jueves, 25 de mayo de 2023

Dr. Mariano Albaladejo y Malberty: Poesía y poetas de Santiago de las Vegas




Mariano Albaladejo y Malberty (Matanzas, 1884 — La Habana, 1954) vivió una buena parte de su vida en la ciudad de Santiago de las Vegas, integrado a toda actividad cultural. Redactor de la Revista del C.I.R. y de otras publicaciones de la localidad. Fue amigo de Teodoro Cabrera y junto a éste orientador de los jóvenes escritores locales. Encabeza la primera hornada de los poetas santiagueros en la era republicana. 

Fue uno de los poetas anfitrión de Federico García Lorca en su visita a Santiago de las Vegas el 19 de abril de 1930. 

En 1951 su obra fue editada en el libro Alta Mar. En este, su primer libro, está todo su corazón, vuelto al revés, volcado sobre una mesa de los muelles, llevado en el pico de un pájaro marino. Un recorte de un periódico capitalino nos da un reflejo de como recibió Alta Mar la prensa en Cuba. 

Lo curioso es que Mariano Albaladejo, que dejó atrás su juventud hace algunos años, mantenga indemne su espíritu y la poesía tenga tan fervoroso acento en su corazón, que ayer cultivó las pasiones y hoy las recuerda con los más sonoros endecasílabos.  ALTA MAR acaba de salir de las prensas y su autor ha sentido con ello uno de sus mayores regocijos.  La mayoría de los poetas hizo un esfuerzo por publicar en su juventud su primer libro de versos.  Dase el caso en Mariano Albaladejo y José Zacarías Tallet, de que esos libros vieran la luz cuando la juventud física ya ha dejado una punzante estela de recuerdos.  Pero la poesía tiene el privilegio de embellecer y rejuvenecer.  En el poeta que nos ocupa hay esa sensación juvenil, y hasta infantil si se quiere.  Mariano Albaladejo juega ahora con su libro ALTA MAR como si se tratara de un juguete traído en Noche de Reyes.  Y es natural su júbilo y el nuestro.  En las páginas de ese libro están trazados sus sueños, sus angustias, sus cómos y sus por qués.  Su corazón está vaciado en ese mar de bravo oleaje que es su propia vida de grumete y de capitán, de polizonte y de madrépora.  Bonifacio Byrne escribió: "Poseen los versos de Albaladejo una delicadeza espiritual.... "Poeta de extraordinaria sensibilidad lírica"; dijo Fernando Lies...."Para, mí un gran poeta" sentenció Regino Boti.  Los tres acertaron al definirlo.  En ALTA MAR están presente esas cualidades.

Presentamos aquí dos poemas de ese libro: Dagmar y El grumete.


DAGMAR

I

No fue un adiós. Oh, inciertas despedidas.
Un abrazo, dos bocas que se aprietan
desesperadamente y se sujetan
cual si en una fundiéranse dos vidas.

Un incendio de sol temblando en lluvia
de luz sobre las aguas de la rada.
Se humedeció el azul de su mirada
y hundí en mi pecho su cabeza rubia.

Trópico y mediodía. El barco leva.
Hacia las tierras nórdicas la lleva
y nuestro beso fatalmente trunca.

Una alegre tristeza nos conforta:
nos hallaremos tras la ausencia corta.
Y no volvimos a encontrarnos nunca!

II

Y todo en plenitud de primavera,
la flor, claros azules en los cielos,
euforia de la luz y los anhelos
imprecisos. Y todo en sementera.

Sementera en el alma y en el prado
aire en fragancia, juventud, la vida
---eternidad del tiempo sin medida---
volcada en el instante emocionado.

Cuando todo en la selva se ensimisma
en un arrobo cálido, la misma
ola que nos uniera nos separa.

Rojo, el poniente, sobre el mar fulgura.
Se aleja el barco.... y seme torna oscura
dentro del corazón la tarde clara.

III

Ahora el regreso a la ciudad, el paso
vacilante, la noche se me encima;
una tenaz desolación me arrima
a la pared en fuga del ocaso.

La soledad beoda se recuesta
en la calleja que se pierde en sombra.
Silencio aterrador. Ya no me nombra
su voz, acorde musical en fiesta.

Inútil el regreso. Este sombrío
atardecer de mar....En el vacío
café de puerto que el cansancio aduerme

ronda penumbras el presentimiento:
tal vez tras ella se ha llevado el viento
del litoral mi juventud inerme.


