Había una vez, en aquel Santiago de las Vegas que tanto recordamos, todo un elenco de personajes que añadían cada cual su pintoresca pincelada a nuestro lienzo municipal; entre ellos, por supuesto, figuraba el señor conocido por Pelayo. Hoy Jorge Marrero comparte con Santiago de las Vegas en Línea una interesante y reveladora anécdota sobre la vida de este singular santiaguero... y sobre el jocoso -- y generoso -- carácter de nuestro pueblo.
Beneficio en el Teatro Popular para Pelayo (el de la bocina)
Cómo me lo contaron lo cuento
Santiago de las Vegas siempre se caracterizó por ser muy familiar, amigo y caritativo de la gente que desgraciadamente estaba confrontando una mala situación económica.
Sería entre 1938-1940. Pelayo, que no recuerdo su nombre, pero sí la función propagandística que durante muchos años desempeñó con su famosa bocina, anunciando de esquina a esquina las ventajas que sobrellevaba comprar en tal o mas cual establecimiento, y que además de forma gratuita le dio por anunciar las gomas Goodyear, de donde se derivó ser conocido por Pelayo Wuititía.
Un grupo de amigos y conocidos entre los años mencionados le organizó una función cinematográfica en el teatro Popular. A tal efecto se emitían un número de papeletas, en las que se anunciaba tal beneficio, hora día y lugar. Casi siempre estas papeletas eran endosadas por un establecimiento comercial o una entidad.
Todo se preparó cuidadosamente para ese señalado día, y además creo que le pidieron a Pelayo que cantara, como lo había hecho en la película en la que él represento a Blakaman, el famoso cirquero que decían hipnotizaba leones y caimanes. Como el tango estaba de moda en ese tiempo le pidieron que cantara uno después de la película que se ofrecería; aceptó gustoso y pidió cantar "Tomo y obligo", y pidió además que se pusiera una mesa con una silla en el escenario, para como decimos hoy, motivarlo.
En la otra cuadra del cine, en la calle 4 entre 9 y 7, en la misma acera del antiguo juzgado, y al lado de la barbería de Sosa y la casa de Elvira Suárez, la hermana del padre Jenaro Suárez, que fuese Obispo católico de Matanzas, tenía mi padre Severito un puesto de viandas y frutas; éste casi siempre mi padre lo mantenía abierto hasta aproximadamente las 9 de la noche, y ese día del beneficio a Pelayo mi padre registró y luego me contó una inusitada venta de tomates y huevos, sin precedentes en los años que tuvo ese puesto.
Las malditas personas que prepararon el escenario colocaron todo como lo había pedido Pelayo, incluso una copa con lo que se suponía fuese una bebida espirituosa.
Pasada la película, se abrió el amplio escenario del teatro y allí la mesa, la silla y la copa de bebida. Al momento apareció Pelayo bien vestido y dispuesto a emular al zorzal Carlos Gardel. Entonó las primeras líneas del tango y al momento de repetir la frase "tomo y obligo" alzó la copa de bebida en señal de triunfo y al irla a beber gritó lleno de cólera: "¡esto es @#%!" (Pelayo utilizó la típica, muy criolla y conocida palabra cubana, conocida por todos, para el "líquido excrementicio de color cetrino", según lo define la Real Academia), y ahí se destapó el chaparrón de huevos y tomates.
Así terminó aquel benéfico y caritativo beneficio a Pelayo.
Así me lo contaron mi padre y mi primo Ubaldo Vigoa.
¿Tremenda historia, no? Pues bien, por una de esas casualidades de la vida, resulta que más o menos al mismo tiempo que Jorge escribía sus recuerdos aquí en el sur de la Florida, en Santiago Arsenio Alemán leía en la biblioteca municipal un artículo de la prensa santiaguera de la época sobre el desventurado señor de la bocina. Es un placer y un privilegio poder ofrecerle el texto íntegro de este artículo hoy.
Nuestro agradecimiento a Jorge Marrero y a Arsenio Alemán por el noble impulso de no dejar que se olvide la existencia de José Luís Domínguez, el humilde Pelayo, que en paz descanse.Almuerzo de agradecimiento ofrecido al Sr. Javier Bolaños
(Reporte aparecido en la revista Antorcha, Año XI, No. 8, Junio 30 de 1956, Pág. 10)El pasado sábado día nueve le fue ofrecido en el Restaurante La Dominica de esta Ciudad un almuerzo al Sr. Javier Bolaños, Presidente de la Caja de Jubilaciones de los Ferrocarriles y a su vez Secretario de la Federación de la Hermandad Ferroviaria número 2, por el Sr. Israel Encinosa, antiguo vecino de esta población como agradecimiento por el interés que hubo de tomarse a fin de que fuera aprobada la Jubilación en los Ferrocarriles al Sr. José Luís Domínguez, conocido cariñosamente por toda la población por Pelayito.
La foto capta un aspecto de los asistentes al almuerzo-homenaje ofrecido por el Sr. Israel Encinosa en días pasados en el Restaurant La Dominica al Sr. Javier Bolaños, Presidente de la Caja de Jubilaciones Ferroviarias por lograr la jubilación del Sr. José Luís Domínguez, "Pelayo", segundo a la izquierda, con espejuelos.
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A este ágape de confraternidad asistieron, el homenajeado Sr. Javier Bolaños, el anfitrión Sr. Israel Encinosa, el Sr. Eladio Cid, Presidente de la Hermandad Ferroviaria número 2, Dr. Andrés Olivera, Abogado Consultor de la Federación, Pedro de la Vega, Secretario de Actas de la Delegación número 2, Alejandro Ovies, Miembro del Ejecutivo, Nelson Mendoza, secretario del Sr. Javier Bolaños, Luís Molina, empleado de la Caja, el Sr. Rolando Encinosa, conocido comerciante, el Dr. Gabriel Gravier, conocido abogado local, Presidente de la Asociación Más Luz que ofreció el acto a nombre del Sr. Encinosa, el empleado jubilado, Sr. José Luís Domínguez Pérez y el que suscribe como invitado en representación de esta revista3.
