Por Carlos Valiente Romero / Tampa, Florida De todos los pensamientos que vienen a nuestra mente en los meses finales de cada año, es diciembre el que guarda los recuerdos más queridos de una época llena de festejos y tradiciones que nunca quizás jamás volverán. Nuestra familia, al igual que muchas otras de nuestro querido Santiago de las Vegas, desde los comienzos del mes esperaba con gran entusiasmo y alegría el devenir de los días hasta llegar a la fecha cumbre del 24 de diciembre, "El Gran Día de Nochebuena". 1948:El comedor de la familia Valiente-Montes de Oca en Nochebuena. El autor, Carlos Valiente Romero, aparece al final sentado al pie de la mesa, alzando su vaso en celebración del primer lugar que se ganó ese día el Club Habana en el campeonato de béisbol de Cuba. La abuela Eduvigis aparece de pie hacia el fondo a la izquierda. Así mismo colgando del techo se observan las largas cadenetas decorativas a que se refiere el artículo. Por último tambien al fondo aparece la vista de uno de los dormitorios con su cama típica de la época.
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jueves, 24 de diciembre de 2009
La casa de Abuela Eduvigis y el Gran Día de Nochebuena
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Semanas antes de esta cristiana celebración, en nuestro Municipio, oficialmente llamado "Altar de la Patria", comenzaba el mes con la conmemoración del 7 de diciembre, Día de Duelo Nacional, jornada que a pesar de ser de recogimiento era algo que en Santiago siempre se tomaba con un ambiente de romería, refiriéndonos a la tradicional peregrinación de muchos de nuestros jóvenes y pueblo en general hasta el Panteón del Cacahual, tumba del Titán de Bronce, Gral. Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro.
Pasada ya esta conmemoración, comenzaban en realidad los preparativos finales que nos llevaban a celebrar la gran fiesta familiar de "El Gran Día del Lechón".
Al frente de estos preparativos en nuestra familia estaba la sempiterna figura de nuestra inolvidable abuela, Eduvigis Montes de Oca Díaz (1879-1966), matriarca de la familia Valiente Montes de Oca. Persona de una gran cultura, abuela siempre se distinguió por su carácter afable pero firme. Perfeccionista hasta el más mínimo detalle, planificadamente llevaba notas de todos los preparativos para el día de la gran cena.
Circa 1955: La abuela Eduvigis Montes de Oca con su hijo Belarmino Valiente, sentados en el portal de la casa de su yerno el Sr. Rafael (Felillo) Oliva en la calzada de Managua entre 2 y Doble Vía al Cacahual, Santiago de las Vegas.
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Así pues y con la debida anticipación alrededor del 10 de diciembre se comenzaba la decoración con los tradicionales adornos navideños de la gran casona familiar de la calle 2 esquina a 11 (antiguamente su dirección de correos era calle 2 No. 107).
De esos días recuerdo nuestros viajes, junto con mi querida tía Zoila, a la imprenta de Ramoncito Balbi, donde se compraban docenas de láminas de papel de diferentes colores, con los que mi abuela y tías cortaban tiras de papel que, unidas con goma de pegar (hecha en casa con harina de pan), se convertían en largas "cadenetas" que se juntaban entre sí a grandes y decorativas coronas de papel.
Un bien cuidado árbol de araucaria que abuela mantenía durante todo el año en una gran maceta servía de árbol de navidad. Acompañados casi siempre de música navideña que se dejaba escuchar a través de un viejo radio Grunow (como el que aparece a la izquierda), la decoración de la "mata de Christmas" era otra de las tradicionales ceremonias donde todos los nietos nos disputábamos el ser el principal ayudante de nuestras tías y abuela.
La compra del tradicional lechón se hacía alrededor del 18 al 20 de diciembre en un terreno directamente aledaño con la casa de abuela - lado este de la calle 2 esquina a 11 - donde se instalaba un corral provisional por los hermanos Ramón y Antonio García, hijos de Don Sabino García, respetable y laborioso propietario de la cercana "Finca La Unión" en la carretera de Santiago a Managua.
