viernes, 14 de mayo de 2010

La historia de un centavo

Para lograr grandes cambios y subsanar injusticias, muchas veces pensamos que hacen falta políticos dedicados a una causa, o en su defecto organizaciones ciudadanas y manifestaciones masivas. Pero allá en los años 50 del siglo pasado, un solo santiaguero logró, sin más respaldo que su honestidad, tesón y perseverancia, un cambio que muchos pensaron imposible... y que a muchos benefició.

Aquí, la historia* de José Ramón Fonseca (q.e.p.d.):

"Hacer algo en beneficio de tus vecinos, tus amigos, es siempre lo que los políticos, que ocupan posiciones para los que han sido electos por el voto de sus conciudadanos, obtienen en su lucha para permanecer en sus posiciones. Eso es lo que conocemos por política.

Pero no siempre son los que se dedican a la política en sí los que logran beneficios a favor de la comunidad en que viven. Y éste es el caso de José Ramón Fonseca, hijo de nuestro Santiago de las Vegas.

Nació en la calle 6 No. 86 en nuestra ciudad el día 9 de noviembre de 1919. Cuando en 1949, José Ramón era uno de los gerentes de la fábrica de acumuladores Los Ángeles, administraba un garaje en el barrio de Calabazar que llevaba el nombre de Garaje Los Ángeles. Posteriormente en el año 1954 en sociedad con Juan Curbelo, adquirió el garaje Shell que está en el Reparto Baluarte en la Doble Vía de Rancho Boyeros frente a la Ferretería Fraga. Desde allí se puso a observar el numeroso tránsito que circulaba por el frente de su comercio y notó que las ventas de gasolina eran muy bajas. La razón por la que esto ocurría era obvia: la gasolina en el Municipio de Santiago era UN CENTAVO más cara que en La Habana. Los camioneros y choferes que consumían grandes cantidades de este producto llenaban sus tanques en La Habana y los garajes de nuestra zona solo vendían a los pequeños consumidores.

Fue así como nuestro coterráneo se dio a la tarea de organizar en la Cámara de Comercio de Santiago de las Vegas la Sección de Garajistas, y reunió en dicha organización a 21 comerciantes que vendían gasolina en el municipio. Allí les explicó que la diferencia de UN CENTAVO en galón era el motivo por el que se perdían de vender miles y miles de galones en nuestra zona, ya que los vecinos ahorraban ese dinero llenando sus tanques en Marianao y La Habana. Parecía que un solo centavo no era suficiente estímulo, pero ese centavito representaba miles y miles de pesos en la economía de los usuarios. Imagínense que durante un año en el municipio de Santiago de las Vegas se consumían alrededor de la astronómica cifra de ¡seis millones de galones de gasolina!

En la primera reunión celebrada en la Cámara de Comercio (a la derecha, una manifestación de la misma, años antes), la Sección de Garajistas en pleno nombró por unanimidad a Fonseca como presidente de esa sección y éste organizó una caravana para demandar de las compañías petroleras Shell, Esso, Texaco y Sinclair el mismo precio a que les vendían este producto a municipios de Marianao, Guanabacoa y La Habana por ser nuestro municipio término limítrofe con la Capital.

Después de visitar las oficinas de las compañías antes mencionadas, en las que les ofrecieron alguna ayuda, la mayoría de los integrantes de la Sección de Garajistas perdió el entusiasmo porque no se logró el objetivo en la primera demanda que hicieron ante los representantes de las compañías petroleras.

Esto no amilanó a José Ramón, sino con el mismo entusiasmo con que inició estas gestiones, continuó trabajando solo, para lograr lo que lucía un sueño irrealizable en aquel momento. Hizo lo que decía nuestro Titán: LOS DERECHOS SE EXIGEN, NO SE MENDIGAN.

Fueron muchas las puertas que tocó, fueron muchas las gestiones que realizó, y después de 6 largos meses, obtuvo una pequeña esperanza en su camino hacia el triunfo definitivo.

Fue llamado por representantes de las compañías petroleras, ofreciéndole varios miles de pesos para que renunciara a su demanda de un centavo de rebaja en el precio de la gasolina. José Ramón rechazó el ofrecimiento y la oferta llegó a la cifra de 100 mil pesos.

Eso representaba en sí el triunfo moral de la demanda, pero se necesitaba oficializar el precio y esto sólo se lograba mediante una resolución del Ministerio de Comercio. Y allí fue nuestro amigo a entrevistarse con el Dr. Raúl García Menocal, que desempeñaba esa cartera ministerial. Después de exponer su demanda ante el señor ministro, presentándole todos los razonamientos para demostrar las razones que le asistían, el Dr. Menocal preguntó a Fonseca si éste era el alcalde de Santiago o tenía algún cargo público; y cuando éste le contestó, No, doctor, Menocal le dijo: Chico, yo creo que tú aspiras a que te hagan una estatua en el parque, porque esto que tú estás haciendo corresponde a políticos.

Tal fue el impacto favorable que causó nuestro amigo en el Ministro Menocal que éste logró mediante gestiones con los ejecutivos de las compañías petroleras promulgar una resolución dando a nuestro Municipio el mismo precio y el mismo trato que a nuestros vecinos de La Habana, Marianao y Guanabacoa.

Y al fin triunfó la razón, gracias al esfuerzo de este humilde y sencillo santiaguero.

A partir de mayo 28 de 1956 en Santiago de las Vegas y sus barrios, la gasolina se vendió al mismo precio que en La Habana. Posteriormente recibió José Ramón el homenaje que le tributaron distintas organizaciones en banquetes y actos donde recibió un llavero de oro con cadena, un reloj, un dije donde se lee: RECUERDO GARAJISTAS STGO. DE LAS VEGAS, 24-6-56.

La Cámara de Comercio de Santiago de las Vegas, el Club Rotario, el Club de Leones, la Cámara del Automóvil de La Habana y otros homenajearon a nuestro compatriota. Y aquí, lejos de nuestra querida patria, siguió siendo José Ramón un luchador incansable por todas las causas justas en favor de la comunidad, SIN SER POLÍTICO." 
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*Este documento mecanografiado apareció en el fondo de una gaveta de la casa de Ismael Balido (q.e.p.d.), su papel amarillo de vejez, su presilla oxidada por el tiempo. Creemos, pero actualmente no podemos confirmar, que la historia fue escrita por Ismael en tiempos más felices y publicada en la revista El Cacahual. Este hallazgo nos hace recordar la importancia de nunca echar papeles al cesto sin antes verificar su posible relevancia histórica.

2 comentarios:

  1. interesante historia, me a llenado de orgullo una vez mas,gracias por este nuevo aporte a nuestra historia santiaguero en la que todos aqui presentes nos sentimos orgullosos una vez mas .

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  2. Deseo de todo corazón, que este ejemplo tan dígno, les sirva a los futuros "Servidores Públicos", lease alcaldes,concejales,
    representantes etc,etc,etc, que cuando acuden al latrocinio,despilfarro y malversación del erario público, dan lugar a males mayores cuando supuestos reformadores crean cambios muy drásticos y, usurpan los derechos de todos.Si este Sr se hubiera dejado sobornar por las poderosas compañias, no sólo le hubiera vendido su alma al diablo, habrían seguido los abusos por la insignificante cantidad de un centavo.
    Creo que "A buen entendedor, con pocas palabras"
    Mario A. García Romero.

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