viernes, 27 de agosto de 2010

Perfiles santiagueros: María Josefa Alemán Campos

7 ¡TOME LA PALABRA!

Julio 1950.
Hoy, 27 de agosto, cumpliría 100 años la respetada profesora de música María Josefa Alemán Campos, en cuyo honor su sobrino, Arsenio Alemán Agusti, nos envía la breve e interesantísima monografía que hoy tenemos el placer de ofrecerle. ¿Recuerda usted a esta culta y talentosa santiaguera? 

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los incendios en Santiago de las Vegas en la primera mitad del siglo XX

2 ¡TOME LA PALABRA!

por Raúl Rodríguez Vega
con Carlos Valiente Romero

Entre los inolvidables recuerdos que guardo de mi niñez y juventud en nuestro Santiago están aquellos que traen a mi mente los incendios que de tiempo en tiempo ocurrieron en nuestro pueblo en la primera mitad  del siglo XX, los cuales también quedaron en el archivo de la memoria popular, y que cada cual puede narrar a la manera que los recuerde.

Los incendios que vienen a mi memoria son:

Tres que ocurrieron en el sector comercial, uno en un centro de investigación, y otro en una fábrica. Dos fueron de madrugada, dos a plena luz del día y uno finalizando la tarde. Para recordarlos hay que tener más de cincuenta años de edad.

En las investigaciones realizadas por este autor nadie pudo aclararme cómo comenzaron los siniestros.

Tienda "La Marquesita"

Esta popular tienda santiaguera localizada en la céntrica calle 13 entre 4 y 6, lindaba con la consulta y hogar del Dr. José Idael Torres O'Hallorans, popular galeno casado con la que fuera bondadosa dama santiaguera Sra. Elena Mora de Torres, recordada por muchos por su noble actuación en el magisterio local y su reconocida y piadosa labor como misionera católica-cristiana.

Los propietarios de La Marquesita en ese entonces eran los esposos de origen ruso y polaco (nacionalizados cubanos), Sr. David Solomiany y su gentil esposa Sarita Stokhamer. Tuvieron su único hijo Mario en Santiago de las Vegas, el cual, aún residiendo por muchos años en Puerto Rico, siempre expresa su gran orgullo de ser santiaguero al cien por ciento.

Es justo destacar que los Solomiany siempre fueron muy queridos por sus clientes, en especial Sarita que fue el alma de la tienda a tiempo completo.

David se cubanizó totalmente: fue presidente del Club Rotario local e importante socio del Club Atlético Santiago, cuyos salones a menudo frecuentaba compartiendo con todos como un santiaguero más.

Se puede agregar que en su momento La Marquesita fue la tienda más importante del pueblo, con varios empleados de ambos sexos.

En triste madrugada, las campanas de la Iglesia Parroquial tocaban a rebato:  La Marquesita estaba en llamas. Los santiagueros corrían hacia la tienda que era una antorcha; no quedó nada, fue destruido todo...

Los propietarios, como grandes luchadores que siempre fueron, se empinaron ejemplarmente y en el mismo lugar reconstruyeron nuevamente la tienda y La Marquesita siguió viviendo y como el Ave Fénix resurgió de sus cenizas.

¿Cuál fue la razón del incendio? Se desconoce.

Cafetería "La Ceibita"

En la esquina suroeste de las calles 13 y 8 estuvo por muchos años establecida una antigua y gran bodega de venta de víveres conocida por todos los santiagueros como la bodega "La Ceibita". Con el objetivo de ampliar su negocio, cruzando la calle en la esquina sudeste de 13 y 8, contigua a la popular tienda de ropa Mi Tienda, que en los años 1930 y principios de los 40 operaba la familia Rodríguez Urrutia, los propietarios de La Ceibita decidieron inaugurar un nuevo local, donde instalaron una moderna cafetería donde vendían batidos y otros refrigerios, usando el mismo conocido nombre, esta vez como Cafetería La Ceibita. En una madrugada de nuevo las campanas de la Iglesia Parroquial volvieron a tocar a arrebato: la instalación fue pasto de las llamas y se quemó totalmente... La cafetería no fue inmediatamente reconstruida, y quedó sólo el solar por muchos años totalmente abandonado. Tampoco en esta oportunidad se logró saber el origen de la candela.

