martes, 30 de julio de 2013

Las quincallas santiagueras

por Raúl Ariel Rodríguez Vega

quincalla
(Del fr. quincaille).
1. f. Conjunto de objetos de metal, generalmente de escaso valor, como tijeras, dedales, imitaciones de joyas, etc.
—Real Academia Española

En nuestro Santiago de mediados del siglo pasado, existían unos pequeños negocios conocidos por nuestro pueblo como quincallas. En dichos establecimientos se vendía un gran número de articulos, muchos de ellos de escaso valor. Todos estos pequeños comercios mayormente estaban localizados en lugares no muy céntricos del pueblo un poco distantes de la zona comercial de la calle 13, salvo raras excepciones. Como su mercadería en general consistía en cintas, pinturas de uñas, botones y hasta ropa interior, no llegaban al noble estatus de tienda. En los fines de año se abastecían de artículos navideños y juguetes baratos por la cercanía de la festividad de los Reyes Magos. Seguidamente nos referimos a los mas representativos o famosos de aquellos pequeños negocios.

En la calle 9 había dos muy recordados: La de los Lima en 9 entre 4 y 6, donde el profesor y matemático Pedrito Lima y su mamá, Dulce María Bustamante, atendían el negocio aparentemente próspero, el cual estaba casi al lado de la conocida Botica de Mino. En la misma 9 pero entre 10 y 12 había otro regenteado por Zoraida y que estaba localizado después de la consulta del conocido dentista Dr. Leopoldo Bayés.

En la calle 12 también había dos de esa categoría: la quincalla de Gloria Duarte, que estaba en 12 entre 7 y 9 y donde trabajaba su hermana Toña, y la del Marinero que estaba en la misma cuadra, haciendo esquina. Se le llamaba así, "la del Marinero", porque su propietario había pertenecido a la Marina de Guerra.

También estaba la famosa quincalla de Ricardito Álvarez San Jorge de 8 entre 3 y 5, donde éste trabajaba junto a su esposa. En 6 entre 7 y 9, María Álvarez tenía otro muy conocido y popular comercio que operaba con la ayuda de sus asociadas Laurina y la joven empleada Daisy Pérez Martín-Carrera (hoy conocida como Daisy Valiente).

Por muchos años en 13 y 8 estuvo la quincalla de Suitberto Ortega Álvarez, popularmente conocido por el Bolo. En la esquina de 13 y 12 Miguel y María trataron de mantener diferentes negocios sin muy buenos resultados, entre ellos una quincalla.

La Baratija estaba en la esquina de 11 y 8. No tenía categoría de tienda pero sí era una de las más surtidas. Ésta era operada por un señor y varios hijos.

Finalizamos la relación con dos comercios que aunque no eran quincallas fueron muy representativos y únicos en nuestro pueblo. La retacería de Nazario en 15 entre 4 y 6, y la jugueteria de Narciso Rodríguez en 13 entre 4 y 6, local donde más tarde estuvo establecida la popular tienda “El Dandy”, propiedad del conocido comerciante José M. del Amo (Maño).

Nota del autor:

La presentación de este trabajo es y ha sido para recordar a aquellos pequeños comerciantes que con su noble esfuerzo, entusiasmo y dedicación, aportaron mucho al progreso de Santiago de las Vegas; entre ellos, a la que fue mi abuela materna, Aleida Valladares, propietaria de la quincalla de la calle 4 entre 7 y 9, donde eran sus principales clientes las humildes trabajadoras del despalillo de la Cuban Land. Finalmente llegue por este medio nuestro respetuoso recuerdo para todos aquéllos que fueron los conocidos “quincalleros” de aquél nuestro Santiago de ayer en su época de oro.

Colaboración: Carlos Valiente Romero.

10 comentarios:

  1. Cerca de la casa de mi abuela Alicia Basabe, en la calle 14, estaba la quincalla de Rosa, o así la conocía yo. En realidad, por lo que yo recuerdo, la quincalla era una pequeña vitrina con el frente de cristal, colocada frente a la puerta de su casa. Allí mostraba pañuelitos, abanicos, etc. A mí me fascinaba esa colección de pequeños tesoros y cada vez que visitaba a mi abuela, le pedía dinero para ir a la quincalla de Rosa. Abuela invariablemente sacaba un pañuelo hecho un bultico donde guardaba unas monedas y me daba una o dos pesetas para mis "compras". Qué recuerdos tan lindos me trajo este escrito... Me gustaría que alguien escribiera sobre la señora que yo conocí como "la niña Govín", que vendía unos papalotes preciosos e intercambiaba novelitas de Corín Tellado y de cowboys, pero de quien no sé más. Giselle

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  2. Se olvidaron del bazar que estuvo en el lugar donde despues estuvo la tienda El dandy los duenos eran descendientes de arabes.Nunca se me olvida la hija del ueno una muchacha preciosa llamada Estelita.
    Alli yo compraba cucharitas de cafe, tazitas para mi mama en el dia de las madres y ell siempre me regalaba un globo.
    Se olvidaron de la quincalla ambulante que era un sr. que vendia globos y juguetes en la esquina de la ferreteria de Garrigo le llamabamos en el Globero era un sr. muy amable.