EL GRUMETE

I

Anchos blusa y calzón, el pecho al aire
y a la lluvia y al sol, alta la frente
donde un negro mechón pone el desgaire
algo de candoroso y de insolente.

Mira la recia dotación de lo mismo
su rudo esfuerzo que su esfuerzo noble;
el bergantín y rutas de atavismo
van esculpiendo su figura en roble.

Ama el mar y el peligro
las mas duras faenas, al trinquete
trepa, como un fantástico vigía;

y, ya en el mástil rígido, en sus ojos
queda temblando en ciernes los arrojos
del viejo lobo que será algún día.

II

Sueños... la soledad abre en su alma
otro mar y refugios halagüeños;
frente al incierto porvenir, la calma,
frente a la dura realidad, los sueños.

Sueña, junto a la borda adormecido,
que, capitán de un bergantín pirata
navegando en un mar embravecido,
va tras la luna por robar su plata.

Sueños contradictorios... en su oscura
orfandad solo el sueño transfigura
su gesto de hombre en infantil encanto;

que en noche hostil en que vagó sin techo
puso a la adversidad desnudo el pecho
y se negó a llorar su propio canto.
























Años después de su muerte, en 1957, vio la luz un libro con título genérico POESÍAS, pero que contiene toda su producción poética no publicada agrupada en cinco poemarios titulados Bajo la Tarde Gris, Senderos Iluminados, Patios Coloniales, Brumas y Fragua de Héroes.

Facsímil del libro Poesías, 1957.

Adolfo Dollero, en 1919 se refiere a Albaladejo en los siguientes términos: 

«Poeta tierno, inspirado y melancólico es Mariano Albaladejo.

 ………labora en silencio, y por su decidida aversión a los certámenes, su nombre no es aun suficientemente conocido. Es sin embargo un valioso elemento intelectual. El doctor Albaladejo empezó a hacer versos siendo un adolescente, y “Cuba y América” “El Fígaro " y “Azul y Rojo " acogieron muchas de sus primeras rimas.

Más tarde escribió también algunas para “Bohemia” y revistas europeas tan leídas como “Hojas Selectas” y “El Diluvio” reprodujeron [sus] composiciones poéticas.» 

En 1928, José Manuel Carbonell y Rivero, a la sazón Presidente de la Academia Nacional de Artes y Letras, al presentar a Mariano Albaladejo en la publicación Evolución de la Cultura Cubana. La poesía lírica en Cuba, escribió sobre el poeta lo siguiente: 

«Desde muy joven comenzó la carrera de las letras, cultivando preferentemente la poesía. Colaboró en distintas publicaciones matanceras y más tarde, al trasladarse a la Habana, en “Cuba y América”, “El Fígaro”, “Letras” y “Azul y Rojo”. 

Romántico disfrazado de modernista, su repentina aparición en nuestro firmamento literario tuvo fulguraciones de estrella. 

Su verso vino al mundo armado de belleza y fuerza como la luz de un cometa, por lo caprichosa y transitoria. Entre Julián del Casal y los hermanos Uhrbach volaba su verso, enamorado de la forma rica, con encajes de parnasiano, del verdadero valor del vocablo, del adjetivo preciso y elegante y del símbolo nuevo y pomposo como una flor cargada de perfume. 

Su poesía, que no ha cambiado de sensibilidad ni de estilo, es triste, plena de dulzuras melancólicas, bañada de nostalgias grises, enfermas de amor y de idilios y pletóricas de ensueños. Ha escrito mucho y no ha recogido su labor en libros. En “El Fígaro”, “Letras”, “Cuba y América”, “Azul y Rojo” y otras revistas de Matanzas está la parte más numerosa de su producción primera. Últimamente, de tarde en tarde, con intermitencias, aparece su firma en “Social” o en “Bohemia”. 

Las realidades de la vida, ese violento disolvente de metales preciosos, lo han hecho perderse en la retorta de los positivismos que clavan la mente más poblada de ensueños en la cruz de las aspiraciones vencidas.

En la publicación aludida, le fueron divulgados los siguientes poemas: Junto al camino, Bajo los tilos, Calladamente, Y sonrió el champán, Triunfé, y Absorto en la blancura del sendero. Seleccionamos dos ellos que transcribimos a continuación.