La Bodega "La Cooperativa"

En la esquina de 11 y 8, frente al Casino Español, se instaló una gran bodega para la venta de víveres conocida en nuestro pueblo como "La Cooperativa", propiedad del Sr. Santiago Pérez Roque.


Una tarde casi de noche, siendo aproximadamente entre las 7 y las 8 p.m., con tremenda rapidez y a la vista de todos, el local se convirtió en una bola de fuego. No quedó nada en pie, y en el lugar no se volvió a edificar por mucho tiempo.

De acuerdo con el recorte de periódico donde hallamos la imagen más arriba, la pérdida fue de más de 47.000 pesos, y la bodega no estaba asegurada. También afectó a la residencia contigua del Sr. Manuel Castillo, quien sufrió la pérdida de ropas y muebles destruídos por las llamas.

Fuego en la Estación Experimental Agronómica

Entre las 2 y 3 de la tarde de un día laborable comenzó el fuego en algunos locales de este centro de investigación agrícola. La conocida sirena de la estación efectuó toques descompasados solicitando auxilio, reuniendo gran cantidad de trabajadores del lugar y otros vecinos del pueblo. El siniestro destrozó el techo de algunas naves, que después fueron reparadas en poco tiempo.

En este centro laboraban grandes investigadores como el sabio botánico cubano-santiaguero Dr. Juan Tomás Roig Mesa y los muy ilustres científicos, Ingenieros Julian Acuña Galé, Gonzálo Martínez-Fortún, Filiberto Lazo y Luis González Alfonso, todos ellos altamente reconocidos por su brillante trayectoria en este gran centro de investigación que siempre fue orgullo de Santiago de las Vegas.

Y en cuanto a la sirena de la Estación, como era conocida... ¿qué santiaguero no se orientaba por ella?, pues como muchos recordarán sonaba a varias y determinadas horas del día.

Fuego en el Despalillo de la "Cuban Land"

Este conocido centro de trabajo (abajo, en 1948), localizado en la calle 4 entre 7 y 9, lugar donde laboraban cientos de mujeres santiagueras, un medio día fue sorprendido por el inicio de un gran fuego. Recordemos que su materia prima era tabaco en rama para despalillar. De milagro no fue destruido el inmueble, gracias a la rapidez con que actuaron los trabajadores y voluntarios.

NOTA: En algunos de estos incendios actuaron bomberos de diferentes localidades que respondían a las llamadas de urgencia que se efectuaban desde Santiago. Recordamos la actuación eficaz del Cuerpo de Bomberos de los Cuarteles de Corrales y Magoon, que venían rápidamente desde la cercana capital (La Habana), y otros de los Departamentos de Bomberos de los vecinos pueblos como Bejucal y San Antonio de los Baños.

viernes, 20 de agosto de 2010

Tributo a José Joaquín Palma y Lazo

1 ¡TOME LA PALABRA!

(Poeta laureado de Guatemala y eximio patriota de Cuba)

por Leonardo Gravier

El 17 de abril de 1951 fuimos con nuestro colegio a una parada en La Habana. Yo en ese tiempo estudiaba en el Colegio Academia Brito de Rancho Boyeros (incorporado al Instituto de Segunda Enseñanza de Marianao). Tal vez asistieran otros colegios de Santiago de las Vegas. La razón de la parada era una petición del Ministerio de Educación, en el gobierno del Presidente Carlos Prío Socarrás, para rendir honores a los restos mortales del poeta y patriota cubano José Joaquín Palma y Lazo.

Después de arduas negociaciones con el gobierno de la hermana República de Guatemala, el Presidente Prío -con un gran sentido patriótico como nieto de veterano de la Guerra de Independencia- había conseguido repatriar los restos del insigne patriota que había fallecido en Guatemala en 1911, donde vivía desde que había salido exiliado de Cuba en 1870. Palma era ciudadano guatemalteco puesto que había hecho de Guatemala “la tierra de su adopción y sus afectos”. No obstante, siempre insistió en tener su tumba en su natal Bayamo:

“Mas, ya que cercana zumba
la voz de la muerte helada,
te reclama
sólo un sauce y una tumba
cabe la villa sagrada
del Bayamo.

