por Roger Balbi Barceló / Miami, Florida En estos días, a nuestra mente vienen recuerdos del ayer, cuando en nuestro pueblo se preparaban tanto los religiosos como los ateos para la celebración de las tradicionales fiestas navideñas. Digo los "ateos" porque éstos, aunque no asistían a las iglesias, pues no creían en estas tradiciones, se sumaban a ellas en una forma de diversión.
En lo que me toca a mí, por ser mi familia miembros de la Iglesia Metodista, debo relatar cómo se llevaban a cabo los preparativos para lo que sería la "Velada de la Navidad". Desde principios del mes de diciembre comenzaban los planes para este acontecimiento. La dirección del programa estaba a cargo de la profesora Dra. Nieves Amores de Fina (a la derecha, con el Rvdo. Shafer). Contaba con la asistencia de jóvenes pertenecientes a la sección "Jóvenes Metodistas", de los cuales recuerdo a los cuatro hermanos Millares: Virgilio, Secundino, Tomasito y Eulalia; Reynaldo Viñas, Reynaldo González, Valladares, Miguel Ángel de la Fuente, Luís Crespo, Evelio Delgado, Roberto Balbi, Jorge Marrero, Moraima Carrera, Felisa Doctú y otros tantos. Durante estos años debo recordar a los distintos pastores que sirvieron a nuestra iglesia: Rvdo. Carrión, Rvdo. Edmundo Morgado, Rvdo. Ernesto Vasseur, Rvdo. Manuel Salabarría, Rvdo. Carrazana, Rvdo. Shafer (arriba, a la derecha), y sus respectivas esposas. También el señor Justo González, que fungía como diácono. Como pianistas, Manolo Ruíz, medio hermano del Rvdo. Morgado, y Felisa Doctú. El día escogido para este acontecimiento era el día sábado antes de Nochebuena. Esa tarde siendo las siete de la noche, se abrían las puertas de la iglesia para dejar entrar, tanto a sus miembros como a los vecinos y demás personas, que por curiosidad, acudían a presenciar este acontecimiento, que año tras año se realizaba. Los jóvenes, después de días de ensayos y preparativos, siguiendo el programa, realizaban una actuación como la hecha por un actor profesional, con trajes típicos de la época, el pesebre, personalización de José y María, los pastores y los Reyes Magos. Era una noche donde todos disfrutábamos de esa "cristiana fecha". Al terminar, todos alegres, los actores, sus directores, los familiares-miembros y los invitados, se felicitaban unos a otros; para la iglesia metodista de Santiago de las Vegas éste era un gran acontecimiento anual. Después de 1959 estas celebraciones dejaron de hacerse como todos saben, pero las enseñanzas cristianas que recibimos, las llevamos en nuestro corazón y en nuestra mente. Dios bendiga a cuantos nos alegraron con estas tradiciones navideñas. Esta es una más de mis contribuciones para engrandecer el "Álbum de los Recuerdos" de SantiagodelasVegas.org, creado por la familia Balido. Muchas gracias por su lectura, la cual espero sea de gratos recuerdos. Dios los bendiga.recordando el pasado para construir el futuro : santiagodelasvegas.org
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Nochebuena y Navidad
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Nota del editor: Hoy nos complace informarle que Roger Balbi Barceló se une al equipo editorial de Santiago de las Vegas en Línea. ¡Bienvenido, Roger!
Publicado por Santiago de las Vegas en Línea at 3:38 p. m.
Categorías: Epoca Republicana, fiestas, fotografías, religión
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En mi relato "Nochebuena y Navidad" dejé de contar algo, que sí me sucedía en aquel tiempo, pero que no tuvo relación con esta narración. Teniendo yo unos 9 ó 10 años, recuerdo que en la imprenta de mi padre se imprimían, los días próximos a la Nochebuena, los volantes anunciando los artículos que se consumían en esa época, de las golosinas que se ponían a la venta en distintos comercios dedicados a comestibles. Algunos de estos no se vendían durante el año; manzanas, uvas, los famosos turrones españoles: Yema, Alicante, Jijona, el riquísimo membrillo, el turrón hecho de capas de distintas frutas como fresa, naranja y crema de almendra. El cubano también hacía sus golosinas, si no para competir, más bien para demostrar que los boniatillos, los pasteles de guayaba, los buñuelos, el "coco prieto”, las conservas de cascos de guayaba o de naranja ponían un toque de sabor al paladar del cubano.
ResponderEliminarEntre los distintos comercios que se destacaban por este tipo de anuncios estaban la bodega de Lizardo, la de Gervasio, la de Enrique Bu, las dos bodegas de la familia Villavisanis, y otras de renombre. Los demás comercios, aunque fueran más pequeños, también se surtían de estos artículos para servir a sus clientes cercanos a ellos.
Pero la que más me llamaba la atención era la "Bodega de Artagnán". Ésta se encontraba en la calle 15 esquina a calle 2 frente al parque Juan Delgado, donde estuvo años después el "Blue Sky". El día 24 de diciembre, mi padre cerraba el negocio a la una de la tarde. ¡Yo de lo más contento! ¿Saben por qué? Pues en ese momento mi padre me decía: "Vamos a la bodega de Artagnán a buscar los turrones". Ésta era la forma que tenía mi padre de cobrarle los impresos de los volantes: adquiriendo los productos que Artagnán vendía, pudiéramos decir: un trueque.
Por la noche nos reuníamos mis padres, mi hermano y algún invitado. Después de dar gracias a Dios mediante una oración, pasábamos a disfrutar del lechón, el arroz con frijoles negros, la yuca con su mojito, y no faltaba el guineo frito o asado… y para concluir, las dulces golosinas. Como bebidas: sodas, ya que mi padre no permitía el consumo de bebidas alcohólicas, y eran de respetar sus deseos.
Así concluía la Nochebuena para nosotros.