Bajo los tilos

En la penumbra, bajo los tilos, donde el pasado
dejó una estela de luminosas irradiaciones,
vieron absortos nuestros decrépitos corazones
surgir las llamas de aquel intenso fuego sagrado.

Vieron absortos y sorprendidos bajo el nublado
que proyectaron en nuestras almas las decepciones,
brotar del surco que en la memoria trazó el arado
reverdeciendo frescas e intactas, las ilusiones.

En la penumbra la noche aquella, bajo los tilos
que como cíclopes milenarios duermen tranquilos,
en una hora vivimos toda una vida entera...

Y los ramajes de los provectos árboles rudos
se estremecieron, vigorizadas, cual si sus mudos
troncos besara, plena de amores, la primavera.

Y sonrió el champán

Y sonrió el champán, rubio y galante
caballero aristócrata en la orgía,
donde canta sus trinos la alegría
y hace el vicio el amor a la bacante.

El fino madrigal corrió anhelante
de labio en labio, y en la boca mía
cobrando entonaciones de elegía
agonizó en la albura de su guante.

-Bebamos en la copa del deseo
hasta sentir el loco devaneo
del placer- temblorosa me dijiste.

En el licor divino ahogué el reproche
y le dije a mi alma: -En esta noche
no hables de amor porque el amor es triste.

Los comentarios del Sr. Carbonell y los poemas incluidos en su selección, los obtuvimos gracias a la colaboración de la MSc. Melisa Jerome, especialista de la biblioteca de la Universidad de la Florida quien no escatimó esfuerzos para proveernos el acceso a las fuentes y posibilitar con ello que nuestra investigación para estudiar y divulgar la poesía de los poetas de Santiago de las Vegas  resultase lo más completa posible. 

El también poeta santiaguero, Adolfo Cortada Hernández, nos ofrece un análisis de la obra poética de Mariano Albaladejo, en la Revista del C.I.R., fechado en abril de 1929. 

«…….Sentimental y fuertemente endofásico o imaginativo, mira la belleza con los ojos de su alma, por eso lo bello realza sus proporciones en las estrofas que burila este poeta.  Sin esclavizarse a las formas clásicas, pero sin olvidarlas tampoco, engarza en ellas los diamantes pulidos de sus versos. 

»El sentido figurado de la frase, las metáforas, sinécdoques y demás coqueterías de nuestro rico idioma, las maneja este poeta con rara habilidad para ofrecerlas al más refinado gusto pletóricas de belleza en el crisol de su verso dulce, embriagador, sonoro, emotivo, cadencioso, rítmico. Porque todas estas cualidades ofrecen los versos de Mariano Albaladejo. 

Más adelante señala: 

»Subjetivo y objetivo en sus composiciones, a la vez, tanto se goza saboreando en sus versos el resultado de la disociación y asociación de su potencia imaginativa, como la afectividad provocada por estos fenómenos psíquicos de carácter intelectual. 

»En la poesía erótica su caudal es inmenso pero sin ese ruido de catarata magareña a lo Díaz Mirón, sino que es su caudal de los que ondula suave con la musitante sonoridad de un tierno arrullo, como se nota en la cadencia y fluidez de "Y fue la historia breve". 

»El elegante estilo de Mariano es propio, muy suyo porque poseyendo desde su cuna poética delicadeza, finura e ingenio, no necesita de extrañas sugestiones para triunfar.» 

En ocasión de la muerte del poeta Mariano Albaladejo, nos dice Juan Manuel Planas, en la Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba, a fines de 1954, lo siguiente: 

«Los triunfos de Albaladejo fueron rotundos, llenos de solemnidad, con el carácter pletórico de aquellos ritos que en edades pretéritas se esparcían por las playas, junto al Atlántico, entre dólmenes y menhires.  El homenaje que se le brindó en Matanzas, en marzo de 1949, fue algo grandioso; y el hecho de que una tesis universitaria fuera dedicada al estudio de su poesía, es algo extraordinario, que no todos los poetas cubanos del siglo XX alcanzan. 

Y más adelante prosigue: 

»Don Mariano Albaladejo es un trovador de antaño y de hoy.  Empezó a escribir y a rimar en su niñez.....hace mucho tiempo.....y conserva en el día un vigor juvenil, tanto en su visión poética, como en los sentimientos que su corazón alberga.... Don Mariano pertenece al Parnaso cubano, especializándose en la exaltación del amor; porque ha amado mucho, y desde su Olimpo ha contemplado con dolor, más de una vez, y sintiéndose herido por alguna saeta emponzoñada del diosecillo alado, la fuga de una Venus ingrata, falaz y olvidadiza. 

