sábado, 1 de mayo de 2010

1948: Santiago de las Vegas pierde a un "sargento político"

por José Alberto Balido Hernández / Miami, Florida

Como en muchas partes del mundo, el 1° de mayo se celebraba en Santiago de las Vegas el Día del Obrero, honrando a aquéllos que lucharon por los derechos del trabajador, conquistando con su sangre y sacrificio beneficios que hoy aceptamos como normales, como la jornada laboral de ocho horas. Trágicamente, el 1° de mayo de 1948, un sábado como hoy hace exactamente 62 años, la fiesta en nuestro pueblo se pasmó ante la terrible novedad  que uno de sus queridos hijos, el “sargento político” José Alberto Balido Cobo, mi abuelo paterno, se había privado de la vida, o, como decían comúnmente, se “había dado un tiro en la cabeza”, en el baño de su casa en la calle 2 entre 9 y 11.

No puedo imaginar la magnitud del dolor y profundo trauma psicológico que este hecho le habrá causado a mi padre Ismael, quien entonces tenía sólo 16 años, y a quien la noticia sorprendió en medio de un juego de pelota. Ni puedo imaginar el sufrimiento de mi Tío Pepe y de mi querida Abuela Nana, Altagracia Pérez Álvarez (a la izquierda, en 1944), persona sencilla y dulce que la vida nunca preparó para tan duro golpe. ¿Qué habrá pasado por sus mentes? Si bien la muerte de un ser querido es difícil, ¿cuánto más no lo es el suicidio, y para colmo de males, en la misma casa? ¿Qué habrá quedado sin decir? ¿Qué preguntas sin responder? Jamás sabremos la historia completa, ya que tanto mi abuela como mi padre no hablaban mucho de ese fatídico día.

En una ocasión sí me contó mi abuela que esa mañana, Abuelo Balido se veía raro, como acongojado, y que él le dijo a ella que no almorzara. Que venía mal tiempo. Poco después, sonó el tiro que cambió el mundo de mi abuela para siempre. En otra ocasión me contó que el primer día de los Fieles Difuntos después de la muerte, ella fue a casa de su madre como solía hacer todas las tardes. Al regresar a casa ya oscuro, una vecina le dijo que había oído un gran estruendo saliendo de la cocina de Nana, como si alguien estuviera tirando todos los platos y cubiertos al piso. Pero al entrar, todo estaba en su lugar. También me contó que, ya viuda, varias veces vio en la oscuridad una luz roja que “caminaba” por el piso de la cocina. Ella y sus hijos, mi padre y Tío Pepe (José Alberto Balido Pérez), buscaron por todas partes a ver si encontraban su causa, pero jamás la hallaron. ¿Coincidencias? Quizás. Pero cuento no, porque mi abuela Nana no era cuentista, y mucho menos con un tema que para ella resultaba delicado.

De la fecha me enteré en un paseo con mis padres por el Conservatory Garden del Parque Central de Nueva York hace unos años. Nos habíamos sentado en un banco a contemplar los miles de tulipanes, rosas, cerezos y otras flores que desplegaban en aquella tarde soleada su esplendor de primavera. Reinaba el silencio – algo poco usual en la familia Balido – hasta que mi padre, con voz apagada y la mirada perdida en la distancia, dijo: –Hoy es primero de mayo.

–¿Y qué? –le pregunté, como quien dice, “¿Y a qué viene esto?”

Mis padres intercambiaron una mirada. –Hoy se mató tu abuelo –dijo.

No insistí. Sabía que el tema no le agradaba.

Cuando sí hablaba con gusto de su padre, era para contar las hazañas, travesuras y ocurrencias por las cuales “Balido”, como todos conocían a mi abuelo, era famoso. La vez que pasearon a “Pelayo” por el pueblo en pañales en un carnaval, y mi abuelo, vestido de mamá, le daba a beber de un biberón. La lucha libre que llevó a Santiago. El espectáculo que montó en el Teatro Popular del C.I.R. tras la visita del reconocido mago Richardini: el mago santiaguero Pichardini (Pelayo, una vez más), quien deleitó al publicó con su serrucho de cartón. Son tantos los cuentos, que muchos se me olvidan; pero, sin duda alguna, José Alberto Balido Cobo fue conocido más que nada por su incansable labor política por el Partido Liberal, tanto que en un periódico de la época dijeron de él:
Hay muchos “sargentos” políticos, pero de muy pocos se puede decir: es UN SARGENTO.