Cuba reclamaba un hijo para acoger sus restos mortales en la heroica Bayamo; Guatemala insistía en conservar en su seno los restos mortales de “su hijo adoptivo predilecto”.

Yo desconocía la trascendencia literaria y patriótica de José Joaquín Palma. Aún hoy, los cubanos no lo han reconocido como merece; y lo que es más triste, gran parte de los cubanos apenas lo conocen.

La petición del Ministerio de Educación se le hacía a todos los colegios de La Habana y términos municipales aledaños. Debían enviar, a la zona asignada a dicho colegio, el mayor número de niños para que parados a ambos lados del camino por donde pasara el cortejo fúnebre, rindieran honores al mismo con su presencia. A nuestro colegio le tocó hacer la parada en un tramo de la Quinta Avenida de Miramar. El armón de guerra, tirado por caballos y llevando el féretro (envuelto en la misma bandera cubana con la que había sido enterrado en el cementerio de Guatemala), partiría del Aeropuerto de Columbia y seguiría hasta el Capitolio Nacional. Iría custodiado por miembros del Ejército de la República. Una vez en el Capitolio se le rendiría honores por altos miembros de los poderes del Estado y por los veteranos; después regresaría al Aeropuerto para ser trasladado a un mausoleo en el cementerio de Bayamo. La comisión que recogiera los restos mortales del patriota dejaba en su tumba de Guatemala un sauce de recordación.

Yo nunca había estado presente en un acto tan solemne, y no sospechaba el efecto que produciría y el recuerdo que dejaría en mí. Como habíamos llegado temprano al lugar asignado, estuvimos riéndonos y conversando con las niñas de otros colegios. En un momento determinado se nos llamó al orden puesto que ya había salido el cortejo fúnebre.

Nunca he podido olvidar, a pesar de que ocurrió hace casi sesenta años, la emoción tan intensa que me produjo aquel episodio. El ruido de aquellas ruedas de madera y hierro del armón de guerra, el trote de los caballos y el silencio absoluto que se hiciera, me llenaron los ojos de lágrimas y me hicieron un nudo en la garganta. Nunca antes había sentido un amor más abrumador por aquella bandera cubana que cubría el ataúd. Me sentí abochornado de no haber conocido la historia de aquel hombre que fuera uno de los que luchara para que mi patria fuera libre e independiente.

Cuando regresé a mi casa, corrí a buscar en libros de historia o de poesía el nombre de José Joaquín Palma; encontré menos de lo que satisficiera mi curiosidad. Hoy quiero que aquellos que no tienen mucha información sobre aquel poeta ilustre tengan al menos una síntesis de la trayectoria de su vida por América. De José Joaquín Palma no se puede agregar más de lo que tan exquisitamente escribieran Martí, Rubén Darío y otros grandes de América.

He aquí su vida a grandes rasgos:

Nacimiento y familia

Nació el 11 de septiembre de 1844 en Bayamo, Provincia de Oriente. Hijo de Pedro Palma y de Dolores Lazo. Aparecen dos hermanos, Juan y Rosario. José Martí le da un saludo de patriota al llegar a New York acompañado de su hija América Ana.
 

Obra Patriótica
 
Conspiró desde los albores de la lucha contra España junto a Aguilera y a Maceo Osorio; Más tarde se unen a los grupos encabezados por Carlos Manuel de Céspedes, de quien fue casi un hijo.

Está presente en la reunión que comisionó a Pedro Figueredo (Perucho) a escribir la Marsellesa cubana para que fuera su himno nacional. Perucho le pone música al himno (La Bayamesa) y más adelante (sentado en la montura de su caballo) el mismo Perucho le pone la letra; al adoptarse La Bayamesa como Himno Nacional lo reducen de seis a dos estrofas. También Palma está presente en la misa donde se cantara por primera vez en Cuba, por jóvenes cubanas nuestro himno.

Pelea en la manigua junto a las tropas de Céspedes. Más tarde es comisionado por éste para reclutar combatientes. Recluta a Máximo Gómez en el Dátil con el grado de sargento.

Ante la amenaza por los españoles de tomar Bayamo, es el primero en incendiar su propia residencia. Fue tan efectiva su labor de reclutamiento que Céspedes lo comisiona para que marche al exterior a levantar fondos y ayuda económica de otros gobiernos, y a divulgar la rebeldía del pueblo cubano y su deseo de independizarse.

