Compilación y redacción: Arsenio Alemán A.
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Aurelio Abelardo Roura Menéndez-1953 Foto tomada de la revista "Antorcha" |
Su origen social fue humilde. Cursó la enseñanza
primaria en la Escuela de Varones No. 2 en Santiago de las Vegas. Su profesor fue
el ilustre maestro José Manuel Sánchez Luque.
Colaboró desde 1926 hasta 1928 en el periódico EL
ESTUDIANTE, escrito y gestionado por los escolares santiagueros, donde tuvo
a su cargo la sección TIPOS DE SOCIEDAD. En septiembre de 1928 hasta enero del
1929, aparece como Sub-Director del periódico local La Voz del Estudiante.
Ingresó en la Escuela Normal para Maestros en 1924, graduándose en 1928. Matriculó la
carrera de Pedagogía en la Universidad de La Habana. Aprobó todas las
asignaturas por lo que se le atribuía el grado de Doctor. En una Revista del CIR él mismo aclara
que no había alcanzado tal grado, puesto que nunca discutió su tesis de grado.
Residió temporalmente en Tampa donde se enamora de una prima, la Srta. Eloísa Menéndez (Katy), con quien más tarde contrajo matrimonio y viaja de vacaciones a los Estados Unidos. Años después se divorcia.
Participa en La Habana en la huelga en que el magisterio de Santiago de las Vegas se manifiesta en contra de la tiranía del Gerardo Machado en 1933.
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1933. Maestros de Santiago de las Vegas en huelga contra el gobierno de Gerardo Machado. Entre ellos, señalado, Lelo Roura. Foto tomada del sitio sdlv2.blogspot.com |
Se elige para su dirección al apóstol de la educación
popular santiaguera, José Manuel Sánchez Luque, compartiendo la responsabilidad
con el sabio botánico Dr. Juan Tomás Roig, y logra formarse un claustro de
profesores competentes, abnegados y desinteresados, entre los que se encontró
Aurelio Roura.
Este centro educativo tuvo vida hasta 1944, en que se funda oficialmente la Escuela Primaria Superior de Santiago de las Vegas.
Aurelio Roura, Presidente del CIR, encabeza los actos conmemorativos por el 75 aniversario de la fundación de la institución. 5 de febrero de 1957. (Foto cortesía de Madeleyn Roura.) |
Si quisiéramos saber los pilares en los que
sostenía su acrisolada actuación no encontré mejor definición que la ofrecida
por él mismo en una nota dirigida a la opinión pública santiaguera: «.....quiero dejar constancia de que me
responsabilizo con todos los actos de mi vida pública, profesional y privada,
en todos los órdenes, ya que constituyen para mí, orgullo legítimo, por haber
estado siempre inspirados en los más nobles propósitos y en un afán constante
de utilidad colectiva, habiéndolos desenvuelto, en todo momento, en el campo
luminoso del más puro decoro y la más limpia justicia».
El periódico local Géminis recoge la
designación de “Lelo” de la siguiente manera: …..«creemos de nuestro deber felicitar a
la Escuela Primaria Superior, por haber sido seleccionado el Dr. Roura
Menéndez, como sustituto del Sr. Sánchez, ya que solo una firme voluntad y una
capacidad tan amplia como la suya, deben llevar a dicha escuela hacia sus más
altos destinos».
La Asociación de Ex-Alumnos de la Escuela Primaria
Superior fue una iniciativa del Profesor Aurelio Roura Menéndez y muchos de los
alumnos cooperaron al éxito de la misma. La Asociación rindió una labor
increíble, pues existía una gran hermandad entre todos sus componentes.
A principios del año 1947, hace su aparición “Superación”,
un modesto mensual mimeografiado, órgano oficial de la Asociación, portavoz que
fue de todas las necesidades artísticas de los componentes de esa institución,
así como de todas las obras que significaran progreso y mejoramiento en
cualquier sector de nuestra vida local. “Superación” rindió una
meritoria labor durante su año de existencia, colaborando en todos los actos
que se celebraban en la Escuela como en todo Santiago y todos los meses era
cariñosamente esperado por todos sus lectores. Dificultades económicas y
administrativas obligaron a su desaparición, pero siempre se recordará con
nostalgia ese querido boletín.
