miércoles, 22 de mayo de 2019

Recuerdos de pequeñas cosas

por Giselle Balido | Miami, Florida

Mi querida abuela Nana
Como diría la canción del cantante catalán Joan Manuel Serrat...

A veces, los recuerdos llegan de repente, sin avisarnos, sin una razón aparente y sin una historia que los conecte; son simplemente memorias aleatorias que surgen espontáneas, quién sabe por qué. Sólo sé que muchas veces durante el día o la noche, cuando menos me lo espero, de mi Santiago de las Vegas me vienen a la mente…

Las manos de mi abuela Nana rociando la montaña de sábanas blancas recién quitadas de la tendedera, antes de plancharlas…

La cafetera, una especie de aro de metal con un colador de una lona gruesa, donde se colaba el café, que caía en un jarrito de metal…

Las tacitas pequeñitas donde se servía el café, y las señoras y señores que, antes de beberlo (aún no sé por qué) vertían un poco de café en el platico…


El Parque Viejo. Imagen de la colección de Leonardo Gravier.
El silencio casi sagrado que se sentía en el Parque de la Glorieta, con su linda fuente española…

El color azul intenso del añil que se usaba para lavar la ropa…

La cazuela honda de sopa de pollo ¡con la pata de la gallina flotando entre las papas y las cebollas!

El señor que pasaba con un latón cuadrado, recogiendo sobras “para el cochinito”…

El sillón de Gerónimo el limpiabotas, que lo recuerdo muy adornado, como un trono, donde me gustaba sentarme para ver todo desde su “altura”…

Después de una buena lluvia, el agua que corría por la zanja en las calles y los barquitos de papel que a los niños nos gustaba echar a navegar en ella…

Las novelitas de Corín Tellado y de vaqueros, que prestaban por cinco centavos, colgadas de una cuerda en la casa de "La Niña Govín" (así se le llamaba a la señora) y los papalotes de colores brillantes como gemas, con colas largas llenas de lacitos, que colgaban alto en la pared…

A Pedro, del chinchal de Delia, moliendo la caña para hacer guarapo…

La sonrisa contagiosa de “Bigote” el bodeguero, y a Emilio “el chino” leyendo un periódico en su idioma con unos símbolos que a mí se me hacían indescifrables…

El gofio con leche que me preparaba abuela Alicia y las latas de leche condensada que hervía mi abuela Nana para hacer dulce de leche…

www.hlebopechka.ru
Esa curiosa cinta de la hoja del plátano que mi abuelo Gabriel le ponía a cada barra de su delicioso pan, y que quitábamos antes de comerlo…

Los pececitos de colores nadando en los estanques del chino Siam, y la sala de su casa, llena de sus pinceles y paletas con colores, donde hacía sus pinturas…

El tamborileo de la lluvia golpeando un techo de zinc...y el olor fresco después de la lluvia.

En fin, tantos recuerdos queridos que, como bien dice Joan Manuel Serrat en su canción “Pequeñas cosas”, “acechan tras de la puerta… y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”.

¿Qué recuerdos pequeños tiene usted de su vida en Santiago de las Vegas en su época de oro? Haga click en "¡Tome la palabra!" y cuéntenos.


4 comentarios:

  1. Una acotacion de compromiso con el amigp
    He leido articulos referidos a Wuelfo Gutierrez, que presentan datos que no se corresponden con los hechos Develaré detalles del fragmento de historia entre 1957-1960 donde estuve involucrado en una fantastica aventura con ese dandy cantor y entrañable amigo que fue Wuelfo Gutierrez. Aqui no esta toda la verdad, pero lo que hay aqui, es la verdad.
    Nuestra amistad surgió ewspontánea por una inmediata empatia intelectual, de criterios y gustos, en los muros de piedra del parque viejo con la estatua de La Madre a nuestras espaldads y frente a la vetusta Escuela #2, donde entonces, por las tardes, nos reuniamos un grupo de adoslescentes para ver entrar y salir a nuestras noviecitas, o a las que pretendiamos que lo fueran, o simplemente para socializar, discutir sobre musica, pelota y otros temas propios de la edad. Wuelfo ya habia abandonado la Havana Military Academy y yo andaba por el septimo grado, bajo la ferrea disciplina del director Roura, que se ponia camisa y corbata de alumno y entraba sorpresibamente al baño para atrapar a los que nos ocultabamos ingenuamente para fumar. Juan Luis Cobo era compañewro de aula y gran amigo. Por entonces ya eramos siete habituales amigos: Uno mulato bien parecido cuyo nombre lucho por recordar, que fallecia tempranamente de cancer en la gargante; el noble Luis Diaz Croche; el loco y forzudo Jimmy; El bonitillo a quien no por gusto apodabamos Elvis que cayó en las redes del gay que llamabamos el Platinado por el tinte de su pelo nada menos que quimico de Sarrá y que se aparecia por las noches en el parque nuevo en su flamante chevrolet acompañado por una o dos prostitutas como carnadas (Wuelfo y yo le criticabamos y hasta nos fuimos a golpes con él en una ocasion; emigró
    a Miami y murió a manos de unos pandilleros); Juan Luis (murio en Alamar de cancer en 2016), Rolo, a quien la Parca le jugó una mala pasada, con quien tuve muy estrecho contacto y afinidad en ese lapso, siempre juntos, su esposa debe guardar una buena foto de nosotros tomada en calle 11; sus padres me tenian como a un hijo, los flanes de calabaza cpn galleticas de dulce que hacia su madre eran para chuparse los dedos; finalmente Wuelfo y yo. Para entretenernos soliamos caminar hasta el Pan American o hasta Boyeros por puro placer y eventualmente para entrar en riña con otros grupos de de muchachos que encontraramos. Tambien hicimos incursiones en Bejucal. Tuvimos influencias de aquellos Jackys Negros de entonces, solo que nosotros no teniamos esa indumentaria; yo, por entonces, andaba en alpargatas. Otros lugares habituales de reunion eran los billares de calle 4 y calle 9; o calle 1 frente a la Escuela Intermedia Superior, los alrededores del monumento a los vegueros, La Tabernita y por supuesto el parque nuevo hasta altas horas de la noche; bueno, hasta la noche que el Perrullero parqueó la persiguidora y con el tolete en una mano nos apunto a cada uno y nos mando a dormir con semblante nada amistoso. (continua)