Conjuntamente con la compra del habitual lechón, nuestra familia adquiría en el mismo sitio el tradicional guanajo y los escurridizos guineos, aves indispensables en el gran menú de la Nochebuena cubana.
El resto de los víveres necesarios para la Gran Cena (arroz, frijoles, aceites, turrones y vinos), se adquirían en la bodega de nuestro primo Artagnán Hernández Valiente, localizada en la calle 15 esquina a 2, donde despues se estableció a finales de la década de los 1950 el famoso "Bar Blue-Sky".
Ya en la víspera de "El Gran Día de Nochebuena" el punto principal de ese día era el acto de dar muerte al condenado puerquito... quien después de ejecutado era hábilmente adobado y condimentado por las manos expertas de nuestros tíos políticos Pedro Balmori y Rafael (Felillo) Oliva, quienes posteriormente lo entregaban para ser asado a la conocida panadería de Méndez, radicada en la Cruz Verde y calle 2 detrás del muy popular "Bar Royalty".
Por otra parte nuestra tía María Paula tenía asignada la responsable e importante tarea de preparar los deliciosos y tradicionales buñuelos, de lo cual era una probada experta tanto en la elaboración de su masa así como en su posterior fritura. Finalmente y lista para ser saboreada esa muy cubana golosina se tenía a mano el muy criollo melado de caña, que siempre complementaba el disfrute de su exquisitez.
Llegado ya el muy esperado 24 de diciembre y habiendo cenado opíparamente toda la familia, abuela Eduvigis, con su habitual intelecto, tenía la costumbre de dedicarnos un versito de su inspiración a cada miembro de la familia. Muchas veces estos versos, como era de esperar, reflejaban en sí el carácter de la persona de una manera bien chistosa que fácilmente movía sin malicia a la risa de todos los presentes.
Ya tarde en la noche, recogida la gran mesa, la familia se dividía en grupos mientras que algunos se quedaban charlando en el comedor y los más jóvenes pasaban a la gran sala a conversar y bailar escuchando los tradicionales "Bailables de Nochebuena" con los que las más populares estaciones de radio de entonces, como la CMQ, RHC-Cadena Azul, Radio Progreso, entre otras, se disputaban la atención de la audiencia en aquellos años que precedían a los 1950, cuando aún no existían en Cuba los grandes cambios que en las relaciones humanas traería el nuevo mundo de la televisión.
Y asi llegábamos al cierre ya en la medianoche de "El Gran Día de la Nochebuena", el 24 de diciembre, víspera del dia de Navidad, donde todo el énfasis de nuestras más puras historias y tradiciones de entonces era centrado en el disfrute de una sana y vigorizante vida basada en la felicidad, unión y amor de nuestra ya fuera grande... o pequeña familia.
Hasta aquí mis recuerdos de aquella época de oro que para muchos de nosotros, quizás, nunca más volverá.
Publicado por Santiago de las Vegas en Línea at 9:19 a. m.
Categorías: Epoca Republicana, familias, fiestas, fotografías, La Niñez, Memorias Personales
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Carlos gracias por esos bellos recuerdos que como tu bien dices no volveran para los de nuestra generacion.
ResponderEliminarRecordar es volver a vivir y eso es lo unico que poder hacer los que llevamos tantos anos lejos de nuestra patria. Siomara.
Que bella familia reunida.....
ResponderEliminarCarlos que recuerdos tan inolvidables, que familia tan bella y unida siempre y recuerdas el pedacito de tierra al lado de vuestra casa donde por estas fechas vendian los puercos y guanajos ??? bellos recuerdos!!!!
ResponderEliminarCuantos recuerdos de los que fueron mis vecinos de la calle 2 esq. a 11. La abuela Eduviges que bonita la matriarca y Zoilita, Paula, Graciela y Rafael ademas de el famoso barbero Belarmino y sus hijos son los que mas recuerdo de esta ejemplar familia santiaguera. Nunca mas disfrutaremos de aquellas fiestas en nuestro Santiago, pero nos quedan en nuestra mente aquellos inolvidables momentos ya lejanos.Lucia
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