El miércoles 12 de diciembre del año pasado publicamos una reseña del periódico la opinión del 1 de febrero de 1926 sobre la espléndida inauguración del Salón de Actos de la sociedad "La Gloria". Pocos días después recibimos dos interesantes contribuciones del ingeniero Arsenio Alemán, añadiendo pinceladas de color y detalle para ayudarnos a mejor comprender la magnitud del evento, y cómo era la vida cultural en nuestro pueblo en los años 20. Sabemos que también apreciará el conmovedor poema sobre el triste destierro de Alfredo Zayas y Alfonso, ex-presidente de la República, que esa noche recitara la Srta. Gloria Dorta.
"Picado por la curiosidad revisé cuidadosamente las personas que participaron en el acto [de la inauguración del nuevo salón de La Gloria] y utilizando la información disponible, con la inmediatez que te escribo, paso a comentarte sucintamente, quiénes eran algunas de las personas que tomaron parte en la referida velada cultural. Ramón Alemán y Parra. Compositor, clarinetista, violinista y pianista. Director en esa fecha de la Orquesta Alemán. Hijo del notable músico y compositor José Alemán Rodríguez. Saturnino Escoto Carrión. Nació en 1877. Fue editor primero y Director después de “La Voz de la Razón”. Este periódico fue un excepcional órgano para la causa revolucionaria de 1895. Fundado en Matanzas por Lázaro Gálvez y Calvo, no sale a la luz hasta poco antes del 24 de febrero de 1895, pues sus redactores tienen que emigrar o partir a los campos insurrectos, ya que sus acciones conspirativas los obliga a ello. En 1899 Gálvez regresa a Cuba y reanuda en La Habana la edición del periódico. En esta segunda etapa colaboran entre otros, Enrique Ponce Herrera, Casimiro González Fariñas, Alfredo Sotolongo y Mesa, Saturnino Escoto Carrión. En 1901, este último es designado redactor-jefe y un año después, al ser legalizada la publicación ante el Gobierno Civil, asume la dirección y obtiene, a la vez, su propiedad. A fines de 1903, “La Voz de la Razón”, por dificultades económicas, desaparece. El 14 de enero de 1914 vuelve a la palestra pública hasta bien entrado el período republicano, en el que el rotativo libra recias batallas a favor del magisterio nacional (entre lo más significativo la lucha por el retiro del magisterio) y, en el orden político, apoya al doctor Alfredo Zayas en su campaña y desempeño presidencial. Fue miembro de la directiva de la Asociación de la Prensa en Cuba. Josefina Alemán Campos. Su nombre verdadero fue María Josefa. Nació en Santiago de las Vegas el 27 de Agosto de 1910. Al momento de realizarse el acto, contaba con 15 años de edad. En Junio de ese mismo año de 1926 se graduó como Profesora de Piano y Solfeo en el Conservatorio Orbón de La Habana. Se graduó de Maestra Normalista en 1930 y por más de 55 años ejerció la docencia de la música y del kindergarten en Santiago de las Vegas. Falleció el 5 de Mayo de 1991. Estela Campos. Ejerció la recitación e incursionó en el periodismo local como cronista social. Francisco Fina la refleja en el 2do. Tomo de su obra sobre la Historia de Santiago de las Vegas. Residió por muchos años en la calle 15 entre 4 y 6, en Santiago de las Vegas y alcanzó a vivir hasta la década de los 90 del pasado Siglo. Manuel Cuellar Vizcaíno. Nació en Santa Clara en 1899. Comenzó sus labores periodísticas en 1923. Trabajó en Fraternidad y Amor, Libertad, Cuatro Páginas, Alerta, Pueblo, Avance, Bohemia, Carteles, Mañana y Ataja. Colaborador de la revista “Germinal”, revista ilustrada de Aguada de Pasajeros, en la antigua Provincia de Las Villas (hoy Cienfuegos) fundada el 1 de mayo de 1924. Su director fue José M. Quintero. Aparecieron en sus páginas, fundamentalmente, reproducciones de trabajos, tanto en prosa como en verso, de autores europeos. Entre sus colaboradores se cuenta además a Mariano Aramburu. Mantuvo una sección infantil y también espacios dedicados a la historia y a la política de la provincia. El último ejemplar corresponde a los meses de agosto y septiembre de 1929. Ramiro Neyra. Fue Director y Administrador de la revista “Fraternidad y Amor” fundada el 1 de julio de 1923 en Guanabacoa, publicación quincenal literaria y de intereses generales. En ella se publicaron trabajos de poesías, cuentos, biografías, artículos de crítica e historia literaria, etc. El último ejemplar que ha podido ser revisado corresponde al 1ro de mayo de 1925. En una próxima crónica me referiré a Santiago Castillo y a su hija Andrea. Si logro obtener información sobre las otras personas, te lo haré saber. Un abrazo afectuoso, Arsenio Alemán A. Santiago de las Vegas, Diciembre 13 del 2007.