Con el paso de los años, los pueblos y ciudades van adquiriendo tradiciones y leyendas locales, nacidas de su propio suelo, que enriquecen y dan colorido a la vida de sus habitantes. Santiago de las Vegas no fue ninguna excepción, y a pesar de ser un pueblo relativamente pequeño, fue campo tan fértil en este sentido, que el ilustre historiador, Francisco Fina García, vio a mediados del siglo XX la necesidad de compilar estas expresiones autóctonas de nuestro santiaguismo en una obra que hoy hemos recibido con gran alegría de Cuba en forma digital. Este libro, tan raro que ni siquiera existe un ejemplar en la Biblioteca del pueblo, contiene tesoros insospechados que nos ilustran, como nunca antes, cómo era la vida en Santiago en el siglo XIX y a principios del XX, historias de nuestros bisabuelos, que ya nadie vivo recuerda. Cada semana durante los próximos diez meses, les brindaremos un nuevo escrito extraído de esta importantísima y amena obra. Para los que lo deseen, próximamente Ediciones Altagracia les ofrecerá la posibilidad de adquirir, al costo de impresión, un ejemplar en rústico (paperback) o tapa dura. Empecemos hoy, pues, con la triste historia de la lechuza contra los gorriones:
LECHUZA CONTRA GORRIONES"Fue en las postrimerías del pasado siglo, durante el período de la guerra emancipadora, en que cada atardecer tenía efecto la escena a que haremos referencia. Sabido es, que a causa de la intensa pugna entre cubanos y españoles durante el período colonial, los españoles llamaban a los cubanos “bijiritas” y los cubanos denominaban a los españoles con el nombre de “gorriones”, simbolizando en ambas paseritas las ideas y creencias de cada uno. Pues bien, ocurría, que cada día al caer el velo de la noche y retornar a los árboles que levantaban sus copas en la Plaza del Mercado frente a la Iglesia una banda de gorriones, hacía su aparición una lechuza, que había establecido su morada en el campanario de la Iglesia, la que emprendía una tenaz persecución contra los gorriones, que revoloteaban por los alrededores, temerosos de caer en las garras de la temible rapaz. El espectáculo era presenciado por decenas de personas, cubanos en su totalidad, que cada tarde acudía al lugar, para ver a la lechuza perseguir a los asustadizos gorriones. Al lector le parecerá cosa insignificante y hasta cierto punto tonta, la contemplación del espectáculo; pero pronto admitirá que tenía gran trascendencia, puesto que ellos habían dado una significación al hecho; es decir, los gorriones representaban a los españoles y la lechuza representaba a los cubanos. Aquello, que en principio solamente participaban unos cuantos, pronto se convirtió en un motivo sentimental y patriótico, aumentando cada día los espectadores, que se solapaban, mirando cómo los gorriones indefensos y tímidos huían ante el ataque de la lechuza, que a pesar de la superioridad numérica eran impotentes para contener y combatir frente al valor y la decisión de los cubanos por conquistar la libertad. El hecho y su significado se fue extendiendo entre los vecinos, hasta que llegó a oídos de uno de los jefes militares de la plaza, el que encolerizado, una tarde se presentó en el lugar y levantando su rifle disparó contra la lechuza, la que cayó herida de muerte, para epilogar aquella escena que cada tarde, al caer la noche presenciaban decenas de santiagueros en la vieja Plaza del Mercado." -Francisco Fina García, en Tradiciones y Leyendas
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