS ANECDOTAS PORQUE ASI PUEDE VIVIR ETERNAMENTE EN NUESTRA MEMORIA TODO LO LINDO Y BUENO QUE TUVIMOS. BETTY LUCIO.

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  4. Estimada Bohemia, mi nombre es Miriam Medina, mi mamá era amiga suya, y recuerdo que la nombraba mucho.

    Ella se llamaba Emilia Gonzalez, y fallecio en el 2005, pero de continuar con vida hoy tendria 96 años, y me gustaria muchisimo saber si Ud. la recuerda.

    Saludos cordiales.
    MIRIAM MEDINA

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