viernes, 20 de agosto de 2010

Tributo a José Joaquín Palma y Lazo

(Poeta laureado de Guatemala y eximio patriota de Cuba)

por Leonardo Gravier

El 17 de abril de 1951 fuimos con nuestro colegio a una parada en La Habana. Yo en ese tiempo estudiaba en el Colegio Academia Brito de Rancho Boyeros (incorporado al Instituto de Segunda Enseñanza de Marianao). Tal vez asistieran otros colegios de Santiago de las Vegas. La razón de la parada era una petición del Ministerio de Educación, en el gobierno del Presidente Carlos Prío Socarrás, para rendir honores a los restos mortales del poeta y patriota cubano José Joaquín Palma y Lazo.

Después de arduas negociaciones con el gobierno de la hermana República de Guatemala, el Presidente Prío -con un gran sentido patriótico como nieto de veterano de la Guerra de Independencia- había conseguido repatriar los restos del insigne patriota que había fallecido en Guatemala en 1911, donde vivía desde que había salido exiliado de Cuba en 1870. Palma era ciudadano guatemalteco puesto que había hecho de Guatemala “la tierra de su adopción y sus afectos”. No obstante, siempre insistió en tener su tumba en su natal Bayamo:

“Mas, ya que cercana zumba
la voz de la muerte helada,
te reclama
sólo un sauce y una tumba
cabe la villa sagrada
del Bayamo.

Cuba reclamaba un hijo para acoger sus restos mortales en la heroica Bayamo; Guatemala insistía en conservar en su seno los restos mortales de “su hijo adoptivo predilecto”.

Yo desconocía la trascendencia literaria y patriótica de José Joaquín Palma. Aún hoy, los cubanos no lo han reconocido como merece; y lo que es más triste, gran parte de los cubanos apenas lo conocen.

La petición del Ministerio de Educación se le hacía a todos los colegios de La Habana y términos municipales aledaños. Debían enviar, a la zona asignada a dicho colegio, el mayor número de niños para que parados a ambos lados del camino por donde pasara el cortejo fúnebre, rindieran honores al mismo con su presencia. A nuestro colegio le tocó hacer la parada en un tramo de la Quinta Avenida de Miramar. El armón de guerra, tirado por caballos y llevando el féretro (envuelto en la misma bandera cubana con la que había sido enterrado en el cementerio de Guatemala), partiría del Aeropuerto de Columbia y seguiría hasta el Capitolio Nacional. Iría custodiado por miembros del Ejército de la República. Una vez en el Capitolio se le rendiría honores por altos miembros de los poderes del Estado y por los veteranos; después regresaría al Aeropuerto para ser trasladado a un mausoleo en el cementerio de Bayamo. La comisión que recogiera los restos mortales del patriota dejaba en su tumba de Guatemala un sauce de recordación.

Yo nunca había estado presente en un acto tan solemne, y no sospechaba el efecto que produciría y el recuerdo que dejaría en mí. Como habíamos llegado temprano al lugar asignado, estuvimos riéndonos y conversando con las niñas de otros colegios. En un momento determinado se nos llamó al orden puesto que ya había salido el cortejo fúnebre.

Nunca he podido olvidar, a pesar de que ocurrió hace casi sesenta años, la emoción tan intensa que me produjo aquel episodio. El ruido de aquellas ruedas de madera y hierro del armón de guerra, el trote de los caballos y el silencio absoluto que se hiciera, me llenaron los ojos de lágrimas y me hicieron un nudo en la garganta. Nunca antes había sentido un amor más abrumador por aquella bandera cubana que cubría el ataúd. Me sentí abochornado de no haber conocido la historia de aquel hombre que fuera uno de los que luchara para que mi patria fuera libre e independiente.

Cuando regresé a mi casa, corrí a buscar en libros de historia o de poesía el nombre de José Joaquín Palma; encontré menos de lo que satisficiera mi curiosidad. Hoy quiero que aquellos que no tienen mucha información sobre aquel poeta ilustre tengan al menos una síntesis de la trayectoria de su vida por América. De José Joaquín Palma no se puede agregar más de lo que tan exquisitamente escribieran Martí, Rubén Darío y otros grandes de América.

He aquí su vida a grandes rasgos:

Nacimiento y familia

Nació el 11 de septiembre de 1844 en Bayamo, Provincia de Oriente. Hijo de Pedro Palma y de Dolores Lazo. Aparecen dos hermanos, Juan y Rosario. José Martí le da un saludo de patriota al llegar a New York acompañado de su hija América Ana.
 

Obra Patriótica
 
Conspiró desde los albores de la lucha contra España junto a Aguilera y a Maceo Osorio; Más tarde se unen a los grupos encabezados por Carlos Manuel de Céspedes, de quien fue casi un hijo.