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  2. Yo era muy versatil en cuanto a amistades; me reunia a ratos con el hijo de Modesto; compartia bastantes ratos en casa de Trespalacios, el fan de las palomas, con una monumental hermana con estampa de la Lollobrigida; pasaba ratos de escucha de Radio Kramer en el Club Atletico de Santisgo, en compañia de Luis Croche, donde tras una andanada de ruegos lograbamos que el conserje nos diera raquetas y pelotas para jugar pin-pon; tambien comparti con Irvin Sariego y Kiko Orovio el musicólogo. (Rolo, Irvin, Manresa y yo, tuvimos la aventura de ir a Minas del Frio para subir al Turquino como prueba para acceder a un curso de Artilleria Terrestre. La fisonomia de Irvin no le alcanzó para el empeño. Esa aventura da para una novela. Compañeros en la honrosa labor como limpiabotas del parque nuevo donde tambien di brillo a los autos de la piquera de taxis, fueron los hermanos Josue y Juan Castillo. Mi gran amigo de mataperros lo fue Enrique (el Kike) Temes nieto del viejo Simon, que actuaba como representante pastor Caballero de La Luz en las sesiones de nuestra Logia Hijos de la Luz Incorporada; y para curiosidad, tambien fueron amigos Manolo, el hijo del capitan de la policia en Santiago, que andaba a pie por el pueblo cuando su arrogante hermano lo hacia en un Olsmobile, y que me llevaba a su casa a compartir con su hermana -crease o no- tomando champan rosado. Pepe Solares, quien me introducia a su amparo en el para mi impensable selecto Club de Mulgoba, hijo del representante en Cuba de la Agencia Chevrolet, Cadillac Olsmobile; y Pepito Badia, a quien no conoci otro amigo intimo que no fuera yo, y a quien agradezco que me tratara como un igual. Disculpen la disquisicion, solo para mencionar personas que significaron algo en mi atribulada vida.
    La amistad con Wuelfo se consolidó y de lo banal pasamos a considerar el proyecto de formar un cuarteto -el y yo dominbamos algo el ingles-, inspirados en The Platters; al cual incorporamos a Juan Luis y al Jimmy (nunca supe su nombre) Montábamos los numeros a cappella en casa de Wuelfo, bajo la mirada condescendiente, aunque esceptica, de su madre. Wuelfo entre otras virtudes poseia el don de la iniciativa y del convencimiento, era un emprendedor nato y tesonero, para él no habia obstacuilos. En uno de los ensayos estuvimos de acuerdo con nombrarnos The Wilds. Poco despues, Guelfo se nos aparecia con cuatro puloveres blancos de mangas largas sin cuello con una gran W de cinta negra, cosida en la tela al lado izquierdo sobre el corazon. Con esa presencia empezamos a cantar en escuelas; la primera fue la elitista Wesley, donde tuvimos buena acogida y de la que existe una foto realmente historica. Pero Wuelfo pensaba en grande, en una meta realmente grande; y con su entusiasmo y conviccion nos arrastró a todos. (continua)