Y concluye:

»Con su muerte ha perdido la Poesía a uno de sus más valiosos y perseverantes adalides en nuestra tierra.» 

También el santiaguero Rubén Pérez Chávez expresó sus consideraciones con motivo de la muerte del poeta.  Dijo lo siguiente: 

«Mariano Albaladejo fue un poeta admirable que supo armonizar con sin igual acierto y elegancia lo sentimental e idealista de la escuela romántica, con la deliciosa fantasía y la pulcritud del modernismo, para darnos obras cuya delicadeza trasuntaban la exquisita sensibilidad de su numen poético.  Celoso cultivador de los preceptos fundamentales de la poética, orfebre del ritmo y de la métrica, maestro en la armonía del verso, supo siempre detenerse al borde de la licencia vulgar y chabacana para mantenerse alejado de esa extraña modalidad a cuyo amparo tantas estupideces febriles adquieren categoría de arte trascendente. 

»En su verso limpio, expresivo, lleno de música y color, insertó las más bellas imágenes que poeta alguno pudiera concebir y sus motivos trascendían siempre por el profundo sentido humano que contenían.  Inolvidables y bellas canciones han perpetuado para siempre la inspiración arrobadora y tierna de muchas de sus obras. 

»Poseedor de un temperamento apasionado y ardoroso, lo mejor de su inspiración se volcó en la poesía del amor, y cantó a  las cosas del alma con toda la vehemencia de un corazón que supo de alegrías y de tristezas, de esperanzas y desengaños.  Su alma fue altar donde adoró en el silencio de su melancolía la figura inalcanzable de un amor idealizado y el verso fue siempre el refugio acogedor para aliviar sus angustias, que a veces resudaban por el cristal transparente de su sensibilidad». 

Juan J. Remos, en el prólogo del libro editado en 1957 con la obra inédita del poeta expresó: 

«Fue Albaladejo un espíritu bohemio, de esa bohemia animada por los más puros ideales, desdeñosa para todo lo material, y enamorada de ensueños y quimeras.  Si alguien amó la poesía en su más elevado y supremo sentido, fue él, que la vivió y la cantó con una entrega y un fervor absolutos.  Su mundo fue el mundo de los versos, y si la vida le abatió a trechos, trasmutó su dolor en ritmos de belleza, que dieron a su alma refulgencia interior, que la libró de impurezas y miserias mundanas.  Enalteció con la idea todo aquello con que tuvo contacto, y transformó en suspiros las más duras y tristes realidades.» 

Y más adelante señala: 

»Albaladejo, efectivamente, no era hombre corpulento, ni con vigor físico; pero en cambio tenía grandes alientos que consagró con fe y con vehemencia a lo que Bonifacio Byrne estimó sus inclinaciones capitales: la poesía, que fue su religión; la amistad, que fue su culto; y "una debilidad disculpable: el amor a la gloria"» 

Refiriéndose a Albaladejo, nos dice el poeta santiaguero Gabriel Gravier: 

«Y, con esa alma, nos topamos acaso una limadura atraída por el imán, con un amigo que tenía una lira por corazón, una tragedia de amor en la copa de su alma, y en la embriaguez creadora de sus grandes ensueños líricos, las visiones maravillosas que se columpiaban entre los impecables endecasílabos de los romances y la majestad imperial de los vibrantes alejandrinos, ola y barca para su bogar ensimismado.  Una vida interior de artista que peregrinaba por los mágicos senderos del clasicismo, obsedido por la pedrería orfebraica del neoromanticismo, que engastaría sus deslumbramientos en aquel parnasianismo que encendió pebeteros en los ojos preñados de imágenes preciosistas y tuvo sus deslices hacia los paraísos artificiales alimentados por un decadentismo tan subyugador como derrotista.» 

Sobre Albaladejo nos dijo, en la década del sesenta del siglo pasado, Helio Orovio: 

«Aquí está. Con su verso romántico, de extraña tónica modernista.  Bello y limpio, como un arroyuelo manso. Parnasiano de acento recogido, místico.  Uno de los nombres ilustres de las letras cubanas». 

