sábado, 23 de abril de 2011

Nota de Duelo: Dr. Alí Cortada Bernal

1 ¡TOME LA PALABRA!

Con sincero pesar informamos a todos los integrantes de nuestra comunidad del fallecimiento ocurrido ayer viernes, 22 de abril del 2011, del Dr. Alí Cortada Bernal, miembro de una antigua y muy querida familia santiaguera quien ha muerto en la ciudad de Miami, Florida a la respetable edad de 101 años.

El Dr. Alí Cortada Bernal, doctor en pedagogía y doctor en cirugía dental, nació el jueves 10 de marzo de 1910 en Key West (Cayo Hueso), Florida, EE.UU., hijo de un hogar modelo por sus virtudes compuesto por el respetable e íntegro caballero Alberto Cortada, padre, y su inolvidable esposa Joaquina Bernal (Quinita), ambos nativos de Santiago de las Vegas, donde vivieron hasta el final de sus vidas siendo ejemplo de laboriosidad, sencillez, pureza y bondades que prodigaban a manos llenas a propios y extraños.

El Dr. Alí Cortada fue casado por muchos años con la bondadosa dama Evangelina Rodríguez Urrutia, quien  lo sobrevive.

Es justo también el destacar que en la historia social de nuestro Santiago de las Vegas, el Dr. Alí Cortada Bernal fue, con otros destacados jóvenes santiagueros, socio-fundador, el 25 de julio de 1932, de la inolvidable institución Club Atlético Santiago, del cual llegó a ser su primer presidente y por años miembro de sus Directivas.

Finalmente y en este momento de su triste desaparición recordamos al Dr. Alí Cortada Bernal junto a sus desaparecidos hermanos Albertico, Dr. Nilo (doctor en medicina), y a su única hermana, la ilustre profesora Dra. Rina Cortada de Gravier, que con sus queridos y ejemplares padres, Quinita y Alberto, fueron parte de aquella fraternal familia santiaguera de ayer.

Descanse en paz el Dr. Alí Cortada Bernal así como por este medio reciban su esposa, sobrinos y demás familiares nuestras más sentidas condolencias.

Juan Delgado, El Héroe

4 ¡TOME LA PALABRA!

por Carlos Valiente Romero / Tampa, Florida

Conmemórase el veintitrés de abril de cada año un nuevo aniversario de la muerte gloriosa en los campos de Cuba, de aquel inolvidable adalid del coraje y la vergüenza mambisa que fue el Coronel Juan Delgado y González.

Ciento trece años cúmplese de aquel 23 de abril de 1898 en que cayera abatido en la finca Pastrana el heróico peleador que fue Juan Delgado, quien sucumbe en desigual acción junto a sus hermanos Ramón y Donato.

El valiente rescatador de los cadáveres de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro no muere – como era lógico que sucediera – en el fragor encendido de una gran batalla. Cayó en la encrucijada inmerecida de la sorpresa, o más bien de la proterva encanallada del crimen, en curiosa analogía con los eclipses de otros grandes patriotas de elevado rango heróico.

Confiado como estaba de la tregua surgida con motivo del propuesto armisticio que al Jefe del Ejército Libertador hiciera el Capitán General Ramón Blanco y Erenas, marqués de Peña Plata, en el amanecer del 23 de abril de 1898, el Coronel Juan Delgado con veinte de sus hombres vivaqueaba en la finca Pastrana, cerca de San Pedro. Los españoles que estaban allí emboscados pronto se le echan encima, cercando entre dos fuegos al reducido grupo que acompaña al héroe; éste al verse sorprendido emprende la retirada en busca de sus fuerzas. En Torrens se tropieza con la guerrilla de Peral que arrecia el fuego, cae Juan Delgado y caen junto a él sus otros dos hermanos.

Después los guerrilleros dieron rienda suelta a su clásica ferocidad.

Los cadáveres fueron horriblemente mutilados, haciendo imposible su identificación cuando los llevaron al Cementerio de El Cano.

Así cayó el inolvidable Coronel Juan Delgado, el héroe popular que Santiago de las Vegas conoció en sus años mozos, cuando paseaba por nuestras calles junto a Martín Marrero, Esteban Barrios, José Mikleff y otros muchos entusiastas asociados del Centro de Instrucción y Recreo.

Así cayó el guajiro humilde que presuroso se incorpora a las fuerzas de Gómez y Maceo aquel 13 de enero de 1896, en que como nuncios de libertad llenaban los ámbitos de la provincia habanera las huestes invasoras.

Así cayó el Héroe de San Pedro, el cubano indómito que al conjuro de un impulso incontenible de coraje y de vergüenza rescata la dignidad y el decoro de las fuerzas cubanas abatidas en San Pedro, el nefasto día que allí sucumben el gran genio de la guerra, Antonio Maceo y junto a él su heróico edecán Francisco Gómez Toro, de tan glorioso ancestro.

El Centro de Instrucción y Recreo, institución cubana y santiaguera surgida al calor de los más altos y puros ideales patrióticos, asumió en sus tiempos gloriosos de existencia la tradición de rendir el 23 de abril de cada año homenaje fervoroso de recuerdo al Coronel Juan Delgado, organizando una acostumbrada peregrinación y desfile escolar hasta su estatua en el parque de su nombre, honrando así su sagrada memoria que tanto aún hoy nos dice de la Patria por cuya libertad consagró el tributo de su preocupación y de su valentía sin ocasos.