Aurelio Roura Menéndez fue una de las más destacadas y
recias figuras del magisterio local. En
él coincidieron, como en un haz de luz, las más grandes virtudes ciudadanas y
las más altas calidades magisteriales. Fue
un maestro plenamente informado en cuanto a las disciplinas que constituyen su
especialidad —las Ciencias Sociales [i] —
y un funcionario altamente alerta y responsable en el desempeño de su función
de director de una Escuela Primaria Superior, cargo en el que se caracterizó
por su seriedad, por su competencia, su vocación y su entusiasmo constructivo. Por otra parte, no fue un mero director; por
el contrario, desde el cargo surgió como un verdadero líder social — otra de
las cardinales funciones de los verdaderos educadores — haciendo buenas las
prédicas que dictaba desde el aula, vinculando la historia patria y la cívica,
a la comunidad en que desenvolvió sus actividades pedagógicas, siempre
intencionadas y en persecución de propósitos específicos.
Bajo su dirección la Escuela Primaria Superior alcanzó
un grado de organización tal, que mereció los más cálidos elogios de las
autoridades escolares, contándose entre éstas los Sres. Ministros de Educación
que la visitaron, así como los demás funcionarios que conocieron de su
funcionamiento y proyecciones.
Lelo Roura estuvo al frente de la Escuela Primaria Superior hasta 1960 fecha
en que se jubiló.
Para dar una idea de la clase de Director de la EPS que fue Lelo, voy a valerme de una anécdota que me narra su hija Madeleyn, que a la sazón era estudiante de la escuela. Nos comenta que al poco tiempo de haberse jubilado, la persona que le sucedió en el cargo de director, lo llamó con cierta urgencia porque se había provocado en una de las aulas, una especie de insubordinación por parte de un grupo de estudiantes y no habían encontrado la manera de encauzar la disciplina y también se intuía que esa conducta podía propagarse a otros grupos en la escuela y por ello pidió a Lelo su colaboración para zanjar la situación.
En aquella época los maestros acostumbraban a asistir a la escuela en traje y corbata. Pero ya Lelo se había jubilado, estaba desempeñando otro trabajo, pidió permiso y salió con su vestimenta informal (mangas de camisa), a pie, para la escuela. Una vez allí le pidió a la directora que convocara a todos los grupos en el patio del plantel. La Escuela tiene un pasillo que da frontalmente al patio. Una vez congregados, los estudiantes siguieron en su bullicio y sus indisciplinas. Salieron la directora y Lelo al pasillo.
Cuando los estudiantes vieron a Lelo allí se hizo un silencio sepulcral. Entonces Lelo tomó la palabra y se dirigió a ellos, señalándoles lo impropio de su conducta y la importancia de mantener la disciplina para poder alcanzar los objetivos que correspondían al curso escolar; el respeto y buenas costumbres que debían demostrar y otra serie de cosas por el estilo. Hablando en buen cubano, les echó una refriega y los invitó a reincorporarse a sus aulas y continuar sus actividades docentes del día. Los muchachos sin “chistar” volvieron a sus aulas.
De ahí, salió a hablar con la maestra del aula donde se había iniciado el desorden, y le dijo aproximadamente lo siguiente: "La maestra que no puede controlar a los alumnos en su aula no es maestra. Le sugiero que se jubile." Y se retiró.
Destaca la anécdota el respeto de los estudiantes por su antiguo Director y el señalamiento directo y a "boca de jarro" a la maestra, aún cuando no tenía la autoridad formal para ello, pero sí contaba con la autoridad moral, el ejemplo y más de 30 años de experiencia ejerciendo la docencia.
Lelo contrae matrimonio en segundas nupcias el 25 de diciembre de 1947 con Zenaida Fundora de Armas, natural de Unión de Reyes, provincia de Matanzas, cuya familia se había radicado en Santiago de las Vegas, de cuya unión vinieron al mundo sus tres hijos: Madeleyn, Aurelio y Teresita. Fija su hogar en la calle 4 entre 15 y 17. En la década de los años 60 del siglo pasado, trasladó su residencia a la calle 19 entre 4 y 6, en el reparto Tessie, en Santiago.
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Lelo y Zenaida circa 1999 (Foto cortesía de Madeleyn Roura Fundora) |
Inconforme con el rumbo que adoptó el gobierno
revolucionario después de 1959, decidió emigrar, aprovechando el puente aéreo
establecido entre los EEUU y el gobierno cubano, que dio origen a los llamados vuelos
de la libertad que se realizaban entre Varadero y Miami.