Y José Alberto Balido Cobo, verdadero afecto y gran amigo del Presidente-Líder del Comité Parlamentario Liberal de la Cámara de Representantes Dr. Radio Cremata, querido jefe nuestro, es eso: “UN SARGENTO”.

Ninguno como él para desplegar un cúmulo de labor política por un partido y en especial por un candidato. Con ello, como es natural, contará el candidato a la Alcaldía de nuestro Partido Liberal; con ello contará también, el senador Dr. Ramón Zaydín que aspira a reelegirse como Senador; no es posible que no contara con este valioso aporte nuestro Jefe el Dr. Radio Cremata, que aspira nuevamente a Representante a la Cámara por la Habana; y no se puede dudar que contará de una manera intensa y responsable, su amantísima esposa la Sra. Altagracia Pérez Álvarez, a quienes todos conocemos y a la que con afecto y respeto le llamamos “Nana”, que fuera proclamada candidata a Concejal, en la Constitución de la Asamblea del Partido Liberal en este término.

Ésa era la tarea de nuestro compañero Balido para la campaña de las Elecciones de 1944; y nos dará la razón, de lo que de él decimos: “ES UN SARGENTO”.
No sé qué demonios o pasiones habrán llevado a mi Abuelo Balido a su violento fin. Quizás la diabetes lo privó de la razón, como han dicho algunos. Jamás sabremos la verdad. Sí sé que sus acciones dejaron largas huellas en nuestra familia, que aún hoy, silenciosamente, repercuten en nuestras acciones y decisiones. Es muy tarde ya para un obituario; sólo puedo decir que espero que mi abuelo, a quien nunca conocí, haya encontrado la paz que en la Tierra no conoció.
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14 de mayo de 2010
OBITUARIOS
por Arsenio J. Alemán Agusti
Nota del Editor: A pocos días de publicar el artículo sobre la muerte de José Alberto Balido Cobo el 1 de mayo de 1948, recibimos de nuestro estimado amigo Arsenio el siguiente escrito, en el cual reproduce el texto íntegro de obituarios publicados en la prolífica prensa santiaguera de la época. Nuestro eterno agradecimiento a Arsenio por su amable gesto.
 

Si hoy resultara tarde para un obituario, no lo fue para la sociedad santiaguera que en aquellos momentos supo reflejar el dolor de la familia Balido y de todas las personas que le habían conocido, publicando entonces los siguientes obituarios:
“Géminis”, en su edición del domingo 9 de mayo de 1948,  Época 2ª., Año XI, No. 353
En la pasada semana falleció repentinamente, quien fuera destacado político y gran amigo de todos, José Balido Cobo.
Su muerte llenó de consternación a la sociedad santiaguera, donde supo granjearse tantos afectos y cariños, constituyendo su sepelio una sentida manifestación de duelo.
Reciban su inconsolable viuda Sra. Altagracia Pérez y sus hijos Pepe e Ismael, el más sentido pésame de este semanario.
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“Libertad”, en su edición del sábado 8 de mayo de 1948, Año 1, No. 6
José Valido* Cobo
Honda pena ha causado en nuestra población el fallecimiento del destacado sargento político José Valido Cobo, quien fuera en todo tiempo ejemplar y magnífico ciudadano, que por sus méritos, supo siempre captarse el cariño de todos.
La muerte de Valido nos sorprendió sobremanera.  El liberalismo santiaguero pierde uno de sus más grandes hombres, que se mantuvo fiel hasta sus últimos momentos de existencia al lado de sus amigos.
El acto del sepelio dio una demostración fiel del cariño, aprecio y distinción que se hizo merecedor a través de su manera de ser para todos y su línea de conducta inquebrantable al frente de sus ideales políticos.
Llegue hasta su atribulada viuda, su hijo Pepito y demás deudos la expresión más honda de nuestra sentida condolencia.
Descanse en paz.
*Se respeta la ortografía del original.
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 “Antorcha”, Año 3, No. 7, 30 de mayo de 1948
JOSÉ BALIDO COBO
También dejó de existir en esta ciudad recientemente el conocido sargento político José Balido Cobo, quien gozaba de gran estimación en nuestra sociedad.
Su muerte ha sido sentida por toda la población que de veras lo querían.
Reciban sus familiares nuestro más sentido pésame.
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 “Heraldo Santiaguero”, Etapa 4ª.,  Año 19, No. 99, del 29 de mayo de 1948
La Sra. Altagracia Pérez, Vda. de Balido, en unión de sus hijos Pepe e Ismael nos ruega por este medio hagamos llegar al Representante Radio Cremata y a la sociedad santiaguera en general, el testimonio de su imperecedera gratitud por las muestras de simpatías que le dieron en los momentos dolorosos al perder a su idolatrado compañero, el destacado sargento político José A. Balido.  Nana y sus hijos Pepe e Ismael en su dolor se vieron acompañados de las palabras de aliento y condolencia de la sociedad santiaguera.
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Como ves, los valores de tu abuelo fueron resaltados con extrema precisión, valores que trasladó a sus hijos y en los cuales hoy se fundamentan también sus nietos. Familia querida y apreciada por todos en nuestro Santiago. No hubo una crónica roja. Se observa el tacto y la delicadeza y el respeto demostrado a tu abuela y a tu padre y tío al soslayar las causas del fallecimiento y a 62 años se siente la consternación que provocó el hecho y a su vez la admiración por él.
Pero ya que también mencionaste las hazañas, travesuras y ocurrencias de tu abuelo, me imagino que debieron ser muy buenas como para que en algún periódico local, allá por la década de 1930, y queriendo dejar temprana constancia de qué EPITAFIO debían tener algunos de los mejores hombres de nuestro pueblo de aquel entonces, a él, conocido por su estatura y corpulencia, le dedicaran  el siguiente:
BALIDO
Murió de Administrador
Se nos murió, sí señor…..
Era bueno, grande y noble;
Su muerte fue un gran dolor
(nos costó la caja el doble).
Cómo bien dices, nunca se sabrá la verdad de qué lo llevó a esa lamentable decisión. Pero la única verdad, la que tienes que saber, es que fundó una familia de bien y que tanto él, como tu abuela y sus hijos Pepe e Ismael gozaron de la estimación y aprecio de la sociedad santiaguera, que hoy, gracias a esa indiscutible iniciativa de tu familia, se mantiene viva gracias a Santiago de las Vegas on line.

