miércoles, 16 de julio de 2025

JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ LUQUE. (La Habana, 1890 — Stgo. de las Vegas, 1948) SANTIAGUERO CONNOTADO

 Compilación y redacción: Ing. Arsenio J. Alemán A.

José Manuel Sánchez Luque
Foto tomada de la revista
"Antorcha"
Nace José Manuel Sánchez Luque el 3 de marzo de 1890 en la ciudad de La Habana.

Llegó a Santiago de las Vegas a la edad en la que se hace "el pollito" y las "torticas", creció y se desenvolvió en la barriada de la Iglesia, lo que hizo que se confundiera con los santiagueros que le han tirado piedras a las campanas.

Al terminar la instrucción primaria matriculó en la escuela de Artes y Oficios en La Habana, aunque no llegó a graduarse. Habilitado como Maestro, inició su vida laboral en Calabazar pasando por varias escuelas hasta llegar a la Escuela No. 2 de Varones, en la esquina de las calles 8 y 9, en Santiago de las Vegas, donde desempeñó funciones docentes durante 24 años, de ellos 15 como Director de esa escuela.

Se manifestó como un educador avanzado, con creatividad para implementar múltiples iniciativas que incluyó, entre otras, la querida Sociedad de los alumnos "La Avellaneda" que tantas excursiones instructivas y alegres organizara, y tantas enseñanzas le propició a los alumnos; la creación de una biblioteca, la edición de un boletín, taller de taxidermia para disecar animales y con ellos constituir un museo de Historia Natural, organización de sesiones extra para lectura y debate de historias de aventuras. También creó talleres de carpintería y de mecánica en que construían juguetes y objetos útiles que a fin de curso presentaban en exposiciones e implementó un huerto escolar del que repartían los vegetales que cosechaban. Llegaron a tener un proyector de cine para exhibir películas de temas científicos y de trabajo. Introdujo la práctica de la Educación Física, asumiendo él mismo la conducción de dichas clases. Se puede decir sin temor a equivocarse que José Manuel en la Escuela Pública No. 2, fue el precursor de la Escuela Nueva.

En las vacaciones del verano organizaba a los niños para arreglar y embellecer la escuela y en ella se llenó el vacío respecto a los varones, de la falta de Escuelas de enseñanza superior en Santiago de las Vegas, siendo muy corriente, que sus alumnos ingresaran con altas notas en el Instituto de Segunda Enseñanza, Escuela Normal de Maestros, Escuela Técnica, Escuela de Artes y Oficios, y Escuela de Agricultura, solamente con la preparación adquirida en la Escuela Pública No. 2, tarea que sólo cobraba a las personas con holgura económica. Los demás interesados recibían su preparación sin costo alguno. Mi padre fue uno de los que no abonó ni un centavo durante su preparación, para su ingreso a la Escuela Normal de Maestros en 1926.  

Varias fuentes consultadas exponen la gran diversidad de ramas en las que José Manuel demostraba conocimientos y habilidades. Intentamos aquí resumirlas: fue un hábil carpintero, curioso pintor, electricista, mecánico, músico. Entonces, fue el electricista por muchos años del Centro de Instrucción y Recreo (CIR), para el cual diseñó y construyó todas las pizarras eléctricas de la institución. Sin saber si tenía o no título de pintor escenógrafo, se refiere que en un dos por tres resolvía el más complicado problema en esta rama, haciendo maravillas con su brocha y su paleta para las presentaciones teatrales, muchas de las cuales él mismo preparaba y ensayaba con sus alumnos. Dirigió y trabajó personalmente en la construcción de carrozas para los carnavales y hacía los decorados para las fiestas patrióticas en la Escuela y en el CIR.

Montaba pilas eléctricas, fabricaba aeroplanos en miniatura, y llegó a construir en la sala de su casa, muy amplia por cierto, de una manera artística, un tipo de plazoleta en forma de maqueta, con un área aproximada de 8 x 10 pies, en donde magistralmente construyó una pequeña ciudad con casas, árboles, calles, faroles con luces, y demás, y lo que se destacaba en este proyecto era un ferrocarril. Por los raíles, la locomotora, arrastrando los vagones, recorría la vía, dando vueltas por toda el área destinada a ésta, produciendo el sonido característico de este tipo de transporte. Las personas que pasaban por la acera, podían observar y disfrutar tal obra, a través de una amplia ventana que se extendía hasta el piso.

Le gustaba la música. Ejecutaba al piano, así como al violín, obras significativas. Era un buen pianista y tocaba el piano todas las noches en el teatro Popular del CIR, amenizando las películas silentes, con un record a su favor por haber ejecutado al piano durante 365 noches consecutivas, el danzón entonces de moda, "La sonrisa de Wilson".