A la altura de Julio de 1967 le fue aprobada a la
familia Roura Fundora el autorizo de salida. Hacía solo tres meses que Aurelito
había arribado a la edad de 15 años, por lo que quedaba comprendido dentro de
la Ley del Servicio Militar Obligatorio y por ello no podía salir del país
hasta tanto cumpliera con sus deberes militares. Debía viajar todo el núcleo
familiar: los tres hijos del matrimonio
(Aurelito, Teresita y Madeleyn) así como Zenaida y Lelo, cabezas del núcleo.
De forma que el matrimonio Roura Fundora se negó a
viajar dejando a su hijo varón atrás, quedando en Cuba junto a sus hijos
Aurelito y Teresita. Madeleyn si decidió partir, lo que logró hacer cinco meses
después, luego de realizar tareas agrícolas en Güines mientras esperaba el
autorizo para tomar el avión.
Jubilado como maestro y despedido del otro empleo que
tenía decidió cambiar la pluma por la guataca y se fue al campo a trabajar en
la finca de un amigo cercano, Luis Sans Tamames — quién por muchos años fue su
vecino — porque hizo el firme propósito de que su familia no careciese de nada,
ante la crisis económica que se sufría en el país. Allí conoció la rudeza del campo, la dura
lucha del campesino. «Fue duro, pero me fui adaptando. La piel de mis manos, antes fina, se fue
encalleciendo.» (sic).
Tuve el privilegio de conocer a Aurelio Roura desde
bien temprano, siendo aún niño. La
familia Roura Fundora vivía al doblar de la casa de mis tías Josefina y Esther Lilia Alemán. Yo dedicaba mucho tiempo a estar en casa de ellas y Lelo
y su esposa pasaban, saludaban, hablaban y yo lo veía. Su hija Madeleyn es contemporánea conmigo y
además de amigos coincidimos en el Instituto.
Yo no tuve la posibilidad de tenerlo de profesor en la
Escuela Primaria Superior, puesto que pasé de la escuela primaria a una
preparatoria para ingresar al Instituto de Segunda Enseñanza, pero tuve la oportunidad
de disfrutarlo como profesor, instructor, orientador, tutor, maestro, busquemos
una palabra adecuada, cuando un grupo de personas nos comenzamos a dar cita en
casa de su sobrino el Dr. Juan García Roura, en la calle 11 entre 2 y 4, casi
todas las noches los días entresemana (allá por los años 1963 a 1970
aproximadamente) para llevar a cabo una tertulia cuyo eje central era Lelo.
En esa tertulia, y a riesgo de que se me olvide alguno
de los participantes y me excuso de antemano si eso ocurriera, participábamos
sus sobrinos Juan, Jorge, Gustavo y Marito "Tornillo"; Pedro Lima
Bustamante, Fernando Salazar Domínguez, Cesáreo González, Erasmo González
Ojeda, Rogerio Díaz Garbalosa y probablemente algún otro que se incorporara
eventualmente a este círculo. Yo era el más joven del grupo.
Lelo acostumbraba acudir diariamente, después de comida, al Centro de
Instrucción y Recreo en la calle 4 entre 9 y 11. Aproximadamente a las 9 de la
noche iba para la casa de su sobrino que quedaba a menos de una cuadra del CIR,
y llegando comenzaba la tertulia, casi siempre con la noticia del día y luego
se continuaba con otros temas multifacéticos: Ciencias Sociales (la
especialidad de su magisterio), Política, Deportes, Cine, Medicina, Filatelia,
Pintura, Escultura, Arte Universal, Pelota, Pedagogía, Psicología, entre otros
temas. No existía un plan concebido de antemano. La tertulia tenía agenda abierta. Cualquiera
de los asistentes ponía un tema en el tapete y se iniciaba un intercambio que
magistralmente era conducido por él y que daba entrada a otros temas que se
iban entrelazando. Con su acumulación de conocimientos y su acostumbrada
elocuencia ampliaba el alcance del tema, proponía miradas diferentes al asunto
en debate, sugería qué libros podrían consultarse para ampliar los tópicos que
se analizaban y al final hacía un resumen de lo más significativo del debate.