En la antología Poetas Jóvenes Cubanos, a cargo de Paulino G. Baéz, publicada en 1922 en Barcelona, se incluyó a Mariano Albaladejo, aunque este ya no era tan joven, pues rondaba los 38 años de edad. A continuación los dos poemas que aparecen en dicha antología.

Y FUE LA HISTORIA BREVE

Y fue la historia breve…Aún duerme aquella
rosa de amor en el azul del alma
y, bajo un tenue resplandor de estrella,
duermen el ansia y el recuerdo en calma.

Es un santuario de dolor. Ninguna
nueva ilusión a penetrar se atreve
donde el blanco fantasma de la luna 
cuelga al pasar sus lágrimas de nieve

Un silencio letal en torno ronda,
un silencio enigmático, de fronda
en alta noche, siéntase a la puerta;

Y al asomarse el corazón advierte
que pronto ha de llegar allí, la Muerte
o alguien que grite a aquel amor: Despierta.

Sobre este poema Adolfo Cortada, en abril de 1929 comentó lo siguiente: 

«En todas estas citas quedan demostradas las extraordinarias facultades de su mente que abarca todo el cuadro simpático de la Ideación.  En Mariano Albaladejo el sentimiento estético ha llegado a su pleno desarrollo con todas las condiciones prescriptas por el filósofo Kant.»

GRANDES Y PEQUEÑOS

El águila soberbia descendía
para caer sobre la débil presa;
el avecilla encapotó el plumaje 
y fue a esconderse en la tupida yerba

Paró el águila el vuelo, sintió lástima,
fue compasiva por la vez primera,
contempló el infinito inmensurable
y supo de sus garras y sus fuerzas.

Después como dos grandes abanicos
se agitaron sus alas gigantescas
y fue a beber la sangre de un ocaso

El ave revolando en la pradera
así habló a sus polluelos aquel día:
«El águila es cobarde y traicionera»

El reconocido músico cubano Eusebio Delfín musicalizaba letras de poetas, pues opinaba que a ellos correspondía ese rol, mientras que él, como músico debía elaborar la música. Fue así que en 1926 surgió la pieza musical Con las alas rotas, con texto de Mariano Albaladejo.

Con las alas rotas

Si es verdad que en lo íntimo del alma,
girones de recuerdos atesoras,
y del ardor con que besé tus labios
aún las evocaciones te sofocan...

Si es verdad que tus mudos pensamientos
vuelan a mí como a la estéril roca,
tras de correr los solitarios mares,
vuelan acongojadas las gaviotas....

¿Por qué no rompes la acerada puerta
que nos separa, y en carrera loca
llegas a mí...que te abriré los brazos....
aún cuando llegues con las alas rotas?

Albaladejo fue romántico y sus emociones amorosas fueron llevadas a sus versos. No podemos ignorar su poesía de amor.  Pero esa poesía, tiene sus características. Mario Luque, en un artículo publicado en marzo de 1956 la presenta de la siguiente manera: 

«.......cuando Mariano canta al amor, su verso es frío, acomodaticio, insincero, pleno de imágenes mil veces repetidas por las liras de la poesía lírica de todos los tiempos. Solamente canta encantadoramente el amor, cuando llegó un día aciago en que voló de su hogar el dorado querube.  En esta etapa de su producción, aún desconocida y oculta en lo inédito, es cuando se confirma la tesis que expresé en otra oportunidad, cuando dije que "para gloria del arte, es bueno que el poeta sea ungido, siquiera alguna vez, por el óleo consagrador del infortunio".» 

Además de Y fue la historia breve, Con las alas rotas y Dagmar, ya incluidos en esta reseña, presentamos a continuación los siguientes poemas en los que Albaladejo canta al amor. 

CLARIDAD

En una claridad como insondable
entro al llegar a ti y en ella vivo.
Te penetro hondamente y, redivivo
a extraña lucidez, en tu inmutable

paisaje mi inquietud halla sosiego
ignorado.  Luego a la paz callada
del calmo mar azul de tu mirada
todo el pasado de ansiedad entrego.

Todo viene de ti.  Todo de lejos
también a ti ha arribado en vibraciones
de continuo fluir desconocido.

Eres, en mi interior, nota y reflejos
luminosos en alba de emociones,
—paisaje, ruta, amanecer, sonido—.

¡Oh ROSA DE ENSUEÑO!

