Vivió entre nosotros hace años (en el siglo XIX) un señor conocido por “Toño” Torres, que se dedicaba al giro de carnicería y estaba establecido en la calle 6 esquina 5, donde servía a su numerosa clientela. Pues bien, las sabrosas longanizas de “Toño” llegaron a obtener gran fama en la población, tal como la tienen hoy las croquetas de La Dominica o el rico boniatillo de Florentino. Se cuenta que en el establecimiento de “Toño” Torres figuraba un letrero que decía: “A centavo la longana”, por lo que el gracejo popular improvisó esta cuarteta: “En la calle de la Sierra y esquina a Santa Ana, hay un letrero que dice: A centavo la longana” Esto que a simple vista parece cosa intrascendente, constituyó en aquellos días un motivo de atracción para la acreditada carnicería, dejando a la vez una frase en nuestro argot popular, para enriquecer las tradiciones de nuestra población. Aquellas célebres longanizas constituían un motivo de regocijo y propaganda de la misma manera que las torticas de Morón, el panqué de Jamaica o las papas de Güines han dado renombre a las citadas poblaciones. En realidad, existe en cada ciudad o pueblo algo que le da publicidad y renombre y en la época de referencia, nada era más conocido dentro y fuera de nuestra ciudad, que las apetitosas longanizas de “Toño”, que por mucho tiempo fueron deleite del paladar de los santiagueros. -Francisco Fina García, en Tradiciones y Leyendas
HOLA QUISIERA SABER SI YA ESCRIBIERON O ESTAN POR ESCRIBIR SOBRE LAS CROQUETAS "LA DOMINICA" DONDE SOLIAMOS IR MUCHOS DOMINGOS EN RUMBO HACIA EL CACAHUAL. UN ABRAZO, LLENO DE BELLOS RECUERDOS. ALEXANDRA
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