Sabía de repostería, siendo la envidia de gran número de dulceros, por las ricas yemitas, los merengues y otras solicitadas golosinas que preparaba con especial gusto. Además, sobresalía en conocimientos culinarios; dicen que saborear un arroz a la valenciana o un ajiaco a la criolla hecho por él, era un sueño.

En deportes también manifestaba intereses. Conocía el béisbol práctica y científicamente; también sabía de ajedrez, el tresillo, damas, dominó, billar, y brisca. Durante muchos años fue anotador oficial en los juegos de béisbol de exhibición del Club Atlético y en el Primer Campeonato Municipal de béisbol juvenil, anotó el primer juego y después él quedó como compilador oficial, llevando esa tarea a entera a satisfacción de todos.

No fumaba y no bailaba. Excelente ejemplar padre de familia; un esposo que jamás dejó de cumplir sus deberes con su familia. Contrajo matrimonio con Mercedes Fernández de Cossío y de esa unión vinieron al mundo, que sepamos nosotros, cuatro hijos: Margot, Marta, Juan José y Carlos. Residían en la calle 11 entre 6 y 8.

En la vida social de nuestro pueblo fue una persona relevante. Estuvo en el grupo que bajo el liderazgo de Francisco Montoto ejecutaron la iniciativa de celebrar por primera vez en Cuba el Día de las Madres, en 1920.

Por 15 años fue Director de la Escuela No. 2. En 1936 el Centro de Instrucción y Recreo funda su Escuela Primaria Superior, y sin ningún interés personal, reconociéndole solamente sus luchas y sus méritos, tan bien ganados, lo honran nombrándolo Director, cargo que él acepta complacido pese a sus múltiples preocupaciones, laborando gratuitamente junto con otros profesores santiagueros esforzados y abnegados como él, llevando a nuestra juventud enseñanzas superiores oficializadas, hasta ese momento no existentes en Santiago.

Creador entre sus alumnos de cuadros de declamación, sociedades escolares, excursiones, museos, exposiciones, huertos escolares y tanta y tantas otras actividades orientadoras de la infancia, supo en todo momento impregnar a sus obras e infiltrar en el alma de sus discípulos un principio de orden y de moral que trascendió a todos los hogares santiagueros, donde José Manuel, el maestro ejemplar, era admirado por todos los padres que devotamente le rendían el más delicado respeto.

Roger Balbi Barceló nos cuenta: “La escuela contaba con un modesto museo formado por una gran vitrina, con sus puertas de cristal, donde existían variedades de aves, reptiles, peces y algún animal común, por supuesto disecados o embalsamados; muestras de piedras; objetos marinos como caracoles; y algún otro objeto, los cuales servían para ilustraciones en las clases”.




Alumnos de la Escuela de Varones No. 2 con su Director
José Manuel Sánchez Luque.
Señalado en la foto mi papá Arsenio J. Alemán Campos
Foto circa 1924.

A su entusiasmo sin flaquezas, a su acierto sorprendente y a su responsabilidad profesional, se debió que la Escuela Primaria Superior de Santiago de las Vegas que dirigió desde su fundación en 1944 hasta el año 1947, ocupara un lugar cimero entre los planteles de su clase en todo el país.

En cada uno de los cargos desempeñados, su inteligencia, su celo y recta actuación, fueron factores de éxito en lo educacional, orden y moral.

Su labor en la Escuela Pública de Varones No. 2 fue su consagración, su designación como Director de la Escuela Primaria Superior Oficial, fue su glorificación. Fue el reconocimiento a sus tantos años de luchas y labores, a su constante bregar y predicar.

En la Escuela Primaria Superior, José Manuel luchó denodadamente, y a su sacrificio y el de los maestros que lo acompañaban, se debió que en tan pocos años ésta fuera considerada una de las primeras de la provincia, lugar que ocupó para honra de Santiago de las Vegas y honra de su memoria, hasta 1960.

Claustro de la Escuela Primaria Superior. Sentado al centro su director
José Manuel Sánchez. Se identifican en la foto, los profesores
Dra. Rina Cortada, Dra. Nieves Amores, Aurelio Roura Menéndez,
Felipe Piñera, Mario León, Amado Herrera, Alfredo del Amo,
Esther Pita y Soledad Cobo entre otros.
Foto circa 1945.

Pocas veces se reúnen en un educador, de modo tan admirable, la constancia, la responsabilidad y el desinterés, cual se hermanaron estas fuerzas en su espíritu, espartano y sacerdotal al mismo tiempo; y que fueron característica invariable de su consagración a la escuela; llegando al extremo de que ya enfermo y sintiéndose en inadecuadas condiciones decidió mudarse para la escuela, con el propósito de evitar los viajes entre su residencia y el plantel, eludiendo así la fatiga causada por el asma bronquial que lo aquejaba en crisis continuadas.

