miércoles, 25 de agosto de 2010

Los incendios en Santiago de las Vegas en la primera mitad del siglo XX

por Raúl Rodríguez Vega
con Carlos Valiente Romero

Entre los inolvidables recuerdos que guardo de mi niñez y juventud en nuestro Santiago están aquellos que traen a mi mente los incendios que de tiempo en tiempo ocurrieron en nuestro pueblo en la primera mitad  del siglo XX, los cuales también quedaron en el archivo de la memoria popular, y que cada cual puede narrar a la manera que los recuerde.

Los incendios que vienen a mi memoria son:

Tres que ocurrieron en el sector comercial, uno en un centro de investigación, y otro en una fábrica. Dos fueron de madrugada, dos a plena luz del día y uno finalizando la tarde. Para recordarlos hay que tener más de cincuenta años de edad.

En las investigaciones realizadas por este autor nadie pudo aclararme cómo comenzaron los siniestros.

Tienda "La Marquesita"

Esta popular tienda santiaguera localizada en la céntrica calle 13 entre 4 y 6, lindaba con la consulta y hogar del Dr. José Idael Torres O'Hallorans, popular galeno casado con la que fuera bondadosa dama santiaguera Sra. Elena Mora de Torres, recordada por muchos por su noble actuación en el magisterio local y su reconocida y piadosa labor como misionera católica-cristiana.

Los propietarios de La Marquesita en ese entonces eran los esposos de origen ruso y polaco (nacionalizados cubanos), Sr. David Solomiany y su gentil esposa Sarita Stokhamer. Tuvieron su único hijo Mario en Santiago de las Vegas, el cual, aún residiendo por muchos años en Puerto Rico, siempre expresa su gran orgullo de ser santiaguero al cien por ciento.

Es justo destacar que los Solomiany siempre fueron muy queridos por sus clientes, en especial Sarita que fue el alma de la tienda a tiempo completo.

David se cubanizó totalmente: fue presidente del Club Rotario local e importante socio del Club Atlético Santiago, cuyos salones a menudo frecuentaba compartiendo con todos como un santiaguero más.

Se puede agregar que en su momento La Marquesita fue la tienda más importante del pueblo, con varios empleados de ambos sexos.

En triste madrugada, las campanas de la Iglesia Parroquial tocaban a rebato:  La Marquesita estaba en llamas. Los santiagueros corrían hacia la tienda que era una antorcha; no quedó nada, fue destruido todo...

Los propietarios, como grandes luchadores que siempre fueron, se empinaron ejemplarmente y en el mismo lugar reconstruyeron nuevamente la tienda y La Marquesita siguió viviendo y como el Ave Fénix resurgió de sus cenizas.

¿Cuál fue la razón del incendio? Se desconoce.

Cafetería "La Ceibita"

En la esquina suroeste de las calles 13 y 8 estuvo por muchos años establecida una antigua y gran bodega de venta de víveres conocida por todos los santiagueros como la bodega "La Ceibita". Con el objetivo de ampliar su negocio, cruzando la calle en la esquina sudeste de 13 y 8, contigua a la popular tienda de ropa Mi Tienda, que en los años 1930 y principios de los 40 operaba la familia Rodríguez Urrutia, los propietarios de La Ceibita decidieron inaugurar un nuevo local, donde instalaron una moderna cafetería donde vendían batidos y otros refrigerios, usando el mismo conocido nombre, esta vez como Cafetería La Ceibita. En una madrugada de nuevo las campanas de la Iglesia Parroquial volvieron a tocar a arrebato: la instalación fue pasto de las llamas y se quemó totalmente... La cafetería no fue inmediatamente reconstruida, y quedó sólo el solar por muchos años totalmente abandonado. Tampoco en esta oportunidad se logró saber el origen de la candela.

La Bodega "La Cooperativa"

En la esquina de 11 y 8, frente al Casino Español, se instaló una gran bodega para la venta de víveres conocida en nuestro pueblo como "La Cooperativa", propiedad del Sr. Santiago Pérez Roque.


Una tarde casi de noche, siendo aproximadamente entre las 7 y las 8 p.m., con tremenda rapidez y a la vista de todos, el local se convirtió en una bola de fuego. No quedó nada en pie, y en el lugar no se volvió a edificar por mucho tiempo.

De acuerdo con el recorte de periódico donde hallamos la imagen más arriba, la pérdida fue de más de 47.000 pesos, y la bodega no estaba asegurada. También afectó a la residencia contigua del Sr. Manuel Castillo, quien sufrió la pérdida de ropas y muebles destruídos por las llamas.

Fuego en la Estación Experimental Agronómica

Entre las 2 y 3 de la tarde de un día laborable comenzó el fuego en algunos locales de este centro de investigación agrícola. La conocida sirena de la estación efectuó toques descompasados solicitando auxilio, reuniendo gran cantidad de trabajadores del lugar y otros vecinos del pueblo. El siniestro destrozó el techo de algunas naves, que después fueron reparadas en poco tiempo.