¡Oh rosa de ensueño, rosa
nacida bajo la arcada
de esta noche perfumada,
de esta noche esplendorosa!

Discurre en torno a tu imperio,
el alma, buscando asilo,
y sueña un dormir tranquilo
en la paz de tu misterio.

Mientras un beso de luna
de tu cabellera bruna
la hebras hunde en un baño

de luz, y tiembla en tu frente
su plata como fulgente
honda de líquido estaño.

VIENES POR SENDAS IGNOTAS

Vienes de lejos, de lejos
bajo la tarde enfermiza
y te posas en mis viejos
laureles, donde agoniza

la luz; y prende, en la noche
de mi vida, tu belleza
como un festón, como un broche
de alegría y de tristeza.

Vienes por sendas remotas,
vienes por sendas ignotas
a colgar en mi dolor,

en la tarde azul y gualda,
yo no sé si una guirnalda
de honda piedad o de amor.

IMPOSIBLE

El alma, errabunda y triste,
te ha buscado sin saber
en todo lo que no existe
o lo que se ha de perder.

En la tarde, en el ensueño,
en la noche, en mi interior
y en el fragante y sedeño
imposible de un amor.

Y bajo el claro de luna
que se duerme en la laguna,
como albo cisne de plata,

ha desecho dulcemente,
por tu ausencia, la doliente
rosa de su serenata.

¡Oh, LAS TARDES GRISES!

Y llueve... llueve... hay tristeza
en la ciudad y en el alma...
¡Oh, las tardes grises!... Calma
Crepuscular.... Despereza

sus blancas alas un sueño
y hacia ti vuela aterido...
¡Oh el blando calor de nido
de tu corazón, mi dueño!

¡Oh si tu fueras el ave
que soñó una tarde suave
y rosada la ilusión,

y esta tarde gris, en calma,
arrullaras en tu alma,
como a un niño, mi dolor!...

TREGUA

Por tus divinos ojos verdes,
con un verdor de aguas tranquilas
por las enormes esmeraldas
donde florecen las pupilas.

Por la fragancia de tu boca
roja como una herida abierta
donde mi espíritu en un largo
viaje inició su ruta cierta.

Por lo mejor de ti que un día
en fuga alegre hacia mi vino,
por todo lo que te he buscado
antes de hallarte en el camino.

Pone una tregua en la jornada
mi caravana en el desierto
inútil; y, bajo la tienda,
de un sueño trágico despierto.

No es ajeno Don Mariano a reflejar en su producción lírica sus emociones patrióticas. Ejemplo de ellos son los versos siguientes:

EL GENERAL ANTONIO MACEO

Y fue así el héroe epónimo de las grandes hazañas;
tenaz, en duro bronce fundido un pensamiento
para domar volcanes y encadenar el viento,
para surcar océanos, para escalar montañas.

Demoledor ariete de candentes entrañas
pasó como un incendio voraz; en su ardimiento
hubiera, entre las llamas de un trágico momento,
vencido el imposible, rendido a diez Españas.

Su voz fue como un ronco tronar sobre la América,
sus jinetes centauros en cabalgata homérica,
cada jornada un triunfo, cada cerro un combate.

Han pasado los años y en la noche silente
las sierras y los llanos de su indomable Oriente
vibran como si fuera su corazón que aún late.


MARTÍ

Tienes, como las águilas andinas,
un hogar en la tierra, otro en la altura;
allí eres astro inmenso que fulgura,
aquí nuestras conciencias iluminas.

Aun parece que insomne peregrinas
en torno a la soberbia arquitectura
que alzara el verbo de tu alma pura
sobre el escombro y las sangrientas ruinas.

Al fin llegó de sucumbir la hora,
y al despegar sus párpados la aurora
nos dibujó tu mano el derrotero.

Después..... el huracán lanzó un rugido
y por la muerte audaz fuiste vencido
para ser de la Gloria prisionero.


A LOS HIJOS DE LOS LIBERTADORES

Ramas de aquellos árboles gigantes
que fueron en la Patria esclavizada
porta-estandarte de la fe jurada
y centinelas siempre vigilantes.

Qué firmes resistieron la embestida
de la opresión brutal, y con gallardo
gesto cada uno superó a Bayardo
en la entrega fecunda de la vida.

¡Ramas de aquellos árboles! ahora
os toca florecer bajo una aurora
que la sangre tiñó de los mayores.