* * *Stgo. de las Vegas, Diciembre 16 de 2007 Siguiendo con el acto celebrado en La Gloria en 1926, al no encontrar referencias de la Srta. Gloria Dorta, localicé la poesía que recitó esa noche: “Al Caer la Nieve”, cuyo autor fue Alfredo Zayas y Alfonso, quién fuera Presidente de la República de Cuba entre 1921 y 1925. A continuación una breve información sobre el autor de la poesía y seguidamente el texto completo del poema. Te saluda, cordialmente, Arsenio Alemán A. Alfredo Zayas y Alfonso. Hijo del ilustre José María Zayas y Jiménez, el sucesor de don José de la Luz y Caballero en el Colegio del Salvador. Nació Alfredo Zayas en la ciudad de La Habana. Ceñido al ejemplo paterno, su vida se caracterizó por la erudición, ampliada por una profunda liberalidad. De niño, y a pesar de la férrea censura española, hacía copias de las poesías separatistas cubanas, que tenía escondidas en un álbum. Desde muy joven comenzó sus estudios que culminaron en el monumental libro Lexicografía antillana, publicado en 1914. Sufrió la deportación y prisión en España por su fe en el ideal cubano, y, ya constituida la República, puso a su disposición sus conocimientos legales. Fue presidente de Cuba durante el cuatrienio de 1921 a 1925. AL CAER LA NIEVE Cuando la nieve en copos descendía Tendiendo en la pradera su albo manto, Sentí que el corazón se me oprimía Y que brotaba a mi pupila el llanto. Hijo de tierra que, en verdor eterno, Con torrentes de luz el sol inunda, el pálido fantasma del invierno vierte en mi seno postración profunda. Yo no puedo vivir en donde el hielo Aprisiona el arroyo en sus cristales, y el plúmbeo tinte del nublado cielo no traspasan los rayos siderales. Yo no puedo vivir, ni encuentra el alma Encanto alguno a la natura hermosa, Sin oír el murmullo de la palma, y el doliente plañir de la tojosa. Sin contemplar nadando en la cañada, Cual góndolas ligeras, los huyuyos; y en la noche la ceiba, salpicada de estrellas fulgurantes, de cocuyos. ¡Cuando a ver tornaré, de gozo lleno, el arco verde que en la azul llanura, del Anáhuac en el profundo seno, traza de Cuba la gentil figura! ¡Virgen que duerme en lecho de zafiros, en su túnica envuelta de esmeraldas, y la arrullan las brisas con suspiros, y juegan las espumas en sus faldas! ¡Tierra cubana, con estrecho abrazo, guarda el polvo mortal de mis mayores, dormidos de la madre en el regazo, bajo el fresco follaje de sus flores! ¡Cielo cubano contemplé en mi cuna, el mismo que mis hijos contemplaron, y a amar la patria sobre cosa alguna los paternales labios me enseñaron! ¡Cómo no he de anhelar en la honda entraña del suelo amado reposar un día, sin que cave mi fosa mano extraña ni cubra mi sepulcro nieve fría! Triste presentimiento que me asalta y en nostálgico mar me precipita . . . ¡Toda esperanza al corazón le falta, y en convulsivo horror mi ser agita! Se me antoja pensar que en invernales noches, la nieve, con helados besos, empapará los lienzos funerales, y en su sepulcro gemirán mis huesos . . . ¡Quiero morir oyendo del solivio el alegre piar en la yagruma, y sintiendo en la frente el rayo tibio del sol que rasga matutina bruma! ¡En la margen florida de Almendares, que nunca agosta el aterido invierno, el inefable son de los palmares... allí anhelo dormir mi sueño eterno! ¡Allí dormir! .., dormir hasta el instante en que irradie en el cielo el primer lampo del sol de libertad, que fulgurante seque la sangre que matiza el campo. Puedan entonces en el mármol yerto Golpear mis hijos con tremendas manos, Y clamar cual si oyera el padre muerto: ¡Ya Es libre Cuba, y libres tus hermanos! No podrá ser que el padre le responda, Pero acaso, de gozo enardecidos, En lo profundo de la cripta honda se agitarán mis huesos carcomidos... El pálido fantasma del invierno... Yo evoco a Cuba, ante ella me prosterno, y dejo que en silencio corra el llanto... Alfredo Zayas
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