1953, jueves 23 de abril: Homenaje de Recordación al Coronel Juan Delgado. De izquierda a derecha reconocemos a los profesores Alfredo del Amo, Felipe Piñera, y Aurelio Roura. Detrás de ellos, Enrique Fina, Secretario de la Junta de Educación; Adolfito Romero y Julián Grillo en representación de las instituciones fraternales; el periodista e intelectual Francisco Simón V.; Servio Cuervo, Armando León Trujillo, y Justo Rodríguez Urrutia, directivos del C.I.R.; Domingo Fernández Chaqueto, veterano del glorioso Regimiento “Santiago de las Vegas” del Ejército Libertador; Mariano Fina Gravier, Inspector Jefe del Distrito Escolar; Armando Olivera Jiménez, Presidente del C.I.R.; las profesoras Delia Herrera, Graciela (Chela ) Cobo, Rina Cortada, y Esther Pita; y a la extrema derecha, un alumno enarbolando la bandera de la Escuela Primaria Superior. Detrás, junto a la estatua de Juan Delgado, el Sr. Miguel Delgado, hermano del coronel, que aparece acompañado, como era su costumbre, de otros miembros de su distinguida familia.

Basado en un artículo del autor originalmente publicado en la Revista del C.I.R. en 1953.

Del Sábado de Gloria al Sábado Santo

2 ¡TOME LA PALABRA!

por Leonardo Gravier / Coral Gables, Florida

Uno de los días más alegres en Santiago de las Vegas era el Sábado de Gloria. Éste se celebraba el día antes del Domingo de Resurrección (Pascua de Resurrección); era la ceremonia solemne de la Vigilia de Pascua en la mañana de dicho sábado.


Las campanas de la iglesia tocaban a rebato, exactamente a las diez y media de la mañana, los gritos de “Aleluya” y la caída del telón que tapaba el altar mayor de la iglesia, anunciaban que terminaba el luto del Viernes Santo y surgía con todo su esplendor la primavera espiritual de la Pascua. Era un día de fiesta. Terminaba con los más concurridos bailes en los tres locales sociales de Santiago – el Centro de Instrucción y Recreo, el Club Atlético Santiago, y el Centro de Instrucción y Recreo "la Gloria".

Venían muy buenas orquestas, y como era en primavera, la gente podía vestirse tanto de invierno como de verano.

El 9 de febrero de 1951, el Papa Pío XII cambió la hora para las diez y media de la noche mediante el inesperado decreto “Dominicæ Resurrectionis”. Lo que era el Sábado de Gloria se convirtió, a la antiquísima usanza, en Sábado Santo. El luto se apoderaba de lo que antes era un día de júbilo y festejos.

Esto creó una conmoción en el pueblo y en las sociedades. Los bailes tendrían que comenzar tarde en la noche del sábado. La cosa se complicaba debido a los preparativos de los bailes y los compromisos con las orquestas.


Mas casi todo en Santiago tenía una solución. Hablaron con el párroco, el inolvidable Padre Vicente Jovaní (a la derecha), y llegaron a una transacción. En lugar de las diez y media de la noche, se otorgaba una dispensa para comenzar a las ocho, y todos quedaron satisfechos. Así creo que fue el acuerdo en el que yo no participé por mi corta edad y tal vez no tenga muy claros los pormenores del incidente.

martes, 12 de abril de 2011

Nota de duelo: Armando Villavisanis

5 ¡TOME LA PALABRA!

Con sincero pesar informamos a todos los integrantes de nuestra comunidad del fallecimiento ocurrido ayer, lunes abril 11 del 2011, del respetable caballero Sr. Armando Villavisanis (Villita), miembro de una antigua y muy querida familia santiaguera quien ha muerto en su residencia de la ciudad de San Juan, Puerto Rico, a la avanzada edad de 95 años.

Villita, como afectuosamente le llamábamos aquéllos que nos honramos con haber sido sus amigos, fue por varias décadas propietario de la popular bodega de víveres que estuvo ubicada en la calle 15 esquina a 14, Santiago de las Vegas. Estuvo casado por muchos años con la que fue dedicada esposa y compañera de toda su vida, la estimada y bondadosa dama Sra. Angelina González, Q.E.P.D., con la cual formó una laboriosa y apreciada familia santiaguera junto con sus hijas Angelinita y Cándida Villavisanis González.

En 1970, a poco tiempo de residir en Puerto Rico, el matrimonio Villavisanis-González establece, junto con el diligente y dedicado esfuerzo de sus hijas, el hoy reconocido y muy prestigioso “Colegio Cupey María Montessori” de Rio Piedras, San Juan, Puerto Rico, obra que dice mucho del espíritu laborioso y creador de la familia Villavisanis.

Finalmente y en este momento de su triste desaparición, recordamos al buen amigo que siempre fue Villita, hombre íntegro e intachable que junto a su muy estimada esposa e hijas fueron parte de aquella fraternal familia santiaguera de ayer... y de siempre.

Descanse en paz nuestro querido amigo Villita, así como por este medio reciban sus hijas, nietos y biznietos nuestras más sentidas condolencias.

miércoles, 6 de abril de 2011

Fermín Valdés Domínguez, el amigo fiel, el patriota

1 ¡TOME LA PALABRA!

Muy pocos quizás recuerden a Fermín Valdés Domínguez, insigne patriota cubano, íntimo amigo del Apóstol Martí, con quien compartió cárcel y destierro. Hoy nos complace ofrecerle una importante monografía de nuestras amigas Concepción Díaz Marrero y Yassany Rodríguez Díaz sobre este hijo adoptivo de Santiago de las Vegas en formato digital PDF. Lo puede leer o consultar aquí mismo usando el dispositivo Scribd más abajo. Para guardar su propia copia en su computadora, pulse abajo en el segundo botón (con el dibujo de una nube y una flecha). Para ampliar el tamaño del texto, pulse el símbolo +, o para ampliar al máximo, sírvase pulsar aquí.