Anoche en la Tertulia semanal celebrada a las 9pm hora de Miami, tuvimos el placer de conversar brevemente con Sunilda Buría, hija de Gerardo Buría, y más detenidamente con Esther Cremata en San Juan, Puerto Rico. En el curso de la conversación, surgieron anécdotas y recuerdos interesantes, algunos bonitos, algunos no tanto, que Esther accedió a compartir con todos, ya que le dan un par de pinceladas más al cuadro de Santiago que entre todos estamos pintando. Dejaré que Esther hable:
"Te cuento que [en la década del 1950] yo estudié unos años en el Colegio María Auxiliadora. Como éramos pobres, pagábamos medio precio. Y las muy buenas monjitas nos ponían a limpiar los salones al final del día porque con la limpieza teníamos que pagar lo que nos descontaban. Esto era cuando el patio interior del colegio era de madera. Estaba Bertha, la hija de Concha Pando. Se hizo de placa después, pero en el mismo lugar, era calle 13 esquina a 4. Esos son mis tristes recuerdos. Tristes porque una vez me arrancaron el pelo. Sólo porque un día Sor Adela Martín, la directora, me preguntó que quién era nuestro Señor Jesucristo y yo le dije (cosa de muchacho) que yo no era chismosa, que no me interesaba la vida de los demás. Y me arrancó el cerquillo por faltarle al respeto. Ahora entiendo que se me fue la mano, pero era una niña. Y el pelo nunca más me salió, en ese lado pequeñito al frente. Claro, eso lo recuerdo como anécdotas de la vida. De esos cuentos tengo varios de las monjas, pero no por eso dejo de ser católica y amar a Dios sobre todas las cosas." De las muchas cosas bonitas que guardo de Santiago, recuerdo en particular las paradas que se hacían en las escuelas con las bandas de música. Toqué el redoblante y el tambor. En el acto cívico de la escuela, yo recitaba. También cantaba en la coral dirigida por María Cristina Bacallao. En fin, me gustaba hacer de todo. La otra cosa que recuerdo, los bailes en la sociedad. El que más me gustaba era el del Patrón de Santiago Apóstol. Se hacían bailes en el Centro de Instrucción y Recreo, y en el Patio Sevillano del Club Atlético Santiago, frente a la estación de policia. Tú no lo sabrás, pero cuando tocaba la flauta de la orquesta tocando un danzón, se paralizaba el corazón. "Gracias, Esther, por sus honestas e iluminadoras memorias. Esperamos que más personas acudan a la Saleta el miércoles que viene para seguir conversando.
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