5 comentarios:

  1. Cuántos recuerdos, y cuántas emociones...
    Creo que es importante para una familia recordar todos los momentos, los buenos tanto como los más difíciles y dolorosos, porque eso nos lleva a reflexionar sobre lo que pasaron esos seres queridos, y a comprender de donde viene, qué los afectó y por qué muchas veces sienten o actúan de alguna manera que quizás las generaciones más jóvenes no entienden.
    Mi abuelo Balido fue todo un personaje, sin duda, y mi abuela Nana fue un angelito en la tierra. De esa alquimia surgió un ser tan maravilloso como mi padre, Ismael, un hombre honesto, bondadoso, responsable, amoroso, trabajador (no recuerdo un solo día que faltara al trabajo!), siempre con el chiste a flor de labios. Vivo orgullosa de él.
    Giselle

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  2. LA TRAGICA MUERTE DE BALIDO

    A principios de 1947, mi padre le compro a unos chinos la fritureria de la calle 2 esquina a 11, alli comenzo a trabajar Antonio Vigoa, mi primo, y como era de esperar el grupo de peloteros con quienes jugaba el, fueron apareciendo Ismael, Cuco, Teto, Tato, Viti y otros, que ahora no recuerdo sus nombres, de esas reuniones sali yo como cargabate de la novena, y entre ellos el mas formal era Ismael, al cual mis padres confiaban mi cuidado en los juegos, al lado de la Escuela Tecnica de Mujeres y entrada del Aeropuerto.
    Por esa relacion con Balido de tarde en tarde visitaba su casa muy cerca de la mia.
    Aquel dia tan tragico para la familia Balido, me encontraba sentado en el quisio de la puerta con Panchy, el hijo de Garcia, el Policia que vivia, en los altos de la Bodega de Emilio, el chino. Estando alli vimos correr a Meño, el hermano de Balido, y su hermana Lulo la madre de Beda, tras ellos corrimos nosotros hasta la puerta de los Balido, y alli supimos la tragica noticia.
    Velorio y entierro acompañamos la novena a nuestro querido y muy afligido Ismael, pues este queria entrañablemente a su padre.

