domingo, 9 de diciembre de 2012

La inspiración del poeta

por Leonardo Gravier | Coral Gables, Florida

En su comentario sobre los sonetos publicados recientemente en este sitio (de Gabriel Gravier [derecha] y de José Alberto Balido), llega Giselle a la esencia misma del objeto del estro poético. Ella afirma, con mucha razón, que "sin duda la visión poética no se limita a los grandes temas". Menciona la "Oda a los calcetines" de Neruda, que consideraba a sus pies inaceptables, como dos decrépitos bomberos, indignos de aquel fuego— así describía el poeta chileno su agradecimiento por aquellos “calcetines celestiales”—. En su tratado de Estética distingue Juan Plazaola entre lo bello visible y lo bello invisible; los griegos distinguían entre el “ethos” y el “pathos”.

Como yo lo entiendo, entre otras explicaciones, el ethos era la interrelación entre el artista y la cosa; el pathos era la correspondencia entre el público y el artista. En otras palabras, el ethos motivaba al artista por causa de aquello que lo inspiraba (que podía ser cualquiera cosa). Esa “cosa” puede tener un bello invisible, como los calcetines de Neruda, la urna de Julián del Casal, la golondrina de Juan Clemente Zenea, la “jarra de Talavera” de Pedro Mata, y otras nimiedades. El poeta argentino Celedonio Flores, le dedicó un poema a su “viejo smoking”. Eran tantos los recuerdos que le traía el viejo smoking, que a pesar de que todas las demás pertenencias habían ido “de cabeza pa’ el empeño”, sólo el smoking había quedado, puesto que para él era un sueño. A este poema puso música de tango Guillermo Barbieri en 1930. Lo cantó, entre otros, Carlos Gardel (enlace a un vídeo musical); y lo admiró el genial Jorge Luis Borges.

Ahora quiero que llegue a la sensible Giselle, — a la que por mucho tiempo conocía como la autora de Cubantime y sólo hasta hace poco tiempo, la identifiqué como hija del matrimonio amigo de Ismael y Consuelo Balido— un poema de mi padre, Gabriel Gravier, dedicado a las viejas prendas de vestir, que no desechaba porque les recordaban a nuestra patria y aunque ya raídas, conservó hasta sus últimos días:
                           
Pero no los boto
                     
Tengo unos zapatos que traje de Cuba;
tengo unas camisas, confección de allá
y tengo corbatas y tengo un “Petronio”
de hechura impecable, como aquí no hay;
y unas guayaberas de holanda blanquísima
de finas alforzas, que ya no dan más;
y algunos pañuelos a “lausí” bordados
y otras tantas cosas que viejas están.
Pero no las boto, porque representan
amados recuerdos de tiempo mejor;
parece que hablan, que sufren, que lloran
cual si comprendieran la preocupación
que a solas me embarga por la triste ausencia
de la dulce patria que allá se quedó.
Nostalgia que hiere, presencia que mata;
yo mismo me siento que ya yo no soy
el que de ilusiones vivía encantado
y el alma reía por el corazón.

1 comentario:

  1. Me siento emocionada de que mi comentario haya provocado otro tan profundo y poético del señor Gravier. El poema "Pero no los boto" trajo lágrimas a mis ojos, porque siempre me sentí un poco ingenua, o ilusa, por preguntarme qué sería de mis muñecas, mis postalitas, los yaquis con los que jugaba, el velocípedo que me regalaron mis padres; nos dicen que son solo objetos, que lo material no cuenta, pero a veces, sobre todo cuando uno es niño, siente que esas cosas tienen un alma... y en secreto nos despedimos de ellas cuando tenemos que dejarlas ir, o hasta les damos las gracias por el servicio rendido.

    Este maravilloso escrito, y el poema, me recuerdan una canción de Serrat:

    Aquellas pequeñas cosas

    Uno se cree
    que las mató
    el tiempo y la ausencia.
    Pero su tren
    vendió boleto
    de ida y vuelta.

    Son aquellas pequeñas cosas,
    que nos dejó un tiempo de rosas
    en un rincón,
    en un papel
    o en un cajón.

    Como un ladrón
    te acechan detrás de la puerta.
    Te tienen tan
    a su merced
    como hojas muertas
    que el viento arrastra allá o aquí,

    que te sonríen tristes y
    nos hacen que
    lloremos cuando
    nadie nos ve.

    Gracias por compartir estas bellas ideas con todos nosotros.

    Giselle

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