Haciendo un poco de historia sobre este caso podemos decir que desde hace mucho tiempo el Sr. Domínguez Pérez, estaba tramitando su Jubilación, pero siempre encontraba obstáculos en sus gestiones, la mayor parte de las veces por no poder afrontar económicamente lo necesario. Así fue pasando el tiempo y Pelayito, hecho un indigente, casi ciego, pedía limosna en los establecimientos públicos con una alcancía, pero siempre con su fe puesta en Dios, que algún día una persona buena le diera la mano. Así las cosas, una noche llegó hasta La Dominica, el Sr. Javier Bolaños con otros amigos; Pelayito fue hasta él sin conocerlo, a pedirle su ayuda como lo hacía con otros, Bolaños depositó unas monedas en su alcancía, pero su vista quedó fija en aquel personaje a quien preguntó si él no había sido un antiguo empleado ferroviario, a lo que Domínguez contestó que si, pero que había estado gestionando su retiro pero a pesar del tiempo transcurrido nunca había tenido éxito en sus gestiones. Bolaños no dijo nada más, dejó la conversación y siguió con sus amigos. Pocos días después el amigo Sr. Israel Encinosa, lograba entrevistarse con Bolaños desconociendo también su visita a esta ciudad y su conversación con su recomendado y éste le prometió interesarse y hoy Pelayito como una gracia de Dios en quien siempre tuvo tanta fe, ha conseguido su Jubilación; se retira de la mendicidad, desapareciendo de su pecho aquellos carteles en los que de una manera discreta, imploraba la caridad pública, cuya limosna no solicitó nunca de palabra, pues ello le daba pena.
Este caso es digno de mención y debe ser conocido por toda la población.
El acto, con sencillas palabras fue ofrecido a nombre del Sr. Israel Encinosa por el Dr. Gabriel Gravier, demostrando al Sr. Javier Bolaños el agradecimiento de un pueblo por la obra humanitaria que acaba de realizar, sacando de la mendicidad a un hijo de este pueblo, que la falta de trabajo y de la vista lo había llevado a ese extremo; también se refirió al Sr. Encinosa que cogió este caso como suyo para hacer algo por Pelayito hasta que consiguió el éxito deseado.
El Sr. Javier Bolaños, agradeció este simpático acto al Sr. Encinosa y dijo que ellos estaban allí, en la Caja, para suministrar justicia y cumplir con su deber y una vez enterado del asunto del Sr. Domínguez Pérez y ver lo interesado que por este caso estaba el Sr. Israel Encinosa hizo todo lo humanamente posible porque el mismo se resolviera. Después usó de la palabra el Sr. Eladio Cid, Presidente de la Hermandad Ferroviaria y por último el Jubilado José Luís Domínguez, que con lágrimas en los ojos agradecía a Bolaños y a Encinosa todo lo que hicieron por él, haciéndolo un hombre nuevo, en beneficio de la sociedad.
Recuerdo a "Pelayo" deambulando por las calles de Santiago, caminando por el pueblo o en el parque nuevo ("Juan Delgado") y hablando de su proyecto de poner en cada esquina como si fuera un hidrante, una toma de café con leche, frijoles y arroz y otros alimentos, para alimentar al pueblo. Al parecer era un desvario senil producto de la edad, pero muy ocurrente, siempre muy decente, ataviado con una levita carmelita y un paraguas en el brazo, también con sombrero de color carmelita. Se hablaba, o él hablaba, de una pelea de boxeo que tuvo frente a "Sebo e'Coche", (otro de los pintorescos personajes nuestros) que se celebró en el "Teatro Minerva", creo que en la década del 30. En la foto que aparece que halló Arsenito en "Antorcha", aparece segundo a la izquierda, igual al "Pelayo" que los niños y jóvenes de mi generación lo conocimos, con sus espejuelos de grueso cristal, que algunos para molestarlo le pasaban rapidamente la mano por frente a la vista y enseguida él protestaba por esto. Los Pelayos (así se conocen a todos sus descendientes), vivieron siempre en el Reparto "La Especial", y aquí entre nosotros en la Florida hay algunos parientes. Espero que alguien pueda ahondar en este comentario.
ResponderEliminarSaludos Mario.
soy bisnieto de alberto dominquez perez nieto de brigida dominquez baliente que era hija de alberto uno de los famosos pelayo del reparto la especial porque supongo que ,jose luis dominquez era uno de los hermanos,otro era gillermo, el otro juanelo y le dire que mi biasaabuelo alberto pelayo hacia helados y mi abuela lo ayudaba a acerloy venderlos puedo ampliarle toda una historia mi correo es guajini@hotmail.com
ResponderEliminarViendo el documentado artículo sobre Pelayo,nos vino a la memoria el primero que utilizo la bocina en nuestro pueblo como medio de propaganda. Este coterraneo fue un señor robusto, blanco y de espejuelos que tenia un vozarrón que parecía un trueno. Anunciaba para varios bodegueros. Pero su principal sustento estaba en los muy santiagueros tabacos de la marca "Alma Guajira" que se fabricaban en la calle 4 entre 11 y 13. en la acera de la Imprenta. Este local desapareció por la construcción de la escuela María Auxiliadora de las monjas. Si algún coterraneo puede aportar el nombre de aquel anunciante sera bien recibido. Este junto a Pelayo fueron los únicos con ese medio de trabajo por las calles de nuestro terruño. Fin.
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