Adiós a un amigo: Jorge Brito

por Rafael Solís | Ottawa, Canadá

Querido Jorge,

Te seguiré viendo caminar por las calles de nuestro Santiago de Compostela de las Vegas… en dirección a uno de los parques donde tantas veces tuve el privilegio de escuchar tus pláticas sobre literatura, música, religión, filosofía, ideologías sanas e insanas y mucho más….

Rafael Solís

También yo me vi un día caminando por las calles de Bonn, Alemania, en dirección a la casa donde nació alguien que tú me presentaste en mi temprana juventud y por lo que siempre te he estado inmensamente agradecido. La presentación ocurrió en uno de esos domingos después de misa en que nos encontramos en el Parque Nuevo y me invitaste a ir al Amadeo Roldán para presentarme al Ludwig van Beethoven del que tanto nos hablabas a menudo. Ese día, antes de entrar al teatro, me relataste, a manera de Notas al Programa, elementos anecdóticos sobre las repercusiones de la obra de Ludwig, tales como el hecho de que las personas que se oponían a los nazis utilizaban los primeros acordes de su Quinta Sinfonía como una clave secreta para expresar su rechazo y relacionarse entre ellas. Y ese día en que escuché por primera vez la 5ta Sinfonía, que me marcó para siempre, lo recordé hace veinte años en Bonn, cuando, al llegar a la casa-museo de Ludwig, me dirigí hacia el piano en el que compuso, entre otras obras magistrales, su concierto No. 5, el Emperador, y, contraviniendo el reglamento del museo, sin poder controlarme, lo toqué suavemente, con reverencia, para fundirme con la grandeza de semejante genio musical.

Ahora sólo me queda decirte que me considero muy afortunado por haberte tenido como amigo y que gracias a todo el bagaje cultural que personas como tú me legaron en Santiago mi recorrido por la vida ha sido hermoso y fructífero.

Termino con palabras de alguien a quien admirabas mucho y que en estos momentos en que te digo adiós me parecen como salidas de tu pluma:

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
2da epístola del apóstol San Pablo a su discípulo Timoteo (Cap 4:7-8)

¡Adiós Jorge, y muchas gracias!
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Nota del editor: Le invitamos a tomarse un momento para honrar la memoria de Jorge Brito escuchando la Quinta Sinfonía de Beethoven con nosotros, acto que sin duda alguna sería de su agrado.