jueves, 5 de febrero de 2009

Mis Recuerdos del C.I.R.

por Jorge Marrero

Asocio el Centro de Instrucción y Recreo con el Bar de Celestino, pues cada vez que me llevaba mi tío Mario a la tanda del Teatro Popular, me llevaba a comprar bizcochitos en el Bar de Celestino.

Con el tiempo y por razones de que mi primo Ubaldo Vigoa jugaba en el team de volley-ball del Centro, junto a algunos jugadores de aquella lejanísima época, puede ser más o menos los principios de la década del 40. Era en la misma acera donde vivía, calle 4 esquina a 9, frente a la Cuban Land, creo si mal no recuerdo, casi llegando a la calle 7, el Centro poseía un local donde se practicaba el volley-ball, y allí me llevaba mi primo a verlos jugar. Recuerdo allí a Tomás Pérez, al hermano de Sisi Lopez, el fotografo, y a otro joven de aquella época que vivía en calle 9 al doblar de mi casa; puede ser de la familia Cremata, hijo o sobrino del actor Armando Cremata.

1950: el equipo de volley-ball del C.I.R., con el alcalde Benjamín Rodríguez Camero ("Mino").

El otro recuerdo en mi mente fue el velorio del Coronel Martín Marrero, en el Salón de los Asociados. Ha sido imborrable.

Otro recuerdo que aflora a mi senil mente fue la larga discusión aquella larga noche donde los asociados discutimos el proyecto de construcción del cine. Esa noche yo manejaba uno de los micrófonos, y recuerdo que cuando un asociado que estaba en contra de la construcción del añorado cine iba a hablar, yo pisaba el cordón para que no le llegara, sobre todo a un personaje del pueblo que era uno de los oponentes. Éste, al ver que no podía alcanzar el micrófono, me espetó: "¡Oiga jovenzuelo, suelte el micrófono……!" Los puntos suspensivos fueron una palabrota, por lo que el que presidía la reunión le llamó la atención y le quitó en ese momento la palabra.

Recuerdo igualmente cuando se inauguró el nuevo y bello local de la calle 11. En la placa conmemorativa de los fundadores aparece mi tío Andrés Marrero, el mayor de mis tíos abuelos.

Son ideas dispersas que me vienen a la mente y trato de hilvanarlas y darles cierta logicidad.

También recuerdo un escrito mío en la Revista del Centro en honor de la Escuela Pública No. 2, de su Director, Maestros y Conserjes, y que titulé “La solariega casona de la calle 8”.

A finales de 1958, se celebraban las elecciones para elegir la nueva Directiva, en medio de los difíciles momentos que se vivían en Cuba. Patrociné una candidatura en la cual invertí no sólo algo de mi pobre economía, sino que puse todo mi esfuerzo en ella, pues aspiraba a presidente Buenaventura Rodríguez (Venturita), mi socio-hermano, contra Melvin Ledo. Éste último ganó, y cuando fue a designar las Comisiones me nombró, por ver mi tesón trabajando en contra de su candidatura, presidente de la comisión de Recreo y Adorno. Ésa fue la última Directiva que presidió aquella noble institución, que dio cabida en su seno a la Escuela Superior, de donde salieron tantos jóvenes que han sido orgullo de nuestro pueblo.

1 comentario:

  1. Jorge.leyendo tu escrito sobre tus recuerdos del CIR , me entero que tengo un familiar que fue fundador de esa historica institucion Santiaguera de la que yo fui miembro el ultimo año de su existencia.
    Segun puedo ver ese señor Andres Marrero era hermano de mi bisabuelo por parte de mi madre.
    Llamame para conversar al respecto.
    Ricardo Rivas (poti)
    RRivas311@yahoo.com

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