Resulta asombroso que José Manuel tuviese el vigor y la integridad de resistir estoicamente los ataques de la enfermedad que padecía sin doblegarse hasta el último momento, como esas fortalezas que son vencidas solo un segundo antes de su rendición.

Así, en 1947, después de casi 40 años de servicio en el magisterio local desempeñandose primero como maestro, luego en el cargo de Director de la Escuela No. 2 y después en la Dirección de la Escuela Primaria Superior, el Ministerio de Educación le concedió su jubilación por razones de salud.

Tuvo José Manuel Sánchez, la satisfacción que por sus manos desfilaran alumnos que luego se convirtieron en abogados, ingenieros, arquitectos, médicos, veterinarios, pedagogos, dentistas, maestros, o simplemente fueron hombres de bien.

Retirado a la vida tranquila del hogar dejando para siempre su Escuela; su organismo cansado quizás por el peso de la lucha, necesitaba un poco de descanso y sería precisamente en esa quietud del hogar que vendrían a su memoria las emociones del triunfo de sus alumnos, porque aquellas eran tan de él que las sentía en lo más profundo de su corazón y serían estos recuerdos la mejor medicina para reanimar su espíritu y confortar su organismo.

Toda la juventud santiaguera, le quiso y le admiró. A pesar de los años transcurridos, muchos de los que fueron sus alumnos continuaban tratándolo con extremo respeto dirigiéndose a él como Maestro o llamándole Señor.

La vida de José Manuel fue dedicada a la enseñanza y a su hogar; en una, tanto social como oficialmente siempre laboró tesoneramente, sin importarle prebendas, sino la instrucción pública santiaguera; y en la otra fundando con sencillez y bondad, un hogar en el que, rodeado de su querida familia, de sus libros, de sus sellos y su inseparable tablero de ajedrez, respiraba un ambiente único de felicidad paz y armonía.

Sólo nueve meses después de su retiro, el jueves 21 de junio de 1948 al mediodía, fallece José Manuel Sánchez Luque.

Como la pólvora corrió la noticia por la población y minutos después su residencia se encontraba invadida por toda la sociedad santiaguera. El Centro de Instrucción y Recreo izó su bandera social a media asta y se enlutaron su fachada al igual que la de la Escuela Primaria Superior.

Su sepelio llevado a cabo en la mañana del viernes 22 de junio de 1948, constituyó una de las más grandes manifestaciones de duelo en Santiago de las Vegas; allí se dieron cita todas las clases vivas de la población, todos los alumnos de la Escuela Primaria Superior de completo uniforme con su banda de música, al frente su Director el Sr. Aurelio Roura Menéndez y todo el claustro de profesores; también casi todos los profesores de instrucción pública así como maestros y alumnos de colegios privados.


Era tal la fuerza de José Manuel Sánchez que como tributo de respeto, y en un gesto conmovedor de cariño hacia él, el Claustro y los alumnos de la EPS decidieron suspender las actividades tradicionales de la graduación de ese curso; y por eso también, su cadáver fue tendido en aquel recinto donde todo estaba impregnado de sus afanes rectores y de sus inquietudes tutelares.

José Manuel ya no está con nosotros, pero su recuerdo y su labor en el magisterio resultan inolvidables. Cuarenta años de educador no pueden olvidarse tan fácilmente. Este maestro dio gran prestigio a la escuela de la localidad. Su nombre debía ser reverenciado.

El claustro de profesores de la Escuela Primaria Superior sometió a consideración de los estudiantes la propuesta de poner a la escuela el nombre de José Manuel Sánchez Luque, e hicieron bien sus discípulos y las autoridades escolares municipales, en aceptar la proposición del Claustro de que la misma llevara su nombre.

Es imprescindible consignar que la escuela mantuvo ese nombre hasta alrededor de los años 70/72 del siglo pasado, cuando las autoridades educacionales del entonces Regional Boyeros, decidieron renombrar la Escuela, denominándola Protesta de Baraguá.

No fue la única escuela a la que designaron con un nombre diferente; fue una decisión administrativa de alto contenido político. En aquel momento dirigía el Regional de Educación, la Sra. Marta Seijas. Interesé de ella una entrevista para indagar los fundamentos de los cambios. Sé que al menos otra persona más, también santiaguero, hizo lo mismo y a ambos nos dieron la misma respuesta: Los nombres de las escuelas fueron cambiados porque los que tenían no significaban nada para los niños y los jóvenes y había que insuflar con el cambio de nombre los valores y sentimientos patrióticos de los estudiantes en esas escuelas. Dos observaciones: la primera, en todas las escuelas públicas y privadas del Término Municipal de Santiago de las Vegas, se celebraban las efemérides patrióticas y todas las semanas se efectuaban, casi siempre los viernes, los actos del Beso de la Patria. Nuestros maestros era comprometidos y tenían sentido de pertenencia y nos inculcaban valores patrióticos y morales. La otra observación la tomo de Azucena Estrada et. al., refiriéndose a este asunto en su Historia de Santiago de las Vegas: se eliminó ese nombre sin respeto alguno por las tradiciones locales.

