viernes, 6 de febrero de 2009

Reseña de la celebración virtual del aniversario del C.I.R.

Anoche en La Saleta Santiaguera, nuestro "chatroom" particular en Santiago de las Vegas en Línea, celebramos el 127 aniversario de la inauguración del Centro de Instrucción y Recreo. Como ya sabemos, el gran baile original fue una noche de gala en el Santiago colonial, que duró desde las 8 p.m. hasta más allá de las 4 de la madrugada. Nuestra celebración en línea, evidentemente, fue algo más modesta. Asistieron la Sra. Betty Lucio, Ismael Balido, y José Alberto Balido, y a pesar de la reducida concurrencia, se mantuvo una animada conversación que sacó a la luz bonitos recuerdos de nuestro querido pueblo. ¿Sabía usted, por ejemplo, cómo se ventilaba el Teatro Popular del C.I.R., que aún no existiendo el aire acondicionado, los cinéfilos no sentían calor? ¿O cómo sabía el portero mudo del cine si algún niño se estaba tratando de "colar" sin pagar la entrada? ¿O qué pregonaba el vendedor de "chucherías" que se paseaba por los pasillos del cine para satisfacer los antojos del público? Si desea saber las respuestas a estas preguntas, puede hacer clic aquí para leer el texto completo de nuestra celebración virtual. Aprenderá además, entre otras cosas, que hubo una vez un limpiabotas que ejercía su profesión junto al quiosco del Parque Juan Delgado, conocido por "Chori"; de niña, Betty gustaba de limpiar sus zapatos escolares con él, porque el buen señor le hacía cuentos y la hacía reír. ¿Conoció usted a "Chori"? ¿Tendrá acaso fotografías de él, o de los otros señores que lustraban los zapatos de Santiago? De ser así, le rogamos nos avise cuanto antes, porque en Santiago de las Vegas en Línea, toda la historia de nuestro pueblo vale igual: desde las noches de gala, hasta el más humilde limpiabotas.

1 comentario:

  1. Hola soy Jose M. Dueñas acabo de leer su artículos y me han hecho recordar a Chori, El vivía al doblar de mi casa en la calle 8 entre 5 y 7. Hace unos anos que el murió. El lustro zapatos hasta poco antes de morir. No se como se las ingeniabas para tener con que hacerlo aun en el momento en el que no aparecía una lata de betún. Lo recuerdo muy limpio a pesar del oficio que tenía y muy responsable, siempre tuvo los encargos para la hora en que te decía que fuera a recogerlo y nunca tuvo problemas de entregar a pesar de no hacer recibo o tomar nota alguna.

    Una vez más le doy las gracias por esta obra, con la que se rescata la vida, la historia de un pueblo contada por propia gente.

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