La pajarera de Don Joseíto Fina

Hoy volvemos por un instante más a la imponente casona colonial de la esquina de la calle 2 y la calzada de Managua (calle 11), hogar a principios del siglo XX de los abuelos del historiador municipal Francisco Fina García ... quien nos cuenta, en su importante obra Tradiciones y Leyendas, sobre la gran pasión de su distinguido abuelo.

Entre los amantes de la ornitología en esta ciudad, alcanzó gran popularidad Don Joseíto Fina, aquel querido médico santiaguero que dejara profundas huellas en las páginas de nuestra historia: como Alcalde, Presidente del Centro de Instrucción y Recreo, Jefe de Sanidad y político militante en las filas de Montoso, Giberga y las más altas figuras cubanas de fines del pasado siglo (XIX). Una verdadera pasión sentía Don Joseíto por la cría de pájaros, al extremo, que en el centro del patio de su bella y colonial mansión, se levantaba en forma de torre una gran pajarera, que era la admiración y el deleite de los que visitaban su morada. Aún recordamos nuestros días infantiles, en que íbamos a la señorial casona de nuestros abuelos, cómo se llenaba de infinita alegría el espíritu, mirando volar de un lado para otro las lindas avecillas de diferentes colores, ya que en la artística pajarera se podían ver azulejos, canarios, mariposas, negritos, cardenales y otras especies de paserinas. Cuéntase, que en cierta ocasión, después de haber visitado por varias veces a un vecino, cuyo hijo padecía de fiebre tifoidea y terminada la cura del muchacho, le hubo preguntado el padre a Don Joseíto, cuánto eran sus honorarios, a lo que contestó mirando una jaula que pendía del portal de la casa, donde lanzaba al aire sus trinos un melodioso sinsonte (arriba, a la izquierda), le respondió éste: “Don Antonio, me debe Ud. un sinsonte”, pago que realizó minutos más tarde, enviando con uno de sus hijos el canoro sinsonte al galeno. La anécdota constituye la prueba más evidente de la honda pasión que sentía Don Joseíto por las aves, a las que dedicó gran espacio de su vida, distinguiéndose además por el esmero y el arte de la construcción de su jaula. - Francisco Fina García, en Tradiciones y Leyendas