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  3. Muy interesante historia de uno de los singulares personajes de nuestro querido pueblo. Me recuerdo que José Alberto "Pepe" Balido y Cobo vivía en la Calle 2, al doblar de donde yo vivía en la Calle 11 casi esquina a 2, al lado de la bodega de Emilio Chong. El era una persona algo gruesa (cariñosamente sus amigos le decían "el gordo Balido") y algo escaso de pelo. Era muy alegre y saludaba a todo el mundo con una sonrisa. Pasaba frente a casa con frecuencia pues al lado nuestro vivía Emilia Cobo Casals (su madre) y su hija Lulo (Lutgarda). Por cierto que, si mi memoria no me falla, creo que la persona que hacía de bebé en pañales en la comparsa que se menciona no era Pelayo el de la Bocina. Estoy casi seguro que era Arturo "Arturito" Cobo, otro de los "muchachos alborotados" del pueblo y emparentado con Balido. La familia Balido tiene que estar muy orgullosa de José Alberto Balido Cobo y de su hijo Ismael, q.e.p.d., ambos hoy reunidos en el Cielo. José R. Garrigó

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  4. En aquella época mi familia vivía en la mitad norte de la casa de los Balido, que su propietaria Emilia Cobo Casals, madre de José Alberto Balido Cobo, había subdividido para alquilar. Tengo entendido que esa casa había sido de Santa Casals, la madre de Emilia, y por su techo de tejas (en vez de placa) y por estar en la antigua calle de La Habana (como se conocía la calle 2 en la época colonial), podemos suponer que se trataba de una de las casas más antiguas de Santiago.

    Por ser vecinos y estar presentes ese fatídico día, nos tocó a mi padre y a mí ser los primeros en hallar a Balido. No puedo expresar lo que sentí, ni deseo volver a vivir esos sentimientos. Aún hoy, 62 años después, prefiero no hablar del hecho.

    Yo también experimenté los fenomenos extraños que cuenta José Alberto Balido (nieto) en su escrito y les digo.....una noche estando yo solo en la sala de mi casa, alrededor de las 9.30 p.m., sentado en un pequeño buró que tenía y que estaba en la esquina anexa al tabique divisorio de madera y donde hacía mis tareas escolares, en ese entonces ya en el Colegio Wesley, creo sería a finales de 1949, mis padres habían ido cruzando la calle hasta casa de abuela al costado de la 11 o Calzada de Managua, junto con mi hermano Guido. Mi abuelo Monguito no estaba tampoco. La casa de Nana estaba vacía: Ismael y Pepe estaban fuera, y Nana acostumbraba a ir después de comida hasta la casa de su hermana Cuca y su mamá Finita Álvarez (un angel de Dios)...... Pues bien,
    con la sala de Nana del otro lado del tabique completamente a oscuras, y yo alumbrado solo
    con la lamparita del buró.......escuché un gran ruido que venía de la sala de Nana, como alguien que estuviera moviendo o arrastrando muebles y cosas que se caian al piso pero de una manera estruendosa....... todavía hoy cuando delante de mí se produce ese movimiento de objetos en cualquier lugar que me encuentre, me viene como una especie de "flashback" el recordarlo.

    El susto fué tan grande que salí corriendo para casa de abuela. Mis padres vinieron de vuelta conmigo y comprobamos que no había nadie en casa de Nana. Después cuando ella regresó chequeamos que todo estaba en orden en su casa, todas las puertas que iban para el patio cerradas, y saben qué.....entre nuestra familia todo el mundo, mis padres, mi hermano y mi abuelo cada uno procuraba no quedarse solo en esa casa, y mucho menos de noche.......el hecho nos dejó bien impactados.

    Ya a finales de 1955 nuestra familia se mudó para la calzada de Managua esquina a pasaje B., a la casa que nos hizo el Banco Garrigó...... y nunca supimos qué fue la causa de aquel terrible y extraño ruido.

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  5. El tal "Meño" que menciona Jorge Marrero, era hermano de el Gordo Balido. No era muy alto en estatura y los bromistas de mal gusto le llamaban y muchas veces anonimamente cuando lo veian de lejos le gritaban "Meño Bola'e Brillo", y el se ponia super-bravo, el problema era que siendo practicamente calvo de pelo y con una frente muy ancha, y se ponia como una vaselina en el craneo que decia que era para que le creciera pelo y se le corria por la ancha frente que le brillaba intensamente y mas aun al sol....

    Meño era una figura muy jovial y cómico....yo creo que de todos los hermanos Balido era el mas consentido de Emilia Cobo. Que Dios los tenga a todos en la Gloria.

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