En este centro laboraban grandes investigadores como el sabio botánico cubano-santiaguero Dr. Juan Tomás Roig Mesa y los muy ilustres científicos, Ingenieros Julian Acuña Galé, Gonzálo Martínez-Fortún, Filiberto Lazo y Luis González Alfonso, todos ellos altamente reconocidos por su brillante trayectoria en este gran centro de investigación que siempre fue orgullo de Santiago de las Vegas.

Y en cuanto a la sirena de la Estación, como era conocida... ¿qué santiaguero no se orientaba por ella?, pues como muchos recordarán sonaba a varias y determinadas horas del día.

Fuego en el Despalillo de la "Cuban Land"

Este conocido centro de trabajo (abajo, en 1948), localizado en la calle 4 entre 7 y 9, lugar donde laboraban cientos de mujeres santiagueras, un medio día fue sorprendido por el inicio de un gran fuego. Recordemos que su materia prima era tabaco en rama para despalillar. De milagro no fue destruido el inmueble, gracias a la rapidez con que actuaron los trabajadores y voluntarios.

NOTA: En algunos de estos incendios actuaron bomberos de diferentes localidades que respondían a las llamadas de urgencia que se efectuaban desde Santiago. Recordamos la actuación eficaz del Cuerpo de Bomberos de los Cuarteles de Corrales y Magoon, que venían rápidamente desde la cercana capital (La Habana), y otros de los Departamentos de Bomberos de los vecinos pueblos como Bejucal y San Antonio de los Baños.

2 comentarios:

  1. El origen del incendio fue que ese día
    llegó un camión con muchas colchonetas. Se almacenaron y eso fue lo que produjo el siniestro, según las autoridades que investigaron. Yo tenía 6 meses y eso ocurrió en 1943.

    Papá se recordó que le tenía dado un cuarto a un sastre, el cual se cerraba por la noche. Aunque trataron de aguantarlo, Papá volvió al local en llamas y le salvó la vida.

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  2. Del incendio de la Marquesita no me acuerdo. Creo que todavía yo no había nacido o estaba muy pequeñín, pero siempre me hablaban de eso. De las campanas a la medianoche tocando a rebato y pasándose la voz de unos a otros ¡FUEGO EN LA MARQUESITA!. Contaban mis tías que se llamó por teléfono a la estación de bombeo del acueducto en Calabazar que era la que suministraba el agua a Santiago por aquella fecha para que potenciara el bombeo del agua.

    Me recuerdo del fuego de La Ceibita y también del fuego de La Cooperativa. De este último quiero comentar que ocurrió según recuerdo haberse dicho en aquellos días y abusando de la memoria, a consecuencia de un incorrecto proceder de uno de los empleados. Ese día en la tarde noche, se había cortado el fluido eléctrico. Para la fecha las bodegas abrían hasta horas de la noche. El empleado tenía una vela encendida para alumbrarse en la bodega. Un cliente llegó para que le vendieran una botella de alcohol o luz brillante para poner a funcionar un mechero o farol, y el empleado se dispuso a complacerlo yendo a los tanques de alcohol y luz brillante que siempre estaban juntos en alguna esquina de cualquier bodega de nuestro pueblo y para alumbrarse acercó la vela a la llave del tanque. Cuando abrió la llave el espíritu del combustible alcanzó la vela e inmediatamente se incendiaron los tanques.

    Fue uno de los más grandes e impresionantes fuegos que han ocurrido en Santiago hasta hoy. Junto con La Cooperativa se incendió también la casa contigua por calle 11, en la que habitaba un señor llamado Castillito, quién prácticamente no pudo salvar nada. Contiguo a la casa de Castillito residía el maestro Pedro Núñez y su esposa Aurorina. Esa casa era como un pequeño museo de antigüedades, y el pueblo temeroso de que el incendio se extendiera, extrajo de la casa del maestro Núñez todo lo que pudo colocándolo en la acera de enfrente (Cine y Dominica) para preservarlo.

    En este incendio además de los bomberos de Santiago, participaron los de Bejucal, San Antonio de los Baños y Güira de Melena, así como las fuerzas del Cuartel General de Corrales en La Habana, los que trajeron un carro de la última tecnología para la época que esparcía espuma en vez de agua y que fue lo que finalmente logró sofocar el incendio.

    Aquí también se pidió al Acueducto incrementar la potencia del bombeo y se utilizaron los hidrantes colocados en las calles 13 y 6, 9 y 6 y 11 y 12 para abastecer de agua a los bomberos.

    El General Balbuena, Jefe de los Bomberos en La Habana concurrió a supervisar el trabajo de extinción. Mi padre y yo fuimos testigos de ocasión, pues nos instalamos en el portal de la Farmacia de Juan Fina, donde trabaja mi padre, para poder desde allí ver el riesgoso trabajo de los bomberos y la incontrolada fuerza de las llamas.

    Para mí, que entonces era un muchacho de 10 u 11 años aquello fue todo un acontecimiento. Este incendio debe haber ocurrido en 1957 o 1958.

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