Recuerdos de una familia hebrea en Santiago de las Vegas

por Mario Solomiany Stokhamer / Puerto Rico

Mi padre, David Solomiany, vino a Cuba de Rusia y se casó con mi madre, Sara Stokhamer (oriunda de Polonia) en Guanajay a fines del año 1942. Se mudaron para Santiago luego de comprar la tienda "La Marquesita", que hasta ese entonces había sido de la familia Garrigó, los dueños del Banco Garrigó y de la Ferretería "La Barcelonesa. Yo nací, el único hijo, el 29 de agosto de 1943. Éramos una de las dos o tres familias judías en Santiago de las Vegas; otra era la de Medardo Tuchman y su esposa Esther, dueños de La Casa Grande y una bella zapatería que se llamaba Ritmo. Ellos no vivían en Santiago; venían cada día desde La Víbora. Con tan pocas personas, no había sinagoga en nuestro pueblo; para eso, íbamos a La Habana. Nosotros no éramos de encender velas de Shabbat en aquella época, pero cuando mi abuela vino a vivir en Santiago en el 1954, ella sí las encendía.

Vivíamos en frente del estudio del fotógrafo Onay. Onaicito fue mi mejor amigo en Cuba hasta que nos fuimos en octubre del 1960. Nunca más supe de él.

Fui al Colegio de Gacio, donde el profesor Arsenio Alemán (padre) fue mi maestro, y ahí cursé toda mi educación desde el 1er grado hasta el último año, que era el sexto grado.

La calle 13 era la arteria comercial más importante, y La Marquesita se anunciaba que era la única con portal para que los clientes supiesen que si llovía no se mojaban. Recuerdo que en agosto teníamos una gran venta que llamábamos "agosto todo al costo”. Era tan popular, que sólo podíamos dejar entrar de 5 a 10 personas a la vez. Estábamos en el No. 31, casi al lado de la Farmacia Mora, frente al Colegio María Auxiliadora, una de las dos estructuras que tenían un segundo piso. El otro era el Ayuntamiento en la calle 11, esq. 8; recuerdo a los alcaldes Mino y Gerardo. Recuerdo también a algunos personajes de Santiago: en particular, al Teniente, que se vestía de militar, y “Nena Fo”, que se ponía más maquillaje que todo el pueblo junto.

Cerca de La Marquesita estaba el quiosco de Berardo Álvarez, frente a las ferreterías Garrigó y Badía y al lado de la iglesia regentada por el Padre Vicente Jovaní, buen amigo de mi familia, al igual que las monjitas de María Auxiliadora. En ese café en 1957 un café con leche y un pan con mantequilla costaba sólo 7 centavos.

Son muchos los sitios que guardo en mi memoria: las fritas del Gallego, calle 11 y 4 (esquina); el Depósito Cerveza Cristal y la Fábrica de Hielo de Santos Lucio frente al parque de la calle 2 entre 13 y 15; la Caficola de 2 centavos al lado de la Ferretería Romero, calle 11 entre 4 y 6 cerca del Club Atlético Santiago; y El Paso, una cafetería en la calle 2 esq. 0. Pero por sobre todas las cosas recuerdo a mi querido Santiago de las Vegas que me vio nacer y crecer hasta el 20 de octubre de 1960, que salí de Cuba.

__________________________________________________

Nota del editor: ¿Tiene usted fotografías antiguas de La Marquesita, o de otros comercios de Santiago? ¡Compártalas con Santiago de las Vegas en Línea!