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  3. Yo me recuerdo del Bazar de Narciso ers un sr. descendiente de arabe , recuerdo la muchacha esbelta y rubia que era las que nos atendia cuando ninos. Bonitos recuerdos que vuelven a mi mente. Que ya nunca volveran. Xiomara Sanchez (Vigoa)

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  4. Yo igual que mi prima Giselle me volvia loca por que mi Abuela me llevara a comprar a las quincallas, especialmente la que estaba al lado de la botica de mi Abuelo Mino. Me acuerdo que alli vendian los famosos Yaquis que tanto jugue con mis amiguitas de Santiago.

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  5. Quiero apuntar que la quincalla de el Bolo Ortega se llamaba "La Moda". Los Govin que vendían papalotes y que me encantaba como a todos los niños y niñas ir allí eran varias hermanas las Govin y esta que tenia la venta de papalotes tuvo un solo hijo Rafael ( no recuerdo el apellido) y todos se fueron a Estados Unidos y se que Rafael murió al poco tiempo de cáncer y sus padres también se fueron aunque no se si vivirán aun. También recuerdo la tienda o quincalla de Ventoso en calle 13 donde comprabamos artículos escolares. Todo era bueno en nuestro pueblo. Lucia Alvarez, Madrid.

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  6. Hola Xiomara, te escribe a hija de Nancy Cruz ( tu prima ), conservo una foto de las dos, ambas muy parecidas, caras de actrices de los años 50, nada que enviar a las de Hollywood.. Un beso y cariños de nuestra familia

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  7. Nancy me da mucho gusto que me hallas encontrado por este medio, comunicate connmigo via e-mail que esta en buscando Santiagueros.La idea de Ismael que en paz descanse todavia esta uniendo a muchas personas.
    Un abrazo muy fuerte para ti y tu familia.
    Xiomara Vigoa ( Sanchez)

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  8. La quincalla que mas recuerdo es la de Maria Alvarez que era bastante grande y bien surtida, y cuando iba con mi mama me antojaba de todo.

    Que tiempos aquellos.

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  9. Soy nacido y criado en Santiago de las Vegas aunque no conosco muchas personas les doy un calido saludo a todos.

    Naci y me crie en la finca Villa Sirena donde todavia radican toda mi familia por parte de mi padre.

    Quisiera conocer un poco de la historia de esa pequena finca lo cual nunca me la contaron, se que no pertenecia a mis abuelos.

    Noel Cruz Email njcd76@live.com
    Gracias y saludos a todos los santiageros

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  10. Un saludo.
    El que suscribe: Miguel Cruz, pretendo hacerle una aclaración al Señor Raúl Ariel Rodríguez Vega, autor de un articulo sobre "Las quincallas santiagueras, con fecha 30 de julio del presente año 2013. En una parte de su articulo hace mención de la quincalla de la Calle 13 y 12 propiedad de Miguel y María mis padres, EPD donde se afirma según el autor de lo siguiente: "Trataron de mantener diferentes negocios sin
    muy buenos resultados, entre ellos una quincalla" Al respecto quiero señalar que esa afirmación carece de rigor y veracidad alguna, ellos mis
    padres el único negocio que pusieron en ese lugar fue la quincalla, la cual mantuvieron hasta que fue posible, por lo tanto (nada de malos resultados ) todo lo contrario, allí obtenían producto de su trabajo el sustento para mantener nuestra familia, cuatro personas en total. Ese hecho perduro hasta que las circunstancias lo permitieron.......las causas que incidieron en su cierre Ud. debe saberla al igual que yo.

    Estoy en la mejor disposición de hacerle cuantas aclaraciones estime necesarias, para que esa realidad sea publicada tal y cual sucedieron los
    hachos, mi más ni menos. Nosotros que somos sus descendientes, le exigimos en honor a ellos
    que la verdad prevalezca.

    En espera de su atención

    Miguel

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