Está presente en la reunión que comisionó a Pedro Figueredo (Perucho) a escribir la Marsellesa cubana para que fuera su himno nacional. Perucho le pone música al himno (La Bayamesa) y más adelante (sentado en la montura de su caballo) el mismo Perucho le pone la letra; al adoptarse La Bayamesa como Himno Nacional lo reducen de seis a dos estrofas. También Palma está presente en la misa donde se cantara por primera vez en Cuba, por jóvenes cubanas nuestro himno.

Pelea en la manigua junto a las tropas de Céspedes. Más tarde es comisionado por éste para reclutar combatientes. Recluta a Máximo Gómez en el Dátil con el grado de sargento.

Ante la amenaza por los españoles de tomar Bayamo, es el primero en incendiar su propia residencia. Fue tan efectiva su labor de reclutamiento que Céspedes lo comisiona para que marche al exterior a levantar fondos y ayuda económica de otros gobiernos, y a divulgar la rebeldía del pueblo cubano y su deseo de independizarse.

Viaja por toda la América, sobre todo Jamaica, New York y se establece en América Central. Trabaja con los gobiernos de Honduras y Guatemala (ambos países le otorgan la ciudadanía). Trabajó en las obras del Canal de Panamá.

Dio abrigo a los próceres cubanos exiliados en América Central. A Maceo lo acogió y protegió en Honduras y a Máximo Gómez en Guatemala (hasta lo mantuvo económicamente por largo tiempo). Ésto lo reconoció el Generalísimo cuando dijo: “…un hombre honrado no debe avergonzarse de admitir los favores de otro hombre honrado cuando la fortuna le sea tan adversa”.

Se cubrió de gloria al presentar la moción para abolir la esclavitud en Cuba. Ante la dubitación de algunos patriotas dueños de esclavos dijo la famosa frase: “Si en una Cuba esclava no puede haber hombres libres, en una Cuba libre no puede haber hombres esclavos”

Obra literaria

Escribió artículos patrióticos en el Cubano Libre y fundó el periódico La Regeneración de Bayamo.

Fue el autor de la primera biografía que se escribiera sobre Carlos Manuel de Céspedes.

Escribió muchísimos ensayos y fue un prolífico poeta. Publicó varios libros de poesía, uno de los cuales le envió a José Martí cuando éste le envió a Palma un ejemplar de su Ismaelillo.

Fue encomiado por los grandes escritores de América como Rubén Darío. Martí, con su prosa divina, lo elogió en artículos y cartas personales, donde lo nombró “poeta del hogar, poeta de la amistad, poeta de la patria”.

A la muerte de María Granados escribió un poema que motivó a Martí a escribir “La niña de Guatemala”.

Palma fue quien introdujo a Martí a las grandes esferas de la sociedad y del gobierno de Guatemala.

Su vínculo inquebrantable con la hermana República de Guatemala fue el que le diera la brillantez del poeta venerado por aquel pueblo: fue el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala (conocido por muchos por su primer verso: ¡Guatemala feliz!).

Mantuvo en secreto su autoría hasta poco antes de su muerte. En el concurso que citó Guatemala para darle letra al himno, cuya música era de Rafael Álvarez Ovalle, él envió la letra anónimamente. Ganó el concurso, se adoptó su letra pero él no reveló ser el autor. Sólo días antes de su fallecimiento lo confesó ante los poetas guatemaltecos que lo visitaban en su lecho de moribundo: Manuel Valle y Virgilio Rodríguez. Cuando el pueblo de Guatemala se enteró de que Palma era el autor de su himno, se aglomeró frente a su casa y le otorgó una corona de laurel hecha de plata. El poeta laureado, sin poder hablar, la recibió con lágrimas en los ojos. El concurso lo había ganado en 1896, lo reveló unos días antes de su muerte el día 2 de agosto de 1911.

El himno es considerado el segundo más bello del mundo según el Conservatorio de Milán. También Carlos Labin de la Sociedad Americanista de París y de la Musicología de Francia lo da como el más original de todos los que representan, en el continente americano, el patriotismo de cada nación.

Cuando se inauguró la República en 1902, José Joaquín Palma vino a los festejos de la nueva nación; después volvió en 1906 de visita.

1 comentario:

  1. Lo felicito por esta bellas palabras sobre un gran cubano, le que tengo que admitir que aunque tengo 61 años nunca habia oido nada de el
    ya que sali de Cuba a los 13 años. me imagino que habran tanto como el que no sabemos nada.
    hace poco lei un libro de un familiar mio y me quede asombrado de las cosas que hiso Tranquilino Sandalio De Noda, me gustaria si sabe algo sobre el lo pongas en su bella manera de escrivir. Gracias,
    Manolito Del Risco

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