domingo, 26 de julio de 2009

La trágica historia de "El Kimbo"

por Raúl Rodriguez Esto que narro fue una gris etapa vivida en Santiago de las Vegas a finales de los años 30 del pasado siglo; no conocí al personaje, pero la tradición oral así lo refleja. El "Kimbo" era un negro de más de seis pies de estatura y más de 200 libras de peso. Era guapetón y presumía de repartir galletas a cualquiera; le cobraba el barato a algunas gentes cogiéndole el dinero, alegando que era para brindarle protección. Comía en las fondas del pueblo y no pagaba, además de tener algunas casas de gente pacífica y bien económicamente donde comía o almorzaba sin invitación alguna. La gente del pueblo lo evitaba, pues según plantean hasta los militares le temían. “El Kimbo” campeaba por su respeto; era el ogro del pueblo, pero a todos les llega su día y su ultima guapería fue con un pacífico santiaguero cuyo nombre no recuerdo. Así las cosas, el pacífico santiaguero por alguna razón discutió con el Kimbo y éste, como acostumbraba abusar de los supuestos más débiles, con mucho alarde y guapería barata, gritó a voz en cuello para que todos lo oyeran que lo mataría, que estaba ofendido y que no lo quería ver más en Santiago de las Vegas, siendo la sentencia final que o le entregaba dinero, o moriría. El pobre hombre, al parecer, no tenía salvación posible. Ante tantas amenazas, como es natural, el hombre acudió ante las autoridades y planteó su situación, ya que corría peligro su vida, y las autoridades lo orientaron. Al día siguiente, transitando el hombre cerca de las calles 11 y 6 le salió a su encuentro el Kimbo, que parecía una fiera (pensando, sin duda alguna, coger “mangos bajitos”). El amenazado no titubeó ni por un instante, ni le tembló la mano cuando de su revólver sonaron dos disparos que impactaron en la humanidad del agresor. El gran y temido Kimbo cayó al pavimento. Por demora al socorrerlo, fue cadáver lo que llegó a la casa de socorro. En el juicio se aplicó la defensa propia por los antecedentes penales del muerto, y no cumplió condena el presunto matador. La versión popular, sin embargo, es algo diferente: al hablar el amenazado con la policía, éstos prometieron brindarle protección. El día de los hechos, situaron francotiradores en la azotea del Ayuntamiento y en algunos tejados aledaños, siendo éstos los que verdaderamente le dispararon al Kimbo. Y luego, al caer el malhechor, nadie lo quiso ayudar para que muriera y por fin llegara la tranquilidad al pueblo. Así termino la triste historia del Kimbo, al menos la versión que yo conozco; quizás alguien tenga más que decir.

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Ampliando sobre el facineroso “Kimbo”
por Carlos Valiente Romero / Tampa, Florida El facineroso personaje "El Kimbo", aparte de los "atributos" que se desglosan en el escrito de Raúl Rodríguez, era principalmente conocido entre la juventud masculina (teenagers), como un depravado que, según las historias, bajo amenazas pretendía y algunas veces conseguía, violar jóvenes y menores a los que mantenía en su control bajo intimidación. Éste es el caso de la historia de marras. Los hechos ocurrieron en nuestro pueblo circa 1935 o principios de 1936, siendo alcalde de facto el Teniente del Ejército de apellido Busquet, que según escuché muchas veces era un pundonoroso militar que ejerció su interina posición con gran efectividad en aquellos "tiempos revueltos" que sobrevinieron a la caída del gobierno dictatorial de Machado agravado, aun más, por la crisis económica mundial de los años 30. El joven de la historia y “ejecutor” del Kimbo era de una familia de apellido Díaz muy conocida por su establecido buen nombre en todo nuestro pueblo. El hecho, como se narra, efectivamente ocurrió en la calle 11 casi esquina 6, para ser exactos en la acera de la Farmacia Santa Mariana del Dr. Juan Fina y como se relata por la versión popular la intervención del Teniente Busquet y algunos militares bajo su mando eliminó para siempre a este maligno y corrupto “guapetón” ...... despreciable figura de nuestra sociedad de aquellos tiempos.
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Nota del editor: De Santiago de las Vegas nos han llegado más detalles del caso, basados en charlas con personas que recuerdan si no la época misma, los primeros rumores al respecto del caso del Kimbo. Dicen que fue en la misma estación de policía donde le entregaron el revólver al muchacho, pero que fueron, como cuenta Raúl Rodríguez, los francotiradores los que le dispararon al Kimbo, quedando así absuelto el joven. Dicen además que el Kimbo tenía mala reputación moral, siendo de dominio público que tenía la afición o el gusto de sostener relaciones con los homosexuales del pueblo, y acosaba sexualmente a los muchachones bonitillos. Presumiblemente ésa era la causa de la obstinación que presentó frente al muchacho del relato, ya que lo deseaba y tenía al muchacho desvelado. Eso, además de todo lo descrito en el relato, puede haber sido una de las principales razones por la que la Policía decidió acabar con el Kimbo y también de que el hecho en sí mismo resultara más que una conmoción, un alivio para el pueblo. Es interesante, y quizás revelador, notar que en los documentos de la época disponibles en la biblioteca en Santiago, no aparece nada sobre este hecho; quizás lo hayan silenciado, o no hayan llegado recortes a nosotros por pérdida, destrucción o falta de conservación. No es una historia ni bonita ni feliz, pero es una parte más de la historia de nuestra ciudad. Y aunque a la luz del siglo XXI y de una sociedad democrática no deja de ser repugnante la práctica de ajusticiar a alguien sin previo juicio, más repugnante, evidentemente, era el comportamiento del Kimbo. El propósito de Santiago de las Vegas en Línea no es juzgar a nuestros antepasados; es simplemente grabar, para hoy y para mañana, cómo fue la vida en nuestro querido Santiago.

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con el editor de que la historia no es nada bonita pero si tuvo un final feliz.
    El Kimbo,....estubo bien "kimbiado".
    Ricardo Rivas poti

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  2. La historia real es la que desde lo alto del ayuntamiento un granco tirarador puso fin al egro guapeton que cobraba al barato pero despues de el surgieron otros, como el niño prodigo, Arildo Nuñez que cuando se emborrachaba se combertia en abusador, saludos balido cejas Coy El Magnifico periodista de las Vegas.

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  3. Creo que para resumir podemos agregar unos refranes[inevitable herencia española en nuestro pais], que retratan este triste hecho de nuestro querido 'Terruño' : "El que mal anda, mal acaba", o "Quien siembra vientos recogera tempestades". y tambien despierta en mi memoria una popular cancion en la Cuba de mis años mozos : "Pedro Navaja" que interpretaban el panameño Ruben Blades con el grupo de Willy Colon.
    E. Carballo[Hijo]barryft@hotmail.co.uk

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