lunes, 31 de octubre de 2011

Los verdaderos fantasmas de Santiago de las Vegas

por José Alberto Balido

Octubre 31. En esta noche tenebrosa en que cada vez más países celebran la fiesta de Halloween (cuyo nombre deriva de "All Hallows' Eve", o "víspera de Todos los Santos" en inglés), hemos recordado en años pasados los fantasmas, espectros y apariciones que compartían nuestras casas y calles en Santiago de las Vegas; al que tenga valor, le sugerimos pulse en el enlace para revivir esas historias escalofriantes.

Este año, sin embargo, quisiera hablar de los verdaderos fantasmas de Santiago de las Vegas, y no me refiero a los cuentos y leyendas de los viejos, producto quizás de la imaginación y de la falta de televisión, de una época en que las familias se reunían en la noche a la luz de un quinqué a hacer cuentos, porque no había nada más tentador que hacer; ni me refiero a aquellos caballeros que, según se cuenta, salían a la hora más oscura de la noche cubiertos por una sábana blanca para que nadie los reconociera, camino a la casa de alguna amante secreta.

Este año, quisiera dedicar esta víspera de Todos los Santos a conmemorar los fantasmas de Santiago que todos en algún momento hemos visto. Me explico. Nunca he podido caminar las calles de nuestro pueblo sin verlos: en el portal de Garrigó, frente al Parque Juan Delgado, allí, en ese histórico portal, veo dos jóvenes enamorados, llenos de ilusión, que comparten la exquisita dulzura de un primer beso. En ese momento quedó sellado por siempre el destino que me trajo al mundo, confirmando el amor entre mis padres, cuyo noviazgo floreció, como tantos en Santiago, en los paseos semanales por el parque. Aparto la vista, y desaparece la fugaz imagen; pero allí están, para el que sepa percibirlos, tan firmes en su sitio como la estatua de Juan Delgado, todos parte de la historia de nuestro Santiago.

Por la calle 4 va mi Abuela Nana caminando, cojeando quizás con su pierna mala, rumbo a la casa de su hermana Eva, esposa del alcalde Mino. No sé qué va pensando, o si los fantasmas piensan; pero sí sé que va feliz, porque está en su tierra, con su familia, todos unidos, todos cerca. Quisiera acercarme, poder decirle una vez más cuánto la quiero, pero la imagen se desvanece como el espejismo en los días de calor cuando te tratas de acercar.

Por otras calles del pueblo, una niña va recogiendo sobras de las casas para comida de cochinos: mi Abuela Alicia. Otra, feliz, va por la calle 17 recogiendo maravillas para hacer collares: mi mamá Consuelo. Un hombre, a la luz de la luna llena, que va por la línea del tren hacia la panadería donde trabaja en Rincón, porque no tiene dinero para la guagua: mi Abuelo Gabriel.

También veo cosas terribles: el día que mi Abuelo Balido se privó de la vida. Un niño corriendo hacia la vieja casa de la calle 2, un guante de pelota aún en la mano: mi padre. Oigo el llanto de mi abuela. Los consuelos de sus hermanas y vecinos. ¿Cómo no ver, al pasar por la puerta de la que fue mi casa, el féretro de mi abuelo en la sala?

Pero pasa el momento como una centella, y veo cosas felices también: cumpleaños, comelatas, Navidades, todos los momentos que hemos vivido, que de alguna manera han dejado su energía como una huella suspendida en el aire, y que sólo necesitamos saber cómo sintonizar para verla. Éstos son mis fantasmas, y no les temo: los celebro, los invito a que me acompañen por la vida, porque con ellos a mi lado, nunca estoy solo, ni lo estarán ellos. Mientras quede una persona que recuerde nuestros recuerdos, aún vivirán. De ahí en gran parte la razón de este sitio, el porqué, cuando el día es largo y el trabajo agobia, aún al final de la noche, hallamos un huequito para conservar nuestros recuerdos: porque los verdaderos fantasmas no son los que dicen "¡buu!" en una casa encantada; los verdaderos fantasmas son los que llevamos en el corazón, y nosotros somos su única voz.

¿Qué fantasmas lleva usted?

5 comentarios:

  1. Qué visión tan linda, original y personal de esta fecha... A veces, los fantasmas no son criaturas tenebrosas, como sugiere el autor, sino recuerdos hermosos o quizás hasta cotidianos, pero imborrables. Otras veces son dolorosos, pero por ser de personas importantes en nuestras vidas, tienen un lugar especial en el corazón.
    Creo que todos tenemos recuerdos así de nuestro querido Santiago; para los que lo dejamos siendo niños, estos cobran un carácter casi mítico, porque son parte de la tierra encantada del ayer, de "Había una vez..."
    En fin, demos gracias por esos fantasmas benignos que nos traen recuerdos inefables e imborrables.
    G

    ResponderEliminar
  2. No recuerdo como fantasmas los veo vivos con la ayuda de Ud. y Santiago en linea , alli quedo mi madre y quizas yo algun dia pueda pasear por las calles de Santiago dely llena de felicidad , delys41325@hotmail.com

    ResponderEliminar
  3. Mi Estimado que hermosa recopilacion de historias que me ha hecho recordar tambien a mis fantasmas que vagan en las calles de mi Santiago Querido

    Roberto Fina Caral Jr. roberto.fina@yahoo.com

    ResponderEliminar
  4. EXCELENTE HISTORIETA, MUY BONITA Y SENTIDA, MIS fELICITACIONES AMIGO BALIDO.

    TATA Y EVELIO CARBALLO

    barryft@hotmail.co.uk barryft@gmail.com

    ResponderEliminar
  5. Gracias a todos por sus amables palabras. Es algo que siento muy profundamente.

    ResponderEliminar

¡Bienvenido! En este espacio podrá publicar sus propios comentarios, recuerdos y anécdotas. Recuerde siempre poner su NOMBRE Y APELLIDO y su dirección de E-MAIL para que otros santiagueros se puedan comunicar con usted.