Viaja por toda la América, sobre todo Jamaica, New York y se establece en América Central. Trabaja con los gobiernos de Honduras y Guatemala (ambos países le otorgan la ciudadanía). Trabajó en las obras del Canal de Panamá.

Dio abrigo a los próceres cubanos exiliados en América Central. A Maceo lo acogió y protegió en Honduras y a Máximo Gómez en Guatemala (hasta lo mantuvo económicamente por largo tiempo). Ésto lo reconoció el Generalísimo cuando dijo: “…un hombre honrado no debe avergonzarse de admitir los favores de otro hombre honrado cuando la fortuna le sea tan adversa”.

Se cubrió de gloria al presentar la moción para abolir la esclavitud en Cuba. Ante la dubitación de algunos patriotas dueños de esclavos dijo la famosa frase: “Si en una Cuba esclava no puede haber hombres libres, en una Cuba libre no puede haber hombres esclavos”

Obra literaria

Escribió artículos patrióticos en el Cubano Libre y fundó el periódico La Regeneración de Bayamo.

Fue el autor de la primera biografía que se escribiera sobre Carlos Manuel de Céspedes.

Escribió muchísimos ensayos y fue un prolífico poeta. Publicó varios libros de poesía, uno de los cuales le envió a José Martí cuando éste le envió a Palma un ejemplar de su Ismaelillo.

Fue encomiado por los grandes escritores de América como Rubén Darío. Martí, con su prosa divina, lo elogió en artículos y cartas personales, donde lo nombró “poeta del hogar, poeta de la amistad, poeta de la patria”.

A la muerte de María Granados escribió un poema que motivó a Martí a escribir “La niña de Guatemala”.

Palma fue quien introdujo a Martí a las grandes esferas de la sociedad y del gobierno de Guatemala.

Su vínculo inquebrantable con la hermana República de Guatemala fue el que le diera la brillantez del poeta venerado por aquel pueblo: fue el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala (conocido por muchos por su primer verso: ¡Guatemala feliz!).

Mantuvo en secreto su autoría hasta poco antes de su muerte. En el concurso que citó Guatemala para darle letra al himno, cuya música era de Rafael Álvarez Ovalle, él envió la letra anónimamente. Ganó el concurso, se adoptó su letra pero él no reveló ser el autor. Sólo días antes de su fallecimiento lo confesó ante los poetas guatemaltecos que lo visitaban en su lecho de moribundo: Manuel Valle y Virgilio Rodríguez. Cuando el pueblo de Guatemala se enteró de que Palma era el autor de su himno, se aglomeró frente a su casa y le otorgó una corona de laurel hecha de plata. El poeta laureado, sin poder hablar, la recibió con lágrimas en los ojos. El concurso lo había ganado en 1896, lo reveló unos días antes de su muerte el día 2 de agosto de 1911.

El himno es considerado el segundo más bello del mundo según el Conservatorio de Milán. También Carlos Labin de la Sociedad Americanista de París y de la Musicología de Francia lo da como el más original de todos los que representan, en el continente americano, el patriotismo de cada nación.

Cuando se inauguró la República en 1902, José Joaquín Palma vino a los festejos de la nueva nación; después volvió en 1906 de visita.

jueves, 5 de agosto de 2010

El "Suceso de la guagua": 122 aniversario

0 ¡TOME LA PALABRA!

por Francisco Fina García*

El 5 de agosto de 1888 ocurrió el suceso conocido por "El suceso de la guagua", que causó la muerte violenta del joven Felo Álvarez, hijo de D. Casimiro Álvarez, Teniente de Alcalde y Presidente del Casino Español (a la derecha, un detallado reportaje en "La Evolu-ción", semanario político liberal independiente de Santiago de las Vegas, publicado el 12 de agosto de 1888, exactamente una semana después del nefasto incidente; pulse sobre la imagen para ampliarla).

