Fue en el año de 1762, cuando la flota inglesa puso sitio a la ciudad de La Habana demandando la rendición de la plaza y amenazando en caso de resistencia con un bombardeo, cuando tuvo lugar la invasión a que hacemos referencia.
El sitio de La Habana: oleo sobre tela, 1770, obra del pintor franco-inglés Dominic Serres el Mayor; haga clic en la imagen para visitar el Museo Nacional Marítimo de Londres, donde aparece una breve historia de la conquista inglesa de La Habana, desde el punto de vista británico.
Amenazada la capital con un bombardeo por las tropas inglesas, ante la resistencia de la guarnición, que se dio orden por las autoridades, para que salieran de la ciudad, las mujeres, los niños, los ancianos y los enfermos, con el objeto de librarlos del peligro de la metralla.
A causa de esta medida y estando nuestra población a poca distancia de la capital, centenares de personas buscaron refugio en ella.
Para dar alojamiento a los refugiados, enfermos y heridos que llegaban de la capital, se habilitaron los cuarteles, la Iglesia, el Ayuntamiento, así como la mayoría de las casas de los moradores, que abrían sus puertas, para dar abrigo a los que la necesidad les obligaba a abandonar sus hogares.
Entonces era esta población un pequeño caserío con escasamente un centenar de viviendas por los alrededores de la iglesia, siendo las casa de madera y guano, con excepción de la Iglesia, que era de mampostería.
Tal fue el número de refugiados, que careciendo de casas donde alojarlos, se hizo necesario levantar a lo largo de la calle cuatro, una hilera de tiendas de campaña para los refugiados, por lo que más tarde se le dio a dicha calle el nombre de Refugio.
De tal magnitud fueron los servicios prestados por el pueblo y el Cabildo de esta población, que en reconocimiento y gratitud, el Rey de España, concedió en 1775 el título de Villa, extendiendo considerablemente su jurisdicción.
Don Jerónimo de Cuadra, que desempeñaba el cargo de Alcalde Mayor puso gran celo y cuidado en la atención esmerada de los habaneros, aportando de su peculio particular cantidades de dinero para la adquisición de alimentos y ropas, que luego se negó a recibir, manifestando que era su contribución en beneficio de los que por fuerza mayor habían tenido la desgracia de tener que abandonar sus hogares, huyendo al bombardeo de La Habana por las tropas inglesas.
- Francisco Fina García, en Tradiciones y Leyendas
PD: Si no lo ha leído antes, quizás le interese saber que durante este período, Santiago fue brevemente territorio inglés. Lea nuestro artículo del 7 de octubre de 2007: Santiago Bajo la Corona Inglesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Bienvenido! En este espacio podrá publicar sus propios comentarios, recuerdos y anécdotas. Recuerde siempre poner su NOMBRE Y APELLIDO y su dirección de E-MAIL para que otros santiagueros se puedan comunicar con usted.