José Manuel ya no está con nosotros, pero su recuerdo y su labor en el magisterio resultan inolvidables. Cuarenta años de educador no pueden olvidarse tan fácilmente. Este maestro dio gran prestigio a la escuela en Santiago de las Vegas.

Le debe Santiago de las Vegas a José Manuel Sánchez Luque, un homenaje póstumo.  No hay que olvidar que existe un viejo acuerdo de la Cámara Municipal, por sugerencia del CIR, de construirle por cuestación popular un modesto monumento a manera de reconocimiento, en el Parque José Martí, que él siempre tanto admiró, homenaje que se podría completar, organizándole un desfile cívico escolar, enalteciendo su memoria, destacando su labor tanto cultural como escolar, recordando así a este eminente santiaguero que fue guía de tantos que ayer prestigiaron a nuestra ciudad, y haciendo patente de esta manera, toda la admiración, el respeto y el cariño que siempre le profesó Santiago de las Vegas.

José Manuel Sánchez supo arraigarse en el corazón de dos generaciones de santiagueros. Para muchos fue maestro y fue padre: maestro porque les dio la luz del conocimiento y padre porque supo conducirlos, con sus consejos y sus estímulos, por senderos de superación personal, prestando así un servicio insuperable a la familia, a la sociedad y a la patria. Porque José Manuel tuvo la rara virtud de inocular a sus discípulos con el virus magnífico de su conducta intachable y su ejemplar ciudadanía.

Le debe Santiago de las Vegas a José Manuel Sánchez Luque, que su nombre sea reverenciado y aunque él ya no sea de este mundo, su figura sencilla y bondadosa que irradiaba toda la autoridad y toda la tranquilidad del que ha tomado parte muy activa de los azáres de esta vida, quede para siempre grabada en el imaginario de nuestros coterráneos, para lo cual la Escuela de la que fue su primer Director, debía volver a ostentar su nombre: José Manuel Sánchez Luque, MAESTRO DE MAESTROS.

Algún día nuestros santiagueros connotados, hoy la gran mayoría de ellos olvidados, serán recolocados en el lugar prominente que les corresponde en nuestra historia.

Fuentes Consultadas:

  1. Balbi Barceló, Roger.  El ferrocarril de José Manuel Sánchez Luque. En www.sdlv.blogspot.com, publicado el 6 de diciembre de 2010 y consultado el 5 de junio de 2023.
  2. --------------------------. La Escuela Pública No. 2, para varones. En www.sdlv.blogspot.com, publicado el  8 de abril de 2010 y consultado el 4 de junio de 2023.
  3. Buría Prieto, Gerardo. José Manuel Sánchez LuqueMaestro de Maestros en Revista del C.I.R., Época IV, Año II, No. 3, julio de 1955.
  4. Estrada, A.; Campos, N.; Milián, E. Personalidades de Santiago de las Vegas. José Manuel Sánchez Luque. En Historia de Santiago de las Vegas. 2003. Inédita. Textos originales en el Museo Histórico de Santiago de las Vegas.
  5. José Manuel, en El Estudiante, Año III, No. 18, Santiago de las Vegas, 25 de enero de 1927.
  6. José Manuel Sánchez Luque. En revista Antorcha, Año 2, No. 12, Santiago de las Vegas, octubre 30 de 1947.
  7. José Manuel Sánchez Luque. En revista Antorcha, Año 3, No. 8, Santiago de las Vegas, junio 30 de 1948.
  8. Jubilado el Director de la Escuela Primaria Superior.  Designado el nuevo Director. En Géminis. 2da.época, año X, No. 33, Santiago de las Vegas, 11 de octubre de 1947.
  9. Perera, Manuel. José Manuel Sánchez. En revista Antorcha, año 3, No. 8, Santiago de las Vegas, junio 30 de 1948.
  10. Pérez Chávez. Rubén. ¡Ha muerto José Manuel Sánchez!, en Ráfaga, Año IV, No. 1, Santiago de las Vegas, junio 24 de 1948.
  11. Simón, Marat.  Santiago de las Vegas, 300 fichas históricas. Octubre, 2000.
  12. Simón Valdés, Francisco. Tres maestros y una interrogación. En Revista del CAS, Número Extraordinario, Santiago de las Vegas, julio 1948.
  13. Velasco, Ángel María (seudónimo Velascoff). Fotoatómicas: José Manuel Sánchez. En Revista del CIR, Santiago de las Vegas.

 


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