El suceso se originó con motivo de celebrarse un baile en Bejucal. Siendo invitados los jóvenes de Santiago, fletaron una guagua para asistir esa noche al vecino pueblo, pero esto parece que molestó a los españófilos, que amenazaron con disparar sus armas sobre la guagua si salía esa noche; pero los jóvenes cubanos no hicieron caso a las amenazas de sus enemigos y partieron en la fecha y hora fijada para Bejucal, siendo tiroteada la guagua cuando aún había marchado dos kilómetros fuera de Santiago, resultando muerto en el tiroteo el joven Álvarez.

Este hecho marca una efemérides dolorosa en los anales de nuestra historia local, pues el joven Álvarez era muy considerado en nuestro pueblo y su familia una de las más distinguidas.

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*En "Fichas históricas de Santiago de las Vegas: Época colonial", Editorial "Antena", 1941.

domingo, 1 de agosto de 2010

Aquiles Ochoa Varona, gran médico santiaguero

5 ¡TOME LA PALABRA!

por Arsenio Alemán Agusti

En el excelente artículo de Raúl Rodríguez Vega, Leonardo Gravier y Carlos Valiente sobre dos santiagueros discapacitados cuyo impedimento físico no les impidió llevar una vida digna y normal, la santiaguera Xiomara Vigoa publicó dos comentarios sobre un médico que recordaba que había perdido una pierna en un accidente con un coche. Pues bien, este médico se llamó Aquiles Ochoa Varona (a la derecha, en el hospital), y vivió muchos años en la calle 15 entre 4 y 6, precisamente en la misma cuadra donde vivían mi padre (de soltero) y mis tías, y en la casa contigua a la barbería de Vicente donde trabajó mi abuelo Juan Tomás como barbero.

De muchacho siempre me llamó la atención la falta de su pierna y el uso de la muleta por Aquiles. Me explicó en algún momento mi padre, que era costumbre en tiempos remotos (y hoy también, aún más peligrosos) que los muchachos se colgaran de los coches tirados por bestias y se dejaran arrastrar por éste (hoy lo hacen peligrosamente, colgándose de las guaguas). Pues bien, en una de esas, Aquiles tuvo la fatalidad de que una de sus piernas quedara trabada en una de las ruedas del coche, lo que implicó que tuvieran que amputarle una de sus piernas. Así quedó para siempre dependiente de su muleta.

Aquiles Ochoa Varona, fue presidente de la Sociedad de Instrucción y Recreo “La Gloria”, y fue bajo su presidencia que se inauguró el flamante edificio que llegó a tener esa sociedad en nuestro pueblo (1947-48). No puedo precisar ahora mismo, si él fue uno de los socios fundadores de “Más Luz” en 1932, o uno de sus hermanos (a mi saber eran 3: Aníbal, Aquiles y Dilio. Aníbal falleció hace años en La Habana. Dilio aún vive, en la misma dirección en nuestro Santiago).

Con un innegable espíritu de superación, Aquiles se especializó en laboratorio clínico. Fue transfusionista y laboratorista en el Hospital Lila Hidalgo de Rancho Boyeros durante muchos años. Siempre aspiró a poder estudiar medicina, carrera que matriculó en la Universidad de La Habana, y en la que avanzó determinados años aunque para una persona como él: de pocos recursos económicos, negro, lisiado y por demás con ideas de izquierda, le resultaba muy difícil escalar esa cima. Perseveró, y al final logró su sueño, haciéndose Doctor en Medicina.

Contrajo matrimonio aunque no tuvo descendencia, pero crió como a un hijo al sobrino de su esposa. Trabajó como médico en el Policlínico de Santiago de las Vegas por muchos años.


El día de su muerte, el pueblo entero se volcó a la funeraria para rendir tributo a este santiaguero. Me recuerdo de una expresión salida de una mujer anónima. Dijo vehementemente su sentir cuando expresó: «Se ha muerto el médico del pueblo». Porque en realidad eso fue Aquiles Ochoa Varona, siempre, un servidor de la comunidad, sin importar ni día ni hora.

Los últimos años de su vida vivió en la Calle Central del Reparto La Especial, en nuestro Santiago, junto a su esposa.

Sirvan estas líneas, para perpetuar la memoria de este personaje del que siempre me acordaré no sólo porque desde que me alcanza la memoria me bautizó con el sobrenombre de Arsenitín, sino también porque se mostró a la altura que correspondía en lo profesional, ética y moralmente, cuando mi padre necesitó de sus servicios.