miércoles, 14 de enero de 2009

La Cenicienta santiaguera

Dicen que el tiempo sana todas las heridas, y es normal que con el paso de los años, recordemos el pasado con lentes color de rosa. No creemos, sin embargo, que sea por esto que tantos cuentos y recuerdos publicados en Santiago de las Vegas en Línea sólo hablan del lado bonito de la vida. Es indiscutible que en nuestro querido Santiago se vivía bien. A la misma vez, no queremos dejar una vista parcial de la realidad para las futuras generaciones. En Santiago, como en todas partes, había problemas, que aunque hoy, a la luz del siglo XXI, nos puedan parecer inferiores a una guerra o a un genocidio, no por eso dejaron de afectar a las personas involucradas. Queremos recuperar todas las historias, buenas y no tan buenas, para así entre todos escribir la más completa y objetiva historia de nuestro pueblo jamás escrita. Sólo pedimos que se respete la privacidad y el buen nombre de las personas; a 50 años de la época que nos interesa, no hay por qué empañar la memoria de nadie. Hoy, para lanzar esta nueva faceta de Santiago de las Vegas en Línea, le ofrecemos la conmovedora historia de una niña que tuvo que aprender muy pronto que no todos nos creemos iguales. Conforme a nuestra política de proteger las identidades, todos los nombres han sido cambiados. Dice nuestra santiaguera anónima:

Aunque parezca mentira, yo empecé a limpiar casas a los 9 años. Esto sería allá por los años 40, más o menos. Y no piensen que limpiar casas en aquella época era como hoy, una vez a la semana, y “por arribita”. Yo trabajaba 7 días a la semana, días festivos incluidos, y por la noche tenía que volver a fregar la loza de la cena. Por todo esto, mi sueldo era 10 pesos al mes. Con este dinerito me compraba un par de zapatos, o algo que me hiciera falta para la escuela, porque mis padres, aunque trabajaban mucho, también lo que ganaban era una miseria.

Recuerdo que la primera casa donde me coloqué fue la de una familia de cierto rango en Santiago que, aunque no tenían mucho dinero, siempre “se las dieron” de aristócratas. No los nombro, por no herir los sentimientos de sus descendientes, y total, ¿para qué? Mi propósito no es acusar a nadie. Era otra época, y sólo quiero dejar constancia de un aspecto más de cómo se vivía en nuestro pueblo.

Volviendo a la historia, esta familia vivía en una imponente casona frente a uno de los parques de Santiago, y limpiar esta casa no era nada fácil, ya que contaba con sala, saleta, cuatro cuartos, dos baños, cocina, y un inmenso patio al fondo. Recuerdo que la señora de la casa, a quien llamaremos “Marina”, no quería (o no podía) comprar el cepillo que ya en aquella época existía para limpiar por dentro los inodoros. Pues bien, Marina me hacía limpiar los inodoros con una latica, con la cual tenía que vaciar el agua del mismo, y luego con una esponjita limpiarlo todo por dentro. Como se podrán imaginar, para una niña de 9 años esto resultaba bastante desagradable.

Igual, cuando baldeaba el patio, tenía que ir llevando el agua, cubo por cubo, desde una llave que había en un extremo del mismo. Un día, en mi inocencia, le comenté a Marina lo bueno que sería tener una manguera. Con la actitud fría de siempre, me contestó que no podíamos pasarnos la vida pensando en lo que quisiéramos tener; había que resolver con lo que hubiera a mano.

La hija de Marina era la única que me trataba con algo de respeto y dignidad. Violeta, como la llamaremos, tenía un pelo muy fino que caía sin gracia sobre sus hombros, y yo tenía una melena de buen pelo grueso y ondeado. Un día íbamos Violeta y yo caminando por el pasillo, y dijo Marina: “Dios le da barba al que no tiene quijada”, como diciendo que a mí me dieron un pelo bonito sin merecerlo, y a su hija, que sí lo merecía, no se lo dieron. Éste fue sólo uno de los abusos verbales que tuve que soportar de la boca de Marina.

También tuve que soportar los avances amorosos de un pariente bastante mayor que visitaba la casa todos los domingos, y siempre que me saludaba, me apretaba y me acariciaba la mano sugestivamente; o de otro, que si mal no recuerdo vivía allí, que siempre que me veía decía que qué ganas tenía de besarme y abrazarme.

Recuerdo el día que Violeta cumplía los 25 años, aún “solterona,” como se le consideraba en aquella época a la mujer que a esa edad no había contraído matrimonio. Violeta dio una fiestecita, a la cual todas sus amigas concurrieron, incluyendo a una prima del que hoy es mi esposo. A mí, naturalmente, me tocó poner la mesa. Todas las amigas de Violeta también me trataban bien, y yo sinceramente me sentía casi parte de aquel grupo. En cierto momento en que todas se fueron a sentar a la mesa a comer el “cake”, yo me fui a sentar también… pero la madre con toda velocidad me sacó la silla de abajo y la puso en la cocina, a donde me envío con el plato en la mano a comer a solas.

No soy la Cenicienta ni nada, pero ese día aprendí una lección que jamás se me ha olvidado: hay personas que se creen mejores que otras, y que se aprovechan de la necesidad de los demás. Por suerte, ésta es sólo una de tantas memorias que tengo de mi querido Santiago de las Vegas, y son muchas más las memorias bonitas que guardo en mi corazón.

3 comentarios:

  1. fallecio en santiago de la s vegas el querido agustin fuentes o mas conocido por kiko el pecista nacido y criado en calle 10 entre 11 y 13 el estaba de pastor de la iglesia del cacahual liga evangelica cubana el fue una gloria para el deporte en pesas para nuestro pueblo tenia 45 anos a la edad de morir de un infarto el duelo fue despedido por amigo el PASTOR ANDY DEL VILLANUEVA y lo acompano hasta el cementerio un mar de pueblo de santiagueros y el pueblo de dios DIOS LOS BENDIGA

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  2. LLore al leer este comentario yo tambien limpie para comprarme mi ropa pues mis padres eran pobres y no podian mi mama era conserje de la escuela 4 y es verdad a veces abusaban de uno , pero eso quedo en el olvido dios es poderoso y nos permite perdonar algunos errores que se cometieron , no trabajar pues trabajar es una honra pero otros que se tenia que aguantar , pero mi Santiago tambien tuvo gente muy buena y generosa y gracias a este sitio y a Balido que nos permite recordar que es volver a vivir , delys41325@hotmail.com

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  3. Es cierto el comentario yo tambien tuve que hacer lo mismo mi mama era conserje de la escuela 4 y ganaba muy poco y yo lo hacia para ayudarla , pero bueno Santiago tiene a personas muy generosas tambien y Dios es grande , esa fue otra epoca y gracias a este sitio y a Balido podemos recordar que es volver a vivir , delys41325@hotmail.com

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