Y en las contiendas de la paz, el pecho
poned; y que en los campos del derecho
cuajen en frutos óptimos las flores.


A CUBA

Alza, del cieno en que yació, tu escudo
patria mía: no llores; tu desvelo
bastardo fue del redentor anhelo
que domeñar tu corazón no pudo.

De extraña mano pareció que el rudo
golpe ultrajaba tu fecundo suelo;
y miraron, atónitos, tu duelo,
mudo el dolor, el universo mudo.

Mas quiso un pueblo generoso darte
lo que era un crimen bárbaro quitarte
porque es medalla que en crisol fundiste.

Con la sangre caliente de tus venas,
con la cal de tus huesos, con tus penas,
¡con todo lo que es grande y lo que es triste.

Mariano Albaladejo y Malberty resulta uno de los poetas que hizo vida y obra en Santiago de las Vegas, y logró un sitial cimero en la lírica cubana, con una magnífica acogida de público y crítica. 

Este recorrido, breve pero a la vez abarcador, debe llevarnos a reencontrarlo en la poesía cubana, de donde, por mucho, mucho tiempo ha estado ausente. 


Fuentes consultadas:
 

  1. Albaladejo, Mariano. Poesías. Prólogo por Juan J. Remos. La Habana, 1957.
  2. Albadalejo, Mariano en https://www.cervantesvirtual.com/s3/BVMC_OBRAS/013/e29/868/2b2/11d/fac/c70/021/85c/e60/64/mimes/013e2986-82b2-11df-acc7-002185ce6064.pdf , consultado el 20 septiembre de 2022.
  3. Cortada, Adolfo. Mariano Albaladejo. En Revista del CIR, Año I, Época II, No. 23 pp. 4 y 5. Santiago de las Vegas, Cuba. 15 de abril de 1929.
  4. Dollero, Adolfo. Mariano Albaladejo. En CULTURA CUBANA (La provincia de Matanzas y su evolución) por Imp. Seoane y Fernández, 1919. pp. 209-210
  5. Gravier, Gabriel. Evocación de Mariano Albaladejo, el poeta del amor y del mar.  En revista Antorcha,  Santiago de las Vegas. 1955.
  6. Los poetas de Santiago de las Vegas. Compilación y Prólogo de Helio Orovio Díaz. Consejo Regional de Cultura de Boyeros. Imprenta Revolucionaria. La Habana. (s.a.).
  7. Luque Mario. Mariano Albaladejo y Malberty. En Revista de la Biblioteca Nacional, Segunda Serie, Año VII No. 2, imp. Cárdenas y Cía, La Habana, abril-junio 1956.
  8. Mariano Albaladejo y Malberty. En Evolución de la Cultura Cubana (1608 - 1927) VOL. V La Poesía Lírica en Cuba. Recopilación dirigida, prologada y anotada por José Manuel Carbonell y Rivero, Presidente de la Academia Nacional de Artes y Letras, (EDICIÓN OFICIAL). La Habana, Imprenta “El Siglo XX”. 1928.
  9. Pérez Chávez, Rubén. Mariano Albaladejo. En Revista Antorcha, Año IX, No. 12, Santiago de las Vegas, octubre 30 de 1954.
  10. Planas, Juan Manuel. Han muerto dos poetas: Mariano Albaladejo y Federico Villoch.  En Revista de la Biblioteca Nacional. La Habana, 2ª. serie, 5 (4): 83-86, oct.-dic., 1954. Consultado en www.ufdc.ufl.edu el 3 de marzo de 2019.
  11. Poetas jóvenes cubanos. Casa Editorial Maucci. Barcelona, España. Recopilación y prólogo de Paulino G. Báez. Enero de 1922.
  12. Orovio Díaz, Helio. Diccionario de la Música Cubana. Biográfico y técnico. Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1981.
  13. Soler Mirabent, Antonia.  Mariano Albaladejo. En Cuatro Poetas. Editorial Academia, La Habana, 1990.

 











1 comentario:

  1. Para la posteridad, al igual que para todos los interesados en los valores que ha dado Cuba en todas las vertientes, surge este poeta casi olvidado, rescatado contra el tiempo, y para que no muera su voz, quedó una grabación de la obra de ambos, de Albaladejo y de Eusebio Delfín, en la voz del Dúo Cabrizas-Farach, que ejaraon mucha obra grande de otros poetas y músicos, y que por suerte, se puede escuchar por You Tubea

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