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  3. Poco despues hicimos valoracion del nombre del grupo, era desentonante, impostado, en fin no eramos salvajes, y decidimos llamarnos mas a tono con lo que eramos. Entonces propuse llamarnos Los Fraternos y fue consenso.
    Ni corto ni perezoso, Wuelfo contactaba a una costureara y poco despues nos entregaba un pulover blanco de tela brillosa tres cuartos de manga y cuello en rojo, con una gran F roja donde antes hubo una W. Onay hijo, nos regaló a cada uno una foto a color del cuarteto tambien historica. La mia no se como se perdió. Quiza Juanito o Felix, hermanos de Wuelfo, la tengan, o la esposa de Juan Luis. Por entonces Wuelfo habia contactado con un joven pianista, Frank, de calle 4 entre 15 y 17. Nosotros nos habiamos dedicado a comprar partituras de piano de canciones de The Platters y se las presentamos, de modo que comenzamos a ensayar con acompañamiento de piano. Un dia, Wuelfo me llamó aparte con semblante eufórico y me dijo: Preparate, vamos a cantar en televion. Cómo es eso Wuelfo, en qué tv, le dije incrédulo. Me puso una mano em el hombro y me respondió: Mañana vamos a cantar en el programa de Jose Antonio Alonso. !Coñoooo! Fue lo que se me ocurrio decir. Pero habia un problema, yo no tenia ropa adecuada para la tv y no quice ir. Pero para Wuefo eso era inadmisible. Sin ti no iremos dijo, pero como iremos, tu iras. Y logró que el Jimmy me prestara un pantalón donde yo cabia dos veces, Esa vez cantamos Teeneger in Love, y logramos pasar a la final. En esa ocasion, ya con Rolo sustituyendo al Jimmy que voluntariammete habia abandonado el cuarteto, creo que por su planeada salida del pais, llevamos la partitura de Twilight Time que entregamos a la pianista acompañante del programa, Isolina Carrillo, quien nos echó una mirada ambigua, y que yo interpreté como de pocos amigos.
    Cuando ya cantabamos, de pronto los acordes del piano pasaron a ser disonantes, sin ton ni son. No paramos de cantar; vi a Wuelfo dirigir una mirada criminal a la pianista que obviamente intentaba hacernos fracasar, pero terminamos con aplausos. Ahora correspondia la seleccion de la Estrella Naciente de la semana, que ocurria por aplausos cuando Jose Antonio ponia su mano sobre la cabeza del interprete. Pero nosotros no teniamos entre los asistentes ni arientes ni parientes, de modo que la selección cayó en un duo de guitarristas muy buenos, casualmente santiagueross de la calle 5. (continua)

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  4. Pero entonces, sucederia algo inédito en el programa, cuando Jose Antonio tomó el microfono y dijo. Muy bien, por sus aplausos este duo obtiene la condición de Estrella Naciente; pero, en mi condición de director de este programa, yo declaro Estrella Naciente al cuarteto Los Fraternos y fuimos aplaudidos. Seria interesante buscar en los archivos del ICRT las cintas de esos programas. Fue asi que en varias ocasiones, al llamado del secretario de Jose Antonio, acudimos al programa para cubrir espacios por cuyas actuaciones nos pagaba 15 pesos. Y de nuevo Wuelfo nos sorprendia llevandonos a cantar en un programa de medio dia de la emisora Radio Salas donde compartimos con un joven en auge cuyo nombre se me confunde ahora como Luis Aguile. Con Radio Salas tuvimos una experiencia riesgosa cuando nos llevaron a cantar en uno de los jardines de la Tropical. Resultó que en el jardin contiguo se cantaba y bailaba cha cha cha y guarachas. No nos explicamos el motivo, pero de pronto apareció una turba amenazante en nuestro jardin llmandonos desde gusanos hasta cualquier cosa. Bueno, pues cubiertos por personal de la Radio tuvimos que hacer mutis por el fondo con toda premura. Era ya el año 60 y el incansable Wuelfo obtenia la oportunidad de que nos escuchara el dueño nada mas y nada menos que del Morocco Club; si, por donde se paseba La Engañadora de Jorrin. Y nada, nos contrataron y nunca supe si nos pagaron a no. Esa noche, despues del baile erótico de tres semidesnudas prostitutas y un maricón, nos colocamos en el reducido espacio donde se encontaba un joven pelirrojo que tocaba la bateria y con el que habiamos ensayado. No recuerdo bien que temas cantamos, creo que uno fue I am just a lonly boy, pero lo que si no se ha borrado de mi mente es el haber dirigido mi mirada a la mesa cercana y descubrir en ella, observándonos con entusiasmo, al campeon Kid Gavilán. No vovimos a cantar nunca mas. Un dia, Wuelfo y yo nos sentamos en el borde azulejeado de la piscinita ya deteriorada a la entrada del parque viejo. En un punto de la coversacion Wuelfo me dijo con estas exactas palabras -Me voy -Pero alla serás discriminado, le dije. Viviré con mi abuela. Aqui no llegaré a ser lo que quiero. Quiero cantar, quiero ser cantante.
    Wuelfo y yo no nos volvimos a ver.

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