Cmdte. Ignacio Castro Ruiz Foto tomada del periódico "La Opinión" 31 de julio de 1926 |
A la llamada gloriosa del Ejército Libertador respondió positivamente integrando sus filas, formando parte del Regimiento de Santiago de las Vegas, cuyo jefe fue el Coronel Juan Delgado. Su valor rayano en temeridad, su heroísmo y su abnegación hicieron que fuera ascendido al grado de Teniente.
Se encontraba en San Pedro de Punta Brava el 7 de diciembre de 1896 como
parte de las fuerzas de su regimiento, cuando cayó abatido el Gral. Antonio
Maceo. Responde a la arenga de Juan Delgado para rescatar el cadáver del
general y de su ayudante Panchito Gómez Toro integrando el pequeño destacamento
de 18 hombres que acometieron aquella faena.
Concluye la guerra con los grados de Capitán.
Dos veces más la Patria requirió el esfuerzo de sus hijos para reivindicar las libertades conculcadas y en 1906 (Guerrita de Agosto) y en 1917 (La Chambelona), Ignacio Castro abandona también posición, bienestar, familia, todo y se lanza al campo de la lucha para defenderla con las armas en la mano y ofrendar su vida. En ese empeño alcanza el grado de Comandante.
Humilde, modesto, cordial, afectuoso, franco y patriota, no quiso nunca claudicar de sus ideales por lo que sufrió persecuciones. Ignacio personificaba el verdadero tipo del mambí. Sus menesteres políticos y sociales no cambiaron en nada su primitiva forma de ser; despreció lisonjeros ofrecimientos y rechazó elevadas posiciones, prefiriendo llevar una vida humilde, pero pura y digna sin tener nada de que arrepentirse. Siempre dispuesto a servir, a remediar un mal o a ponerse al lado de los humildes. No fue un hombre de elevada cultura. La guerra le absorbió por entero y en los campos creció, aprendió a leer y tuvo como gran profesor la propia escuela de la vida.
Perteneció desde su fundación a la Logia "Optimismo" de la Orden Caballero de la Luz, de la que fue su primer Tesorero.
La población de Santiago de las Vegas lo admiraba y quería; en tres elecciones consecutivas lo llevó a ocupar la más alta magistratura del pueblo designándole Alcalde Municipal. Fue elegido en 1920, reelegido en 1922 y nuevamente elegido en 1926 por el Partido Liberal. Rigió los destinos del municipio desde 1920 hasta 1930.
Su paso por la Alcaldía Municipal dejó imborrables recuerdos por su honrada y hábil gestión, su nobleza de alma, su caridad, su energía para sostener y defender los intereses de su ciudad natal, su amor para todos, sus desvelos y sus afanes por lograr el mayor progreso de la localidad, su afabilidad de trato y su benevolencia para acceder a todo lo que de él se solicitara a tal extremo que todos veían en él al verdadero "padre del pueblo". Fue un verdadero ejemplo de probidad ciudadana.
Insertamos textual, una carta del Alcalde Ignacio Castro al Director de la Revista del C.I.R., que demuestra fehacientemente lo reflejado en el párrafo anterior.
Falleció en el ejercicio del cargo de Alcalde Municipal, el día viernes 28 de febrero de 1930, en Santiago de las Vegas, víctima de una larga y penosa enfermedad, que venía minando su existencia desde hacía ya algún tiempo.
Al conocerse su muerte, el Alcalde interino, Sr. Narciso Tejuca, dispuso dos días de duelo y la suspensión de todas las actividades festivas y de recreación en todo el territorio del Término Municipal. La Cámara Municipal en pleno se personó en la residencia del finado, situada en calle 9 No. 20 entre 6 y 8, para ofrecer a la viuda, Sra. María Martínez e hijos el pésame correspondiente y comunicarle la disposición de que fuera velado en el Ayuntamiento, ofrecimiento que la familia declinó, prefiriendo que el velatorio se hiciera en el domicilio.
Expuesto en capilla ardiente, le hicieron guardia de honor representaciones de todas las instituciones locales, así como una Sección del Ejército destinada a dicho fin y de acuerdo con su jerarquía militar.
El sepelio se efectuó a las 5 de la tarde del sábado 1º de marzo, y concurrieron el representante del Hon. Sr. Presidente de la República, Capitán A. Ruiz Cantillo, el Gobernador y demás autoridades provinciales, los Alcaldes de la Provincia, numerosos congresistas y distinguidas personalidades políticas, además de las instituciones locales con sus elementos dirigentes al frente.
El cadáver fue sacado en hombros de sus hijos y amigos y trasladado a la carroza fúnebre. La marcha fue precedida por dos pelotones del Ejército y de la Policía Municipal al mando de los Tenientes González Milián y Román respectivamente, siguiendo las Escuelas Públicas, la Banda Municipal, la carroza fúnebre, familiares y la representación del Hon. Sr. Presidente de la República, autoridades, veteranos, logias de Caballeros de la Luz, en correcta formación y uniformados los Templarios y Odd-Fellows, sociedades, partidos políticos, gremios obreros y pueblo en general.
Por las fuerzas del Ejército se le tributaron los honores correspondientes a su grado militar, despidiendo el duelo a nombre de los familiares el Sr. Francisco Montoto, procediendo después los Caballeros de la Luz a llevar a cabo las ceremonias que exigen sus rituales.
Su sepelio constituyó una manifestación de duelo sin precedente en Santiago de las Vegas, ofreciendo un homenaje de cariño, de respeto y de amor a su memoria.
Para perpetuar su recuerdo se fijó una tarja de mármol en la fachada de la que fuera su casa en la calle 9 entre 6 y 8, que aún hoy se conserva.
Fue Ignacio Castro un cubano de probado patriotismo, buen amigo, excelente ciudadano, padre ejemplar y un hombre de alma templada para toda lucha enaltecedora.
Fue la tierra de Santiago de las Vegas, su tierra natal, la que acogió con amor, con el amor que el supo repartir entre sus coterráneos, la materia perecedera de su organismo. Pero fue el cielo, mansión de los buenos, quien recogió su alma, digna de figurar entre las mejores.
Gracias por recordar a mi bisabuelo (Lucy Garcia)
ResponderEliminarArsenito: Una vez más, cómo un santiaguero mas, te agradezco tú importante preocupación, para que no quede relegada en Nuestra Historia Municipal, a algún otro, como este patriota, que quiso mucho a su patria chica: Nuestro Santiago de las Vegas, y que estuvo dispuesto a dar la vida por la Patria de Todos los Cubanos. Allá o aquí, o donde quiera que haya un santiaguero(de las Vegas) debemos tener presente, a los que antecedieron nuestras vidas y no cejaron en empeños en querer y defender nuestra querida tierra. Honor Eterno.
ResponderEliminarInteresante reportaje!
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