La participación en esas tertulias, tuvo una gran
significación para mi educación y formación en los años de adolescencia y
primera juventud (yo tenía por ese entonces entre 16 y 22 años) donde muchas de
las cuestiones tratadas formaban parte del currículo de clases que recibía en
el Instituto donde cursaba el bachillerato y en los primeros años de la Universidad
y donde por el ambiente político que se vivía entonces los debates sobre
sociología, filosofía, religión, eran frecuentes y calientes.
Le agradezco a esa tertulia y a mi amistad con el Dr.
Juan García Roura y con Pedro Lima Bustamante (ambos profesores míos) la
posibilidad de haber tenido contacto directo y continuado con Lelo y
además de aprender y asimilar los conocimientos compartidos, de disfrutar sus
magníficas exposiciones y de sus análisis de los temas. Recordaré por siempre
esos gratos encuentros que llevamos a cabo por muchas noches. Sirva esta
referencia como un tributo a su memoria.
En una carta que Erasmo González Ojeda envió en el
2012 desde La Habana a Carlos Valiente Romero en Tampa, éste recordaba a Lelo.
Decía: «Éramos condiscípulos en la Escuela Primaria Superior... ¿Recuerdas
la clase previa al concurso que nos impartió Lelo Roura, E.P.D.? Lelo, tan
elocuente en aquella ocasión como siempre...»
Hacia 1980, oficiales de la Seguridad del Estado se
personaron en casa de Lelo para informarle que venían a arrestar a su
hija Teresita acusada de conspirar contra el gobierno. Interrogada por 8 horas,
negó todos los cargos que se le imputaban. Nada pudieron probarle. La pusieron
en libertad, después de asumir todo el núcleo familiar responsabilidades por su
conducta.
Estos hechos ocurrían simultáneamente con los sucesos de la Embajada del Perú (1º de abril de 1980) y el éxodo de cubanos hacia los Estados Unidos por el puerto del Mariel (inició el 15 de abril de 1980).
Lelo solicitó a su hija Madeleyn hacer lo necesario para, aprovechando el puente marítimo entre Cayo Hueso y el puerto del Mariel resultante de los hechos en la Embajada de Perú en La Habana, sacar a su hermana que ya estaba “marcada” por el G2. Madeleyn y su esposo, el Sr. Luís Rodríguez se ocuparon y finalmente viajaron al Mariel en una embarcación a buscar a todo el núcleo familiar que estaba en Cuba: sus sobrinos y a sus padres. Llegaron a Cayo Hueso en la tarde del 27 de agosto de 1980. Se habían cumplido 13 años fatídicos de lo que él definió como “MI CALVARIO”, que comenzó en 1967.
Una vez en los Estados Unidos, Lelo no se achantó. A pesar de los 70 años de edad con los que contaba al llegar a Miami, comenzó a laborar en un Nursery Garden, lo que conocemos en Cuba como un vivero, propiedad del Sr. Ibrahim Cruz, vecino que fue de Santiago de las Vegas, donde se mantuvo en activo durante un tiempo, hasta que pasó a disfrutar de merecido descanso.
Aurelio Roura Menéndez falleció a los 95 años de edad en la ciudad de Miami, Florida, Estados Unidos, el día 18 de octubre de 2005 y su sepelio se llevó a cabo en el Flagler Memorial Park el día 20 del propio mes.
Cabría preguntarse ¿qué fuerzas impulsaban al destacado maestro Lelo Roura a realizar tanto trabajo pedagógico, a desempeñar tantas tareas multifacéticas, a enfrentar retos de proporciones complejas, a debatirse en tierra ajena con 70 años ya vividos?
Sólo el diseño genético heredado de una estirpe de abolengo, como la de Pedro Menéndez de Avilés[2], Almirante y general de la Armada Española de la Carrera de Indias y gobernador de la isla de Cuba entre 1567 y 1574 —de la cual proviene por vía materna este santiaguero connotado— quién en 1565 reconquistó la Florida, tras destruir Fort Caroline y otros asentamientos de hugonotes franceses que la ocupaban, fundando la ciudad de San Agustín, donde se le erigió un monumento a su memoria, explica el origen de esas fuerzas.
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Pedro Menéndez de Avilés (Avilés, 15/02/1519 - Santander, 16/09/1574) Foto tomada de Internet |
Fue Aurelio
Roura Menéndez una figura connotada de nuestra comunidad. Su hoja de servicios
fue digna de la más ambiciosa exigencia y constituye motivo de justo y legítimo
orgullo dejar constancia pública de sus indiscutibles méritos. Por su
integridad moral; por sus virtudes cívicas; por sus extraordinarias cualidades
de maestro ejemplar y por sus relevantes dotes de ciudadano eficiente, se ganó,
en el corazón de sus convecinos, el sentimiento unánime del más alto respeto y
la más honda estimación.
Cuando Santiago de las Vegas haga algún día el recuento de sus grandes valores, habrá que reservarle un sitio de los más altos, sin lugar a dudas, al Sr. Aurelio Roura Menéndez, quien desde sus trincheras de maestro y de Director de Escuela, legó a su familia, a sus alumnos, a sus conciudadanos y a la sociedad santiaguera un dechado de conocimientos y enseñanzas, virtudes cívicas y morales, ejemplos y constancia.
Fuentes Consultadas:
1. Alemán Agusti, Arsenio. Arsenio Alemán Campos, nuestro compañero en la prensa en www.sdlv.blogspot.com publicado el 30 de noviembre de 2009 y consultado en marzo 25 de 2010
2. Aurelio Roura Obituary. The Miami Herald en www.ancestry.com/us/obituaries/heral consultado el 12 de septiembre de 2024.
3. Buría, Gerardo. Viejos recuerdos de Santiago No. 3 y No. 4 en www.sdlv.blogspot.com consultado en febrero 18 de 2024.
4. Brillantes Exámenes. La Opinión, Año III, No. 91, julio 14,1928. Santiago de las Vegas.
5. Desfile de Pedagogos. Aurelio Roura Menéndez. Revista Antorcha. Año VIII, No. 4, Santiago de las Vegas, febrero 28 de 1953.
6. Honrar. Honra. Aurelio Roura Menéndez, en Revista del C.I.R., Época IV, Año I, No. 6, Santiago de las Vegas, octubre 15 de 1954.
7. Jubilado el director de la Escuela Primaria Superior. Designado el nuevo director. Géminis, 2da. época, Año X, No. 33, Santiago de las Vegas, 11 de octubre de 1947.
8. Menéndez de Avilés, Pedro. En https://es.m.wikipedia.org/wiki/Pedro_Men%C3%A9ndez_de_Avil%C3%A9s consultado el 12 de septiembre de 2024.
9. Roura, Aurelio. Aclaraciones a una periodista muy mal informada, en Revista del C.I.R., Época IV, Año I, No. 4, Santiago de las Vegas, agosto 15 de 1954.
10.--------------. A la Opinión Pública, en Revista del C.I.R., Época IV, Año I, No. 5, Saniago de las Vegas, septiembre 15 de 1954.
11.--------------. Memorias de Mi Calvario en revista El Cacahual, Año V, No. 18, abril - junio de 1992, Miami, FL., USA.
12.Roura, Madeleyn. Comunicaciones privadas. 21, 22 y 26 de diciembre de 2023; 1,3 y 7 de septiembre de 2024.
13.Velasco Criado, Nilda. Comunicación privada. 4 de septiembre de 2024.
Amigo Arsenio: Con gran interés he leído tú trabajo exaltando la personalidad de uno de los varios hombres ilustres que ha tenido nuestro municipio, en particular nuestro querido Santiago de las Vegas. Como muchos otros pueblos, tuvimos en su momento una gran cantera de buenos maestros, que hacían de la profesión un culto. Nunca fui alumnpo de Lelo, aunque sí lo conocí personalmente, incluyendo unas paradas en el frente de mi casa, que se prolongaban hasta tomar una taza de café cubano entre plática y plática. Nunca olvidaré el criterio y admiración de mi hermana con respecto a tú padre, el Profesor Arsenio Alemán Campos, que tantos pasaron por su aula, muchos de ellos a la postre destacados profesionales. Estoy totalmente de acuerdo contigo, algún día volveremos a hacer una selección de Nuestros Hijos Ilustres, de nuestro pueblo, cómo alguna vez se hizo, sin prejuicios que en otra época a algunos los desconsideraba, pero en esencia, cuando vuelvan como principal valor, la meritocrasia sobre otras formas que no consideran como primer valor: la decencia, la honestidad, la humanidad, el respeto al derecho de los demás y otros valores tan importntes para vivir en sociedad, paz y respeto. "Honor a la memoria de todos esos hombres que nos antecedieron y dejaron